Natxo MATXIN
OSASUNA

El gran trabajo rojillo se queda sin merecida recompensa en MontJuïc

Los pupilos de Jagoba Arrasate aguantaron a su rival durante una hora y solo vieron perforada su portería por una acción de Vitor Roque. Pese a quedarse en inferioridad numérica, el cuadro navarro aún dispuso de dos buenas ocasiones para lograr el empate.

Mojica realizó un gran trabajo defensivo sobre Lamine Yamal.
Mojica realizó un gran trabajo defensivo sobre Lamine Yamal. (Lluis GENÉ | AFP PHOTO)

Tercera ocasión en la que Osasuna tutea al Barcelona y tercera también en la que acaba perdiendo. El gran trabajo rojillo no tuvo recompensa en Montjuïc por un chispazo de Vitor Roque, pero la escuadra navarra se vació por completo buscando al menos un empate y a punto estuvo de conseguirlo, incluso estando en inferioridad numérica, como ya lo hizo la última vez que venció a domicilio a los culés.

Siendo una semana de tres partidos, Jagoba Arrasate removió el once hasta el punto que diseñó nada menos que ocho variaciones respecto al bloque que empató en el Sánchez Pizjuán. Eso sí, el dibujo con tres centrales se mantiene, parece que para quedarse a la vista de que el equipo parece estar cómodo con él.

Porque Osasuna controló bien a su rival durante una hora, a excepción de los balones aéreos en jugadas de estrategia, un mal endémico de la presente temporada y al que es difícil encontrarle una respuesta lógica teniendo en cuenta la envergadura física de bastantes elementos de la plantilla, con la entrada ayer de futbolistas como Unai García, Herrando, Torró y Moncayola, que se desenvuelven bien en esa faceta.

Pese a ese debe, los visitantes firmaron un encuentro sólido en defensa -merece especial mención el marcaje de Mojica a Lamine Yamal- y, cuando pudieron, salieron con criterio al ataque, cargando muchos jugadores el área contraria, aunque careciendo de eficacia.

CUATRO MINUTOS

Todo ese intenso trabajo se marchó por la borda en apenas cuatro minutos. Al estreno goleador del joven brasileño recién llegado a Catalunya, le sucedió la segunda amarilla de Unai García, lo que parecía era la puntilla a las opciones de Osasuna por lograr un resultado positivo. Paradójicamente, aún en inferioridad numérica, el equipo asomó la cabeza y dispuso de las mejores oportunidades para equilibrar la balanza.

Casi de manera consecutiva, Raúl tuvo en sus botas el 1-1 en el 76, pero por ajustar tanto el esférico para impedir que lo interceptara Iñaki Peña, acabó rozando el poste, en una clara ocasión que se marchó al limbo. Un minuto después, Moncayola intentó engañar al cancerbero culé con lo que parecía un centro que se convirtió en un chut, pero este último reaccionó con una gran manopla.

Osasuna achuchó hasta el final y acabó disponiendo de una falta y un corner consecutivos, en los que estuvo cerca de empujar ese balón a las redes que hubiese sido el empate.