Ingo NIEBEL
COLONIA

La escisión de Die Linke echa a andar como alternativa a la ultraderecha

La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), el nuevo partido surgido de la escisión de Die Linke, celebró su congreso fundacional el pasado fin de semana en Berlín. Con un proceso muy controlado, ahora camina hacia las elecciones europeas de junio y su consolidación. Se postula como una alternativa a la élite política y a la ultraderecha.

Amira Mohamed Alí, Sahra Wagenknecht y Oskar Lafontaine, en el congreso de la BSW.
Amira Mohamed Alí, Sahra Wagenknecht y Oskar Lafontaine, en el congreso de la BSW. (J. MACDOUGALL | AFP)

El nuevo partido lleva el nombre de la mujer que era, aparte de Gregor Gysi, la política más mediática del partido socialista Die Linke (La Izquierda). Gysi se quedó en la formación mientras Sahra Wagenknecht la abandonó a finales de 2023 junto a otros nueve diputados para fundar la BSW. Desde su antiguo hábitat político se le echó en cara el personalismo de poner su nombre -y su persona- al frente del partido.

Sin embargo, si se quiere lanzar un nuevo producto en tiempo récord hace falta tener una marca ya establecida. Y Wagenknecht lo es. Su retórica -además de la de Gysi- es brillante. Lo ha demostrado muchas veces fuera del hemiciclo de Berlín, en los platós de televisión. Su apellido polariza a seguidores como también a los que no comulgan a con ella.. Por eso sus libros se venden bien. El marketing político vence, al menos en este caso, a lo que desde la óptica izquierdista parece ser políticamente correcto. Para quitar hierro a este asunto, la BSW estará dirigida no solo por Wagenknecht, sino también por otra mujer, Amira Mohamed Alí, otra exdiputada de Die Linke. Pero está claro qué nombre tira más.

DE ARRIBA A ABAJO

La BSW es todo menos un proyecto de base en el sentido izquierdista de la expresión: su fundación es un proceso que va de arriba a abajo. Además, su emergente aparato elige muy bien a quién acepta como militante. Hay que solicitar la afiliación. Así, el excompañero de las dos presidentas en Die Linke, el exdiputado y productor de música Diether Dehm se ha quejado públicamente de que la BSW no le ha aceptado. «Somos muy cautos» al respecto -que no solo le afecta a él-, se lee en la web de la BSW.

La nueva formación no quiere que ahora, cuando echa a andar, pugnas internas como las que han diezmado Die Linke le hagan tropezar y caer. El sistema político recurrió a ese método en su día para garantizar la compatibilidad de los Verdes ecologistas y pacifistas con la OTAN. Cuando los dirigentes de la BSW dicen que no va a ser ningún «Linke 2.0» también es por eso.

Con un proceso fundacional muy controlado desde arriba se explica por qué la BSW logró fundarse como partido y aprobar su programa electoral para los comicios europeos en un solo día cuando otros necesitan varios.

Aunque con un historial izquierdista -nacida en la socialista RDA y líder de la plataforma comunista en Die Linke-, Wagenknecht ha dejado de profesar alguna ideología de esta índole. «Este partido no es un partido programa», observa el portal de noticias t-online, sino que se centra en los temas que preocupan a la gente. Por eso, sus críticos lo tachan de «populista». Pero quizás sea otra forma de hacer política, ya que la formación no se define expresamente por algún «ismo» ideológico, sino por cuestiones a las que busca soluciones. Tal vez por eso el acrónimo BSW se acompaña con la máxima «razón y justicia». Pero al último sustantivo le falta el adjetivo «social», otro elemento que le diferencia de Die Linke.

POSICIONES DEL SPD

Su programa electoral refleja, sin duda, posiciones políticas que el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) mantenía hasta principios del milenio cuando el canciller Gerhard Schröder lo llevó al neoliberalismo y a dos guerras. Su entonces ministro de Finanzas y presidente del SPD, Oskar Lafontaine, tiró la toalla. Años después lideró la escisión Alternativa Electoral Justicia Social (WASG), que luego se fusionó con el Partido del Socialismo Democrático (PDS) de Wagenknecht, y crearon Die Linke. Tras la unión política vino la personal, ya que son pareja. Recientemente, Lafontaine dijo que se había afiliado a la BSW. El poder de ambos se basa en los exsocialdemócratas y sindicalistas que le han acompañado hasta ahora. La BSW puede atraer a abstencionistas y a quienes votaron a la neofascista AfD por considerarla el partido que atiende a las preocupaciones de la gente y que busca la paz con Rusia. En la BSW, tienen ahora una alternativa socialdemócrata a la política fascista, neoliberal y filopatronal de la AfD.

En política internacional, Lafontaine evocó la figura del histórico canciller socialdemócrata Willy Brandt, Nobel de Paz en 1971 por su política de distensión con la Unión Soviética. La BSW piensa seguir por esta línea, un tanto pacifista, presentándola como una alternativa al antirruso mensaje único del tripartito del canciller, Olaf Scholz (SPD), con Verdes y liberales (FDP) y de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Friedrich Merz.

Las primeras encuestas sitúan ya a la BSW cerca del 5%, el mínimo exigido para entrar en los parlamentos. Se le atribuye un potencial electoral de hasta el 15%. El resto de partidos la temen porque su presencia complicaría la formación de gobiernos.