Pablo RUIZ DE ARETXABALETA
EL INFIERNO EN GAZA INCENDIA ORIENTE MEDIO

La muerte de 24 soldados coloca a Israel ante su conquista sin victoria

La muerte de 24 soldados israelíes en un solo día en Gaza acentúa las divisiones en el Gobierno de Benjamin Netanyahu y la presión de los familiares de los capturados y de la sociedad israelí, ante la constancia de que, a pesar de haber arrasado la Franja y destrozado su futuro, no puede hablar de victoria sin garantizar su propia seguridad y sin recuperar con vida a los rehenes.

Palestinos abandonan sus casas en Jan Yunis, asediada y bombardeada por el Ejército israelí.
Palestinos abandonan sus casas en Jan Yunis, asediada y bombardeada por el Ejército israelí. (XINUA-AFP)

La muerte de 24 soldados en Gaza, entre ellos 21 reservistas, la mayor cifra de bajas israelíes en un solo día en la ofensiva contra la Franja, coloca al Gobierno y a la sociedad israelí ante el hecho de que ni la devastación casi total de este territorio ni el exterminio de ya más de un 1,4% de la población gazatí garantiza su victoria ni mucho menos su seguridad.

Según las primeras informaciones, un tanque israelí fue alcanzado por una granada propulsada con cohete cuando protegía a un grupo de soldados que estaban colocando explosivos en dos edificios para su demolición.

Los edificios habían sido minados como viene haciendo el Ejército israelí con toda la infraestructura civil, cultural y administrativa del terreno que ocupa. Esta hipótesis apunta a que la explosión por el proyectil podría haber alcanzado los explosivos antes de que los soldados evacuaran el lugar.

Tres soldados profesionales también murieron en otro ataque de la resistencia palestina.

La sociedad israelí apoya en general las matanzas en la Franja de Gaza, pero se muestra muy sensible con las muertes de sus soldados.

Israel tiene alrededor de 300.000 reservistas movilizados de una población de unos nueve millones de habitantes, por lo que casi todas las familias tienen algún miembro involucrado.

La situación ya complicada del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, empeora todavía más y acentúa las fracturas en el seno del Ejecutivo y de la sociedad israelí. Netanyahu habló de un «desastre» y prometió una investigación, mientras su Ministro de Defensa, Yoav Gallant, admitió un «duro golpe», que se suma a las críticas por la falta de soluciones para liberar a los israelíes retenidos en Gaza después de más de 109 días de ofensiva.

Pero la solución para Netanyahu es la huida hacia adelante y prometió «no parar de luchar hasta la victoria total», insistiendo en continuar una ofensiva de la que depende su supervivencia política. Sabe que su Gobierno acabará cuando acabe la operación contra los palestinos en Gaza.

«¿Continuamos hasta la eliminación de Hamas? ¿Qué significa eliminar a Hamas? ¿Significa eso ponerle las manos encima a (Yahya) Sinwar?», cuestionó el analista Emmanuel Navon, exmiembro del Likud, el partido del primer ministro, mencionando al líder palestino más buscado en esta ofensiva.

Por su parte, Hamas afirmó que Israel y Estados Unidos «deben entender bien el mensaje de las operaciones cualitativas» llevadas a cabo el lunes, asegurando que la fortaleza de la resistencia está aumentando, no disminuyendo.

«Eliminar a Hamas es una ilusión» indicó su portavoz Sami abu Zuhri, que destacó que «es momento de reconocer el derecho del pueblo palestino a obtener libertad, autodeterminación y a establecer un Estado palestino».

Después de 109 días arrasando la Franja de Gaza, el Ejército israelí no ha logrado anular a Hamas ni rescatar a los rehenes, cuyos familiares aumentan la presión sobre el Gobierno.

«Si fuera tu familia, ¿qué habrías hecho? Necesito a mi hermano, ¿entiendes? ¡Ahora!», gritó uno de ellos cuando irrumpieron en el Parlamento ayer, exigiendo hacer más para liberarlos, incluso si supone poner fin a la ofensiva. Las movilizaciones para exigir su liberación empiezan a incluir una demanda de elecciones.

Según Israel, 132 capturados continúan en la Franja, 28 de los cuales se cree que han muerto a consecuencia de los bombardeos.

La división también llega a los cinco miembros del propio gabinete de guerra. Benny Gantz y Gadi Eisenkot, ambos exjefes del Ejército, se oponen abiertamente a la estrategia de Netanyahu y estiman que no puede haber victoria si se pierde a los capturados.

La semana pasada, Eisenkot, cuyo hijo murió en Gaza hace unas semanas, aseguró que es «imposible recuperar a los rehenes con vida en un futuro próximo sin un acuerdo» con Hamas.

ASEDIO A HOSPITALES

A pesar de todo, las masacres continúan y cada día son mayores. Al menos 195 personas murieron en un plazo de 24 horas, la mayoría de ellos en el área de Jan Yunis, donde Israel concentra sus disparos y bombardeos, y donde está asediando los dos principales hospitales, el Nasser y el Al Amal.

«El complejo médico Nasser está expuesto a la metralla, poniendo en peligro la vida de pacientes, personal y desplazados», señaló el Ministerio de Sanidad gazatí, que pidió una intervención urgente para proteger los centros médicos y facilitar el movimiento de las ambulancias. En Al-Amal, había aproximadamente 13.000 personas refugiadas en el momento de los ataques.

Con éste ya se han registrado más de 300 ataques contra la atención sanitaria en desde el 7 de octubre.

Las tropas sionistas han rodeado totalmente Jan Yunis y convirtieron el oeste de la localidad en un infierno de explosiones y disparos. La Media Luna Roja Palestina informó de varias víctimas entre los desplazados tras un ataque aéreo a su sede. La aviación israelí también lanzó varios misiles contra en el campo de desplazados de Al-Mawasi y en la zona de Al-Masdar.