Iñaki IRIONDO
2016

Otegi sale de la cárcel tras seis años y medio de condena injusta

A las puertas de la cárcel de Logroño, Arnaldo Otegi tuvo un primer homenaje y recibimiento y lanzó también sus primeros mensajes políticos.
A las puertas de la cárcel de Logroño, Arnaldo Otegi tuvo un primer homenaje y recibimiento y lanzó también sus primeros mensajes políticos. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

El que urdió la estrategia de encarcelar a Arnaldo Otegi pensando que sería beneficiosa para el Estado se cubrió de gloria, pese a tener fama de zorro por astuto. La detención del líder independentista y sus compañeros llegó tarde, porque el botón de distribución de la nueva estrategia de votos y no bombas ya se había pulsado, porque las acusaciones eran increíbles como le explicó el propio Otegi al fiscal Vicente González Mota: «Usted ha defendido aquí su tesis y yo la mía, pero entre las dos hay una diferencia: en estos dos años ha pasado lo que yo digo, no lo que dice usted».

Pero, pese a todo, los condenados por el “caso Bateragune” se comieron íntegras sus penas de más de seis años de cárcel, antes de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dejara claro que su juicio no fue justo.

Así que cuando a las nueve menos cinco del 1 de marzo de 2016 Otegi salió de la cárcel de Logroño se encontró no solo con cientos de personas aplaudiéndole, también con decenas de medios de comunicación que querían recoger sus palabras -algunas televisiones y radios emitieron incluso en directo aquellos momentos-. Tal como recordó, se dice que «en el Estado español no hay presos políticos», pero todo aquello no se monta cuando «sale un preso social», cuando «un inmigrante es expulsado» o cuando desahucian de sus casas «a la gente humilde, a la gente trabajadora».

Mientras se esperaba la aparición de Arnaldo Otegi, llegó a las puertas de la prisión riojana un camión de reparto de una conocida marca de yogures. Parado hasta que le abrieran la barrera, el eslogan publicitario de sus laterales se fundió con el ambiente: «Alimenta sonrisas».

Y con la sonrisa en la cara, el puño en alto y una emoción sin disimulos apareció el de Elgoibar, a quien esta vez el agente de la Guardia Civil le guió a la puerta abierta de salida y hacia los brazos de su familia. Primero fue Hodei, después Garazi y luego su esposa, Juli. Con su padre, Arsenio, se multiplicaron las palmadas sonoras en la espalda. Todos, abrazos profundos. Sentidos. Íntimos aunque grabados por decenas de cámaras.

CON UNA BOLSA DE SUDÁFRICA

Como muestra de su visión política y comunicativa, Arnaldo Otegi dejó poco a la improvisación en ese momento. Hasta la bolsa en la que sacó la ropa tenía mensaje. La bandera y el nombre de «South Africa». Evocación a la figura de Nelson Mandela. Un gesto que provocó enfado en sus adversarios, aunque la fundación del líder antiapartheid haya dejado claro siempre su compromiso con la causa vasca. Sobre esa bolsa de rafia escribió todo un artículo titulado «El viejo y el nuevo mundo caben en una bolsa carcelaria» la exdirectora de GARA, Mertxe Aizpurua, que sabía de lo que hablaba.

La víspera de que Otegi saliera de prisión con su injusta condena cumplida íntegramente, “The New York Times” publicaba una entrevista con él, en la que anunciaba que pensaba presentarse al proceso interno de EH Bildu para ser candidato a lehendakari en las elecciones autonómicas que finalmente se celebrarían el 25 de septiembre. NAIZ informó de ello, y un grupo de vascos de EEUU se encargó de la traducción del original en inglés del prestigioso diario neoyorquino.

Así que, de pronto, políticos, columnistas y tertulianos que jamás habían mostrado ni simpatía ni empatía alguna con la izquierda abertzale se mostraran inquietos y un punto desasosegados argumentando si Arnaldo Otegi sería o no un buen candidato a lehendakari para EH Bildu.

Del emotivo acto frente a la cárcel de Logroño se pasó al recibimiento en su pueblo, Elgoibar, esa misma tarde. «Sonreíd, porque vamos a pelear, y si peleamos, ganaremos», dijo allí. Y el sábado, 5 de marzo, como en los viejos tiempos, la izquierda independentista no solo llenó el Velódromo de Anoeta, sino que la carpa instalada en el exterior se quedó pequeña.

LLENAZO EN EL VELÓDROMO

Era un momento en el que Podemos estaba en la cresta de la ola y venía de haber ganado dos veces seguidas las elecciones al Congreso de los Diputados en la CAV. Por eso, del discurso de Arnaldo Otegi se destacó el mensaje de que, si de verdad fuese posible una democratización del Estado español, «los independentistas vascos participarían». Por ello, y «en justa reciprocidad», pidió a la izquierda española que «el día que comprobéis que esa democratización es imposible, os suméis a los independentismos de las naciones del Estado» (crónica recogida en NAIZ).

Más de dos años y medio después de que salieran de prisión, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez no tuvieron un juicio imparcial y que se vulneró el artículo 6.1 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que establece el derecho a un juicio justo.

Pero todavía cabía rizar el rizo: al Tribunal Supremo se le ocurrió que si Estrasburo decía que ese juicio no había sido justo, había que volver a juzgarlos. Y no ha sido hasta el 17 de enero de este 2024 cuando el Tribunal Constitucional ha salvado a la judicatura española de un nuevo ridículo internacional, impidiendo un nuevo juicio y finiquitando el “caso Bateragune” tras seis años y medio de cárcel y ocho más de persecución política.



[2016] “2008-2016: Martutenetik Logroñora”, berriz

Arnaldo Otegi 2016ko martxoaren 1ean irten zen kartzelatik. Bi egun geroago, “2008-2016: Martutenetik Logroñora” dokumentala eskaini zuen NAIZek. Aldez aurretik prestatua izanik, Otegiren kaleratzearen irudiak txertatzea lortu zuen. Logroñoko irudi haiek hasiera ematen diote gaur Artefaktura ekarri dugun ikus-entzunezkoari; eta Elgoibarko plazara iritsitakoan Otegik jendetzari zuzendutako hitzek ematen diote amaiera.

Buruzagi independentista 2008an irten zen Martutenetik, eta orduan ekin zioten ezker abertzalean estrategia aldatzeko eginahalari. 2009an atxilotu eta berriz sartu zuten espetxean, “Bateragune auzia” delakoan, beste lau lagunekin batera, eta 2016an askatu zuten. Zortzi urteko epe hori du ardatz kazetaritza lan mardul honek, eta ezker abertzaleak berak eta bereziki Euskal Herriak bizitako aldaketaren testigantza dakar.

Hamaika lekukotasun jasotzen ditu, baita urte horietan barrena gertatutakoaren unerik esanguratsuenen irudi eta hotsak ere. Merezi du. Akaso, denboraren perspektibak beste balio batzuk eransten dizkio.