E. GALANTE (EFE)
WASHINGTON

La comunidad latina en EEUU, víctima de la violencia con armas

Los latinos se han convertido en una de las comunidades más golpeadas por la violencia con armas de fuego en EEUU y, al mismo tiempo, son blanco de la industria que la sustenta y que se afana, con campañas y promociones, en lograr más compradores entre este colectivo.

Supervivientes de violencia con armas y activistas participan en una vigilia en Washington.
Supervivientes de violencia con armas y activistas participan en una vigilia en Washington. (Nathan HOWARD)

Las muertes de latinos por armas de fuego en Estados Unidos casi se han duplicado en una década. En 2021 (último año del que hay datos), llegaron a las 5.741 personas, mientras que 10 años antes eran 2.947, según el Violence Policy Center (VPC). Además, según la organización, tienen más probabilidades que los blancos de morir por disparos.

Entre los factores que explican el aumento de la violencia con armas de fuego entre los latinos está el propio esfuerzo que la industria armamentística ha hecho en los últimos años para seducir a los latinos a medida que su presencia ha ido aumentando y que ya suponen casi una quinta parte de la población de EEUU.

Una presión del lobby armamentístico se suma a otras causas más estructurales relacionadas con las agresiones con armas como, por ejemplo, la violencia policial contra algunas comunidades, derivada del racismo sistémico que existe en el país

«Las comunidades latinas experimentamos violencia y terror todos los días; tenemos normalizado que podemos ser matados con una arma», afirma en una entrevista con Efe una de las coordinadoras de la red de supervivientes Crime Survivors for Safety and Justice, Michelle Monterrosa, hija de argentinos y hermana de una víctima de violencia.

DE DEMONIZADOS A ANHELADOS

Tal y como refleja el estudio de VPC, la industria armamentística está lanzando una campaña dirigida a los hispanos y a otras minorías para aumentar la venta, por un lado, y el apoyo al movimiento proarmas, por otro. «La base tradicional de consumidores hombres blancos) está envejeciendo y muriendo y necesita reclutar nuevos clientes para contrarrestar la disminución de su número de afiliados», explica el fundador y director ejecutivo del VPC, Josh Sugarmann.

Resalta el hecho de que el movimiento proarmas siempre ha tratado de «demonizar» a las comunidades afroamericana y latina, y ahora las necesita para mantener sus ventas. La vicepresidenta de Asuntos Gubernamentales y Políticos de Giffords, Vanessa Gonzalez, subraya que, para atraer a su público objetivo, utiliza «el miedo y la desinformación» basándose en la «falsa creencia» de que si tienes un arma a tu disposición tienes más protección.

En la misma línea, Sugarmann advierte del «bucle peligroso» que provoca el fácil acceso a las armas, que aumenta su oferta y a la vez genera una sensación de necesidad cada vez mayor.

Los expertos creen que también influye la violencia policial, que suscita una «carrera armamentística entre la población civil y las fuerzas del orden». Michelle Monterrosa, una de las hermanas de Sean Monterrosa, que murió en junio de 2020 después de ser disparado por un policía de Vallejo (California), denuncia que no existe la rendición de cuentas para las fuerzas de seguridad estatales, protegidos aún en muchos estados por la ley.

Durante unas protestas por la muerte del afroamericano George Floyd -también por violencia policial-, su hermano Sean murió por cinco disparos realizados por un agente.

Monterrosa critica el «amparo inalterable» que brinda la Declaración de derechos de los agentes (Leobr), que tiene el objetivo de proteger a los policías de «enjuiciamientos derivados de su conducta en el ejercicio de sus funciones» a partir de privilegios basados en las garantías procesales.

BAILE DE NÚMEROS

Alerta de que los latinos están en un «limbo» que muchas veces no los reconoce como víctimas.

Al respecto, VPC avisa de que las limitaciones en la recopilación de datos por parte de organismos públicos, que en muchos casos reportan la raza, pero no el origen étnico, pueden estar provocando una «infrarrepresentación» de los latinos entre las víctimas de armas de fuego.