El nuevo comandante en jefe del Ejército de Ucrania, Oleksander Sirski, reconoció que la situación en el frente oriental es «extremadamente compleja», en el marco de una visita a las localidades de Avdiivka y Kupiansk, principales focos de los combates con Rusia durante las últimas semanas.

«Los ocupantes rusos siguen incrementando sus esfuerzos y tienen ventaja numérica. No tienen en cuenta las pérdidas y siguen usando las tácticas de asaltos en masa. Hemos repelido 29 ataques en Avdiivka», aseguró, al tiempo que indicó que Rusia ha concentrado 50.000 efectivos solo en aquel frente, y recalcó que Moscú usa «activamente» la aviación y ataques «densos» con morteros y artillería.

La desventaja ucraniana en efectivos y artillería puede verse agravada por el bloqueo trumpista a la ayuda militar de EEUU. Convaleciente y en pleno tratamiento de un cáncer, su secretario de Defensa, Lloyd Austin, aseguró por videoconferencia en la reunión que ayer celebró en Bruselas el Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, que Washington está comprometido a seguir apoyando a Ucrania a hacer frente a la invasión rusa.

«El Kremlin sigue apostando a que todos perderemos interés en Ucrania y a que nuestro apoyo vacilará y se desvanecerá, pero estoy más decidido que nunca y sé que vosotros también», urgió.

FLOTA RUSA DEL MAR NEGRO

A falta de avances, y a ratos en pleno retroceso en el frente terrestre, Ucrania ha decidido centrarse en atacar a la flota rusa en el mar Negro.

Kiev reivindicó la destrucción por un dron naval ucraniano Magura del buque de asalto anfibio del Ejército ruso Caesar Kunikov, que navegaba cerca de la costa de la península de Crimea, concretamente «en aguas territoriales que pertenecen legalmente a Ucrania, cerca de Alupka».

El buque tiene capacidad para transportar a un total de 87 personas y había sido utilizado, asimismo, por Rusia en sus guerras en Siria y Georgia.

El Ministerio de Defensa de Rusia eludió comentar en su parte de guerra el presunto hundimiento y puso el acento en avances en los frentes de Donetsk y Lugansk, en el Donbass rusófono.

Se trataría del segundo buque de la flota del mar Negro que Kiev hunde en las últimas dos semanas tras la destrucción de la corbeta portamisiles Ivanovets el 1 de febrero.

Kiev ha logrado destruir o dañar cinco buques de desembarco, incluido el Sarátov, en marzo de 2022, y el Novocherkassk, en diciembre pasado. Todo ello sin olvidar el buque insignia, el acorazado Moskva, hundido en abril de 2002.

Ucrania reivindica el hundimiento de casi un tercio de la Flota rusa del mar Negro.