Soledad GALIANA
CRISIS EN EL DUP

Las instituciones norirlandesas se blindan ante la dimisión de Donaldson

La dimisión del líder del DUP, Jeffrey Donaldson, a consecuencia de una investigación histórica sobre abusos sexuales y violación, ha causado el desconcierto dentro de su partido y la preocupación sobre su impacto en las instituciones políticas. La primera ministra, la republicana Michelle O’Neill, asegura que todas las formaciones políticas se han comprometido a mantener la estabilidad institucional.

(Paul FAITH | AFP)

El terremoto político provocado por la detención, imputación y dimisión del líder del principal partido unionista del norte de Irlanda, el Democratic Unionist Party (DUP), Jeffrey Donaldson, ha sacudido a la política irlandesa, y en especial las estructuras de su partido. El final de las vacaciones de Pascua será el momento de calibrar los efectos en las instituciones norirlandesas.

Veinte años le costó a Donaldson llegar al liderazgo del partido al que se unió en el 2004, después de abandonar las filas del UUP en 1998 por su oposición al Acuerdo de Viernes Santo. Y ha sido precisamente un Viernes Santo cuando Donaldson ha hecho pública su dimisión. Para entonces ya no quedaba ni rastro de él en la web del DUP y todos sus perfiles en las redes sociales habían desaparecido.

En sus perfiles políticos los medios británicos e irlandeses han loado la figura de Donaldson apuntando que logró la reinstauración de las instituciones en febrero de este año, olvidando que Donaldson también fue el responsable de su colapso en febrero de 2022. Durante estos dos años ha intentado labrarse una imagen de defensor de los intereses del norte de Irlanda, cuando en realidad, parte de su estrategia ha sido extender una crisis política con ramificaciones sociales y económicas que han pagado los ciudadanos norirlandeses, porque en septiembre del 2022, el Gobierno británico ya había ofrecido a los unionistas prácticamente las mismas condiciones que fueron finalmente aceptadas por Donaldson en 2024.

En su ascenso al poder, Donaldson ha sido testigo del desplome de la élite política del DUP. En su retirada de la política, el líder y creador del partido, Ian Paisley, designó a Peter Robinson como su sucesor. Robinson se vio obligado a renunciar a la sombra de un escándalo extramatrimonial de su esposa. A su sucesora, Arlene Foster, siempre le faltó el apoyo del partido, y cuando Foster se vio forzada a dimitir, su sucesor, Edwin Poots, solo sobrevivió un mes en el cargo.

AHORA, AL DUP NO SE LE VEN MUCHAS OPCIONES A LA HORA DE ELEGIR UN NUEVO LÍDER.

Eso no significa que no se vaya producir una lucha fratricida en su seno. Cabe recordar que con su decisión de volver a las instituciones, Donaldson disgustó a los dinosaurios del DUP, que en estos momentos habitan en el Parlamento de Londres. Nigel Dodds, Sammy Wilson, Gregory Campbell y compañía basan su oposición al protocolo para el norte de Irlanda en que al conferirle un estatus especial dentro de la UE sienten que les separa de Gran Bretaña. En realidad, lo que les repugna es tener que compartir el poder político con Sinn Féin y SDLP. Habrá que ver si los más tradicionalistas del DUP logran suficientes apoyos en la Asamblea de Belfast como para disputarle el puesto al líder en funciones, Gavin Robinson, quien asegura que su intención es que la inestabilidad dentro del partido no se contagie a las instituciones. Al DUP no le favorecería una convocatoria electoral a la sombra de este escándalo.

La republicana Michelle O’Neil, primera ministra norirlandesa, estuvo en contacto con los líderes de los partidos en el Gobierno «para hablar de la necesidad de cohesión y liderazgo. De los resultados que ahora tenemos que conseguir en términos del propio Ejecutivo».

Desde publicaciones de marcada ideología lealista, como “The Belfast Newsletter”, se plantea la posibilidad de que esta crisis en el DUP sea el primer paso hacia una reestructuración del unionismo en defensa de sus valores tradicionales. Es bueno leer a estos medios para ver dónde se encuentra ideológicamente este unionismo/lealismo tradicional: en el pasado. Para “The Newsletter”, los unionistas deben unirse no para imaginar un futuro en común con sus vecinos nacionalistas, sino para oponerse a cada pequeño avance de las políticas de igualdad social y cultural, como la co-oficialidad lingüística. Para el unionismo, en un momento en el que se sabe en decadencia, todo suena a amenaza.