Raimundo FITERO
DE REOJO

Las elecciones como síntoma

Cada vez que se celebran elecciones en cualquier parte del mundo nos encontramos con reacciones previas, durante y posterior que nos descubren que está habiendo un corrimiento general en los valores básicos, primarios, de estas democracias liberales, donde el voto popular es el que define quién gobierna al otorgar mayorías directas o indirectas. Es la invasión de una corriente que despoja de legitimidad a todo aquello que no se corresponda de manera literal con los objetivos de la parte de esa sociedad que se integra en una internacional del caos que busca un nuevo amanecer totalitario.

Taiwán es un modelo especial donde se unen muchos conflictos sin resolver y opera de una manera absorbente la modalidad imperial que convierte a Biden en un personaje shakespeariano errático, porque a lo largo de un día o un semana se nos aparece como perteneciente a diferentes obras, pero siempre con el hálito de una decadencia violenta que preside sus decisiones. Ha ganado un independentista que se dice de izquierdas, por lo que Pekín sigue con sus reivindicaciones basadas en hechos históricos. Confrontación de modelos políticos.

Guatemala se une a la larga lista de presidentes electos que sufren problemas fuera de lo que parecen ser los cauces legales. La frustración de perder contradiciendo a las encuestas o los deseos intoxicadores de los medios envalentonan a grupos políticos para cometer tropelías antidemocráticas, sabiendo, además, que tienen un velado amparo de estamentos de la judicatura que forman parte de la iniciativa reventadora. El expresidente de los EEUU Donald Trump es una categoría.