Un perro, cuyo nombre es simplemente “Perro”, experimenta una gran soledad hasta que encuentra un compañero. La conexión que desarrollan transforma por completo su existencia, son felices. Sin embargo, una fatídica excursión los separa de manera irreversible. Solo queda la esperanza de un reencuentro, que eventualmente da paso a la aceptación de la pérdida. La simplicidad de esta historia se presenta con una sinceridad profunda, sin recurrir a la penumbra o subrayados emocionales. Destaca la entrañable naturaleza de los propios personajes, quienes, con trazos de línea clara, logran expresar una amplia gama de emociones.

PERRO Y ROBOT

“Robot Dreams” elude la estructura maniquea de héroes y villanos para culpar a alguien de nuestras desgracias. A cambio, Pablo Berger ha apostado por la poesía visual y sonora, todo ello a través de una animación tradicional que captura la esencia de la obra original de Sara Varon. La respuesta a la gran melancolía que sufre Perro llega a través de un anuncio: un amigo robot a piezas. La llegada de su nuevo compañero llena de esperanza sus días. El nacimiento de la relación entre Perro y Robot se desarrolla con actividades cotidianas en la bulliciosa Nueva York, respaldada por una destacada banda sonora que captura la esencia de la ciudad. No obstante, un día de playa, Robot se oxida y queda inmovilizado en la arena y Perro no puede rescatarlo, y su separación se vuelve inevitable. La historia se desvanece en el solitario abandono de Robot, quien sueña con el anhelado reencuentro, dando lugar a secuencias animadas que exploran la riqueza de la imaginación y nos recuerda la soledad que sentimos entre la multitud.