Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
«THE BEAST (LA BESTIA)»

Los mismos males en tiempos diferentes

Este notable híbrido distópico entre drama y sátira que salta en el tiempo y gira en torno, entre otras cosas, a la relación perpetuamente condenada de una pareja, tiene una de sus grandes virtudes en la interpretación de Léa Seydoux. Bonello describe las emociones que debería mostrar en su escena inicial y ella revela una sensación de temor, de perdición, el presentimiento de una aniquilación futura.

Son sentimientos con los que no estamos poco familiarizados en las convulsiones del siglo XXI, a merced de una inminente catástrofe ambiental, los caprichos de quienes nos rigen mediante la violencia y las nuevas tecnologías descontroladas. Su metáfora central es demasiado obvia y contundente, “La bestia” transcurre en tres períodos de tiempo.

En 1910, Seydoux es una aristócrata francesa cortejada por un británico seductor (George MacKay) que la tienta a desafiar su aburrido matrimonio y a sucumbir a su atracción en vísperas de un evento climático que alterará por completo la fisonomía de París. En 2014, es una actriz en apuros recién establecida en Los Ángeles, cuya amistad con un compañero artista en apuros la pone en la mira de un potencialmente violento “incel” -nuevamente MacKay-, que se sienta en su vehículo y hace vídeos sobre por qué merece tener una novia. En el futuro distópico cercano de 2044, la vida humana es controlada completamente por la inteligencia artificial y se aconseja a los humanos que se sometan a un procedimiento médico que “purifica su ADN”, al eliminar esas emociones desordenadas. Deprimida y desesperada, la protagonista acepta someterse al procedimiento, que la lanza psíquicamente de vuelta en el tiempo mientras revive todas sus vidas anteriores. Entre sesiones, conoce a un hombre llamado Louis -el eterno MacKay-, a quien parece reconocer.