GORKA CASTILLO
Elkarrizketa
Alberto San Juan
Actor y dramaturgo

«Interpretar a Balenciaga en euskara fue una experiencia maravillosa»

Alberto San Juan (Madrid, 1968) recibe el reconocimiento de la crítica por su magistral interpretación de Cristóbal Balenciaga en el biopic de televisión dirigido por Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga. Acaba de visitar Donostia junto al grupo La Banda, para presentar “Macho grita”.

(Sergio PARRA)

Sobre el escenario, Alberto San Juan (Madrid, 1968) transformado en un macho que tan pronto es Don Juan Tenorio como su archienemigo Luis Mejías. Ambos se disputan cuántas mujeres han violado, a cuántos hombres han matado, con ese comportamiento dominante y ramplón que corrompe sociedades como un gas letal. Así arranca la comedia musical “Macho grita”, que el actor y el grupo La Banda presentaron en Donostia, dentro de la programación de DFeria.

«El teatro es más libre que el cine y la televisión porque es más barato», dice San Juan, que ahora recibe el reconocimiento de la crítica por su magistral interpretación de Cristóbal Balenciaga en el biopic de televisión dirigido por Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga. «Fue un trabajo que desbordó mis capacidades físicas, intelectuales e interpretativas, y que viéndolo ahora con perspectiva, creo que habría necesitado mucha más preparación y más tiempo de rodaje», concluye.

Ha interpretado a un personaje contradictorio como Cristóbal Balenciaga, católico practicante y homosexual, prudente en lo político cuando el mundo se desangraba en una guerra. ¿Qué le atrajo de este personaje?

Primero, me gusta aclarar que yo no tengo tantas ofertas de trabajo como para poder elegir los papeles que interpreto. Ni yo, ni casi nadie que conozca. Milagrosamente, me cogieron para un proyecto que, en mi opinión, era irrechazable. Ser protagonista de una serie cuyos guiones y directores son tan buenos, es extraordinario. Y el personaje también me pareció fascinante precisamente por las contradicciones que señalas.

También resulta contradictorio que encarne a uno de los grandes símbolos de un negocio como la moda que siempre miró con escrúpulo.

Todo ser humano es interesante si la mirada sobre él, ella o elle también lo es. No importa el contexto porque cada vida es un misterio. Toda individualidad está llena de contradicciones por la influencia que ejerce el entorno histórico en el que vive y eso siempre es apasionante. Y cuanto más alejada esté esa persona de mí, más interesante me resulta intentar ahondar en ella y encarnarla. Y sobre mi impresión sobre la moda te diré que la parte que no me interesa, e incluso que me resulta asquerosa, es la misma que me puede alejar del cine, el fútbol o la agricultura, y que no es otra que la mutación que sufre cuando se convierte en mercancía capitalista. Por lo demás, la moda me parece un campo creativo tan potente como cualquier otro.

En varios momentos de la serie habla en euskara. ¿Qué supuso interpretar en un idioma tan lejano y, al mismo tiempo, tan cercano a usted?

Precioso. Fue una experiencia maravillosa. De hecho, me resultó mucho más problemático hablar en francés, sobre todo porque tuvimos que hacer muchas más escenas en ese idioma que en euskara. ‘Cristóbal Balenciaga’ fue un trabajo que desbordó mis capacidades físicas, intelectuales e interpretativas. Y viéndolo ahora con perspectiva, creo que habría necesitado mucha más preparación y más tiempo de rodaje. Con todo, me parece que gracias a la excelencia del equipo en su conjunto, ha resultado una gran serie. Y respecto a la cercanía, es cierto. Mi abuela materna era donostiarra aunque, lamentablemente, su familia se rompió y ella se tuvo que ir de Donostia muy pronto. Toda nuestra relación se desarrolló en Cuenca.

En «Macho grita» despedaza el prototipo construido del ‘buen español’ machista, que considera el diálogo como un signo de debilidad. ¿Cómo se construyen los prejuicios?

