Luces
No ha llegado diciembre y ya cuelgan de nuevo los tendidos eléctricos navideños dispuestos a iluminar las fiestas del consumismo por excelencia, esas que se han construido alrededor de una celebración cristiana que se inventaron para ahogar la conmemoración pagana del solsticio de invierno. En Nantes, bajo impulso municipal, un colectivo de artistas ha decorado la ciudad con una propuesta diferente y multicultural, con nuevos personajes como una Mamá Noel que ha hecho temblar a los garantes de la tradición, a los defensores del Papá Noel orondo y de barba cana, el de toda la vida desde que la piadosa Coca Cola lo vistió de rojiblanco para un anuncio publicitario hace cerca de un siglo. Tal es la afrenta, que un grupo de ciudadanos apostados en TikTok ha sacado su artillería para combatir esta nueva «Navidad fea» y reivindicar la verdadera, la de las guirnaldas luminosas sobre las calles, la de las bolas brillantes colgando en los abetos, la del espíritu de la paz, de la hermandad, de la bondad y, sobre todo, de la felicidad inundando regiones enteras. «No me toquen la Navidad», reza una de las pancartas de unos indignados tradicionalistas. Serán, como dicen, «apolíticos y aconfesionales», pero se les adivina una mente oscura. Porque luces, manifiestan pocas.