Manex ALTUNA
BILBO

40 años y seis finales después, el Athletic vuelve a aspirar a recuperar su trono

Con Bielsa, el Athletic perdió las finales de Europa League y Copa de 2012.
Con Bielsa, el Athletic perdió las finales de Europa League y Copa de 2012. (Luis JAUREGIALTZO | FOKU)

La gabarra aguarda con ansia la oportunidad de volver a surcar la Ría. Han pasado 40 años desde que se celebró por todo lo alto el doblete del Athletic campeón de Clemente. Permanece en el recuerdo de la afición rojiblanca el gol marcado por Endika Guarrotxena ante el Barcelona de un desquiciado Maradona que originó una batalla campal al finalizar el encuentro.

En aquel 1984, el cuadro rojiblanco era conocido como el Rey de Copas, con 24 trofeos, un trono que le ha arrebatado el Barcelona, que ahora suma 31 entorchados, al haber ganado once durante esas cuatro décadas en las que el Athletic ha perdido seis finales. La primera se produjo al año siguiente, en 1985, donde el equipo vizcaino se encontró con un Atlético comandado en ataque por Hugo Sánchez -ese verano se marchó al Real Madrid-, quien anotó dos dianas decisivas, además de una actuación arbitral discutible.

El delantero mexicano tuvo su trascendencia, pero quien realmente se ha llevado la palma como culpable de la sequía copera rojiblanca ha sido Lionel Messi, figura clave para desequilibrar la balanza a favor de los blaugranas en las finales de 2009, 2012, 2015 y 2021. Tuvieron que pasar más de dos décadas para que el Athletic, después de coquetear con el descenso en el denominado bienio negro, se plantase en una nueva final copera.

Lo hizo de la mano de un Joaquín Caparrós que aterrizó en 2007 y consiguió recuperar el carácter aguerrido de los leones. El problema es que le tocó lidiar con uno de los mejores equipos de la historia, comandado por Pep Guardiola, pese a que el gol inicial de Toquero hizo soñar con la épica a la afición del Athletic. Aunque le costó entrar en ebullición, el Barcelona fue después una apisonadora que ese curso ganó todos los títulos en juego.

Tampoco la era Bielsa pudo con el dominio blaugrana. El técnico argentino desparramó su estilo por el viejo continente -repaso incluido al Manchester United- y llevó a sus pupilos a los últimos partidos de la Europa League y Copa de 2012. Sin embargo, como ocurrió en 1977, acabó perdiendo las dos finales de manera consecutiva. Cayó en Bucarest ante el Atlético (3-0) e hizo lo propio en el Calderón, de nuevo ante un Barça que despedía a Guardiola, que no tuvo piedad de su admirado Bielsa, quien tuvo que recomponer a su once para ese encuentro, dado el agotamiento físico de la plantilla.

VENGANZA EN LA SUPERCOPA

En 2015 llegó la opción de revancha. De la mano de la directiva presidida por Josu Urrutia, Ernesto Valverde regresó al Athletic en 2013 y consiguió clasificar al equipo para Europa durante cuatro temporadas consecutivas. Además, en una de ellas se metió en Champions y ese año alcanzó una vez más la final copera. Pero enfrente volvió a encontrarse con el Barcelona de Messi, quien dejó de nuevo su impronta con una jugada individual que abriría el marcador de un duelo disputado además en el Camp Nou.

Al inicio de la temporada siguiente llegaría la venganza por infringir tanto dolor. Fue en la Supercopa. El Athletic vapuleó a los azulgranas en San Mamés (4-0) y empató (1-1) en la vuelta, acabando con más de treinta años de sequía. Con el formato actual, repetiría en ese mismo torneo en su edición de 2021, recién nombrado técnico Marcelino, eliminando al Real Madrid en semifinales y batiendo al Barcelona en La Cartuja (3-2).

Un año antes, el coronavirus paralizó el mundo y las competiciones deportivas, obligando a posponer la final copera de 2020, convertida en un derbi vasco al medirse Athletic y Real por primera vez en la historia en ese último envite. En apenas un par de semanas se concentraron dicho duelo y la final de 2021, a la que también llegaron los rojiblancos, teniendo enfrente a su némesis, el Barcelona.

El primer partido estuvo condicionado por el miedo a perder y ninguno de los equipos pudo ofrecer su mejor versión. Una mala entrega de Yeray derivó en un pase en profundidad de Merino y el derribo de Iñigo Martínez a Portu. Oyarzabal anotó el penalti que supuso una derrota de la que el equipo no pudo levantarse, pues el agotamiento físico y la presión de las grandes citas pasó otra vez factura ante los culés.