EDITORIALA

El poder empresarial sigue acumulando riqueza

Al principio del año Intermon Oxfam suele publicar un informe sobre la evolución del reparto de la riqueza en el mundo. El que presentó ayer vuelve a corroborar que la tendencia hacia un aumento de las desigualdades es cada vez más acusada. El dato que quizás mejor sintetiza esta tendencia es que los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado su riqueza en los últimos cuatro años, mientras que, en el otro lado de la escala, 4.800 millones de personas -la mayoría mujeres, personas racializadas y excluidas- son más pobres que en 2019. La conclusión es clara: el crecimiento económico no solo no sirve para mejorar la situación de los más pobres, sino que además la empeora. Una constatación que vuelve a poner de relieve que el actual sistema económico mundial es, además de socialmente injusto, económicamente ineficiente.

Otro aspecto relevante del informe es que la brecha en la acumulación de riqueza tiene un componente geográfico muy marcado: el Norte global, con el 21% de la población, acapara el 69% de la riqueza privada mundial y el 74% de la riqueza de los milmillonarios. Una diferencia brutal que explica en gran medida los flujos migratorios mundiales, que atienden a la natural propensión humana a buscar unas condiciones de vida mejores. En este contexto, el informe también apunta algunas causas del aumento de la desigualdad, entre las que destaca el creciente poder empresarial que se ha traducido en una concentración corporativa sin precedentes; los monopolios controlan ramas enteras de actividad gracias al acceso privilegiado al capital financiero. La concentración y centralización del poder económico permite a los ricos bajar los salarios, precarizar el empleo, presionar a los gobiernos para que reduzcan los impuestos y privaticen servicios públicos, y también torpedear cualquier estrategia climática efectiva.

La creciente desigualdad es fruto de un desmesurado poder empresarial que sigue asaltando nuevos ámbitos de lo público. Como señala el informe, ese poder solo se podrá frenar con el establecimiento de Estados fuertes y eficaces que recuperen soberanías para el bien común.