No sé qué responder. Puedo aventurarme a relacionar la ignorancia con los prejuicios. Por ejemplo, solo puedes decir que los catalanes son malos si no has viajado lo suficiente a Catalunya y desconoces su realidad. Solo puedes decir los hombres son tal y las mujeres cual si no has prestado la suficiente atención y te conformas con signos superficiales para emitir juicios. De todos modos, es comprensible tener prejuicios en una sociedad tan golpeada por un sistema de propaganda abrumador como el que vivimos. Le pondré un ejemplo: el 15-M señaló a fondos de inversión, a bancos y a políticos profesionales como responsables del problema de la vivienda pero hoy, gracias a la propaganda masiva que pusieron en marcha, los responsables del problema son los okupas.

Algunos venden que la «unidad de España» nace con los Reyes Católicos. En «Macho grita» se descojona con enorme pena de todo esto. ¿Ha jugado la religión un papel negativo en este país?

La jerarquía católica española ha sido decisiva en las grandes catástrofes de este país: expulsión de judíos y musulmanes, colonización de América, Contrarreforma, genocidio y dictadura franquistas, persecución de liberales, republicanos, anarquistas, socialistas, machismo, represión sexual...El texto de ‘Macho grita’ fue escrito en diálogo con Esther Pascua, Ángel Luis Lara y Fernando Guerrero, y me parece maravilloso.

Pero quienes apelan continuamente a la patria no han tenido mucha suerte, porque no es un país unitario. Quizá no lo ha sido nunca.

No creo en las identidades nacionales, más allá de la gastronomía, el paisaje, las canciones... No creo en los estados nación. Me parecen máquinas de producir violencia. En el caso específico de España ocurre que, desde hace no sé cuánto tiempo, el proyecto de quienes quieren una sociedad dividida en clases se ha hecho en nombre de una supuesta España verdadera frente a otra no verdadera o directamente antagónica: la anti España. Una locura. O más bien una mierda dialéctica para ocultar la lucha por el poder en sí, que no resulta tan romántica. El PP y Vox, por ejemplo, buscan, me parece a mí, el control del patrimonio público para su aprovechamiento personal. La idea de la patria está al servicio de ese objetivo. Ahora bien, esta afirmación mía, un tanto audaz, no significa que me parezcan buenas el resto de alternativas electorales.

Hoy se vive un periodo de crisis ecosocial desconocido. La corrupción no penaliza a los partidos, la izquierda estatal implosiona y el fascismo medra enarbolando banderas de libertad. ¿Ha llegado la hora de hacer las cosas de otra manera?

O hacemos las cosas de otra manera o la especie humana, entre otras muchas, se extinguirá en un plazo no muy lejano. Y lo que es peor, el proceso previo a la extinción podría ser una progresiva y brutal degradación de las condiciones de vida. Es decir, morir sufriendo una agonía previa tremenda. Esto es lo que vienen a decir los informes periódicos del IPCC sobre el cambio climático al que presto una enorme atención.

Estamos en medio de la «turbopolítica», de la inteligencia artificial y del ruido mediático contra los traidores a una patria que siempre parece en estado de disolución. ¿Meterse en esos asuntos trae problemas a los artistas que se mojan bastante?

Protestar hoy públicamente es un riesgo importante. No hablo tanto de los artistas (aunque también, ahí están Valtonyc o Hassel), hablo de participar en una sentada frente a un banco para protestar de sus abusos, participar en una acción para parar un desahucio o en una manifestación. El último ejemplo es el grupo llamado ‘los 6 de Zaragoza’, cuatro de ellos condenados a cinco años de cárcel por participar en una protesta contra Vox.

En «Macho grita» refleja la vigencia de la autocensura. ¿Por qué hay tanto miedo a la libertad pese a los que dicen defenderla desde un planteamiento capitalista?

La libertad capitalista es la libertad del más fuerte. La libertad del rico. No me parece libertad sino abuso. Y sí, gracias a la propaganda masiva se ha pervertido la palabra. También hay que decir que las decepciones con ‘el gobierno más progresista de la historia’ contribuyen a la eficacia de esa propaganda. Me refiero al secuestro del derecho a la vivienda o a que la ley mordaza siga vigente, por ejemplo.

¿Cree que la libertad de expresión está perdiendo la batalla con lo políticamente correcto?

Se hacen muchas obras contra el poder. Sobre todo en el teatro, que por ser más barato, es más libre que el cine y la televisión.

¿Quién es Alberto San Juan?

Uno cualquiera.