Tras dos semanas de operaciones de asedio y asalto, en medio de nuevas acusaciones de haber masacrado a más de 300 personas en el hospital de Al-Shifa, que quedó completamente devastado, de denuncias de torturas, ejecuciones y enterramientos clandestinos, el Ejercito israelí anunció ayer su retirada del complejo médico situado en Gaza City.

Los palestinos que huyeron de las instalaciones describieron intensos combates, arrestos masivos y marchas forzadas junto a los muertos. Según una declaración del director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, publicada en X, al menos 21 personas murieron durante la operación militar y más de 100 pacientes aún permanecen en el complejo, al menos 28 en condición crítica.

«Entre los pacientes hay cuatro niños que carecen de los medios de atención necesarios: ni pañales, ni bolsas de orina, ni agua para limpiar las heridas», escribió Ghebreyesus. «Muchos tienen heridas infectadas y están deshidratados. Desde ayer sólo queda una botella de agua por cada 15 personas».

EJECUCIONES SUMARIAS

Raed al-Nims, portavoz de la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina, la rama palestina de la organización humanitaria Cruz Roja y Media Luna Roja Internacional, resaltó a Al Jazeera que «la situación es terrible. El personal médico, algunos de los cuales fueron asesinados, otros torturados, otros detenidos y, sobre todo, han sido asediados durante dos semanas sin ningún suministro médico ni siquiera comida o agua». Y añadió que «según relatos de testigos presenciales e informes oficiales, muchos de los civiles fueron ejecutados. Fueron asesinados por las fuerzas de ocupación israelíes, incluido personal médico, doctores y enfermeras; fueron ejecutados intencionadamente por los soldados israelíes».

La oficina de medios de Gaza, por su parte, dio a conocer que las fuerzas israelíes mataron a 400 palestinos en las inmediaciones del hospital, en la ciudad de Gaza, incluido un médico y su hijo, también facultativo, y dejaron el centro médico fuera de uso, totalmente en ruinas.

«La ocupación destruyó y quemó todos los edificios dentro del complejo médico de Al-Shifa. Arrasaron los patios con bulldozer, enterraron decenas de cuerpos de mártires entre los escombros y convirtieron el lugar en un cementerio común», dijo Ismail Al-Thawabta, director de la oficina de medios de Gaza, según recogía Reuters. «Este es un crimen contra la humanidad».

«PRECISA Y MORTAL»

Según las Fuerzas de Defensa de Israel, en palabras de su portavoz, Daniel Hagari, Hamas había establecido allí su principal cuartel general y culpó a los militantes palestinos de la destrucción, diciendo que los combatientes se habían atrincherado dentro de las instalaciones. Hagari, negando todas las acusaciones y evidencias en forma de vídeos que inundan las redes sociales, afirmó sin rubor que las fuerzas israelíes «no han dañado a civiles».

Describió la operación como una de las más exitosas de la masacre, que ya dura casi seis meses, una operación «precisa y mortal» que estaba dirigida contra los militantes de la Jihad Islámica Palestina y de Hamás. Ayer, en una sesión informativa, dijo que 900 presuntos militantes habían sido detenidos en la operación y que más de 500 militantes habían sido identificados como miembros de Hamás o de la Jihad Islámica, y algunos detenidos eran «comandantes y personas importantes».

Pocos medios internacionales avalaron la versión del portavoz del Ejército israelí. Incluso la cadena estadounidense CNN, recogiendo testimonios de testigos presenciales, decía que la escena en el hospital Al-Shifa «parece una película de terror» y que se «encontraron familias enteras muertas y sus cuerpos en descomposición en casas cercanas al hospital». Cabe recordar que sólo cuatro hospitales siguen funcionando (en el sur de Gaza) con capacidades mínimas. Cuatro instalaciones que brindan tratamiento médico a más del 85% de la población de Gaza. Lo que significa que habrá mucha más presión sobre estos centros que en este momento funcionan al triple de su capacidad oficial.

ASENTAR COLONOS EN GAZA

Al parecer, no satisfechos con masacrar, voces israelíes como la del ministro para el desarrollo del Néguev, Galilea y la Resiliencia Nacional, el ultraderechista Yitzhak Wasserlauf, abogar por ir más lejos. Ayer apostó por los asentamientos en Gaza porque marcaría una «victoria total» para Israel, que «significa volver a establecernos allí. Ese es el castigo por lo que hicieron el 7 de octubre. Si no lo hacemos, nuestros soldados habrían caído en vano».

Al mismo tiempo, este ministro, miembro del Partido del Poder Judío, también pidió al Ejército que lanzara un ataque terrestre contra Rafah. «Debemos obligarlos (a Hamás) a someterse para alcanzar la victoria total», dijo. «Eso incluye la invasión de Rafah y el desmantelamiento de todas las facciones palestinas».

Israel destruye el consulado iraní en Siria

Un ataque israelí destruyó en la tarde de ayer el edificio del consulado iraní en la capital de Siria, Damasco, matando a varias personas, informaron los medios estatales sirios. Las imágenes mostraban humo y polvo elevándose de la estructura derribada, que estaba al lado de la embajada iraní. La agencia de noticias Fars confirmó que entre los muertos se encontraba el general iraní Mohammad Reza Zahedi, responsable de la fuerza Al Quds en Siria y Líbano.

El Ejército sirio dijo que aviones israelíes F-35 atacaron el consulado desde los Altos del Golán ocupados. Las defensas aéreas sirias derribaron algunos misiles, pero otros impactaron el edificio y provocaron la muerte o heridas a los que estaban dentro. GARA

Netanyahu, ante su semana más difícil

En Tel Aviv, Jerusalén, Haifa, Beer Sheva, Cesarea y en otras ciudades, decenas de miles de personas en todo Israel se unieron a las familias de los rehenes este fin de semana para protestar contra el Gobierno y pedir la destitución de Benjamin Netanyahu, mientras el primer ministro lidiaba con una de las amenazas más graves hasta el momento para su coalición. Los manifestantes exigieron la liberación de quienes aún están cautivos en Gaza tras casi seis meses y calificaron a Netanyahu de «obstáculo para el acuerdo», prometiendo persistir hasta que deje el poder.

«Han pasado 176 días en los que no he hecho la vista gorda ante los pensamientos y el miedo por lo que están pasando Liri y los otros secuestrados», dijo Shira Albag, madre de una de las rehenes, Liri Albag. «El pueblo de Israel no olvidará ni perdonará a nadie que impida un acuerdo que los traería (a los rehenes) de regreso a nosotros. Después de 176 días y 4.224 horas, las excusas se acabaron». Por su parte, Raz Ben-Ami, un ex rehén liberado hace casi dos meses, dijo: «Ellos (los rehenes) no durarán allí; nadie puede sobrevivir a lo que pasa allí, créanme».

Netanyahu está entrando en la semana más precaria para su coalición, ya que el lunes se cumple el plazo impuesto por el Tribunal Supremo para poner fin a la exención de los hombres ultraortodoxos del servicio militar obligatorio. El tema divide a la coalición entre los partidos religiosos y seculares de derecha, que quieren que el servicio militar obligatorio se comparta de manera más equitativa entre los judíos israelíes.

No obstante, Netanyahu parece no darse por aludido. Insiste en que Israel seguirá adelante con su ofensiva contra Rafah, donde se estima que se refugia la mitad de la población de Gaza, y afirma que una combinación de presión militar y flexibilidad en las conversaciones logrará la liberación de los rehenes. GARA