Ruth SALABERRIA UDABE
Médica, sindicalista de ESK
KOLABORAZIOA

Osakidetza no ama a las mujeres

Osakidetza, garante de la salud y la asistencia sanitaria de la ciudadanía, no ama a las mujeres.

Y eso que hace campañas diciendo que las personas son lo primero, pero al parecer unas más que otras. Como ejemplo, el I Plan para la Igualdad de Mujeres y Hombres en Osakidetza 2021-2024 reconoce la infrarrepresentación femenina en puestos de mando, así como el obstáculo que supone para la promoción profesional la conciliación familiar por la vía de la reducción de jornada. Esto afecta mayoritariamente a las mujeres, el 80% de la plantilla. Si en el compromiso de Osakidetza con la igualdad de mujeres y hombres de 2016 ya hablaba de conciliación y corresponsabilidad, y de la igualdad de los y las trabajadoras en cuanto a empleo, formación, promoción y condiciones salariales y laborales, la realidad nos muestra que la maternidad penaliza profesionalmente a las trabajadoras: si eres madre olvídate de promocionarte si pretendes conciliar. Si concilias no promocionas. No importa tu cualificación o idoneidad: en el momento en que concilies se acaba tu promoción. Ahí, la propia Osakidetza establece un techo de cristal que solo relajó en algunos casos durante la pandemia. Ahí se convierte en parte del problema que diagnostica, no en parte de la solución

Es conocido el impacto económico de la conciliación familiar en las trabajadoras, pero nadie conoce las medidas de flexibilidad que el propio Plan de Igualdad invoca para paliar esta desigualdad, más allá de la posibilidad de flexibilidad horaria o teletrabajo que no puede aplicarse a la gran mayoría de trabajadoras y trabajadores. Reconoce la necesidad de implementar esas medidas pero, más allá de las reducciones de jornada o licencias por cuidado que acarrean importante merma económica, la conciliación se nos presenta como un privilegio al que no todos y todas pueden acceder, porque no todas las madres pueden permitirse una reducción de sus ingresos por conciliar. La protección a la maternidad y crianza solo para las madres con recursos. Una vez más las madres penalizadas en un contexto de natalidad bajo mínimos. Asimismo, Osakidetza reconoce la bondad de disponer de guarderías en los centros de trabajo, pero mientras anuncia a bombo y platillo los 53,6 millones gastados en alta tecnología, estas brillan por su ausencia. Cosas de mujeres.

Como cosa de mujeres es la atención a su salud sexual y reproductiva. Las mujeres vascas están acostumbradas desde siempre a quedarse sin matrona en su centro en períodos vacacionales y a tener que desplazarse a otra localidad si tienen suerte; o a ser vistas por una profesional diferente en cada visita de su embarazo como llegó a pasar en Oñati, donde pasaron 6 matronas distintas en un año. Si no, directamente a quedarse sin atención esos meses. Osakidetza lo tiene claro: faltan profesionales (curioso, con los médicos de familia pasa igual), ¿será tal vez que en 40 años no han tenido tiempo de prever esta brutal carencia o es que la falta de profesionales es la respuesta del gestor a su propia negligencia?