Manex ALTUNA

Una marabunta zuri-gorri invade sevilla y la cartuja

Impresionante. Una locura. Más de un San Mamés completo, quiza fueron dos. Miles de rojiblancos inundaron la capital andaluza con un desfile de camisetas. Después de 40 años, había muchas ganas para traer la Copa a casa. Se disfrutó mucho por las calles durante el día y también tocó sufrir en el campo. Un volcán de emociones.

Mosaico de la afición del Athletic en el arranque de la final, mientras en la fan zone rojiblanca se congregaron miles de seguidores durante toda la jornada.
Mosaico de la afición del Athletic en el arranque de la final, mientras en la fan zone rojiblanca se congregaron miles de seguidores durante toda la jornada. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Según dice la canción, Sevilla tiene un color especial y ayer se tiñó de zuri-gorri, del Athletic. Una marabunta de hormigas que acudieron en masa a empujar a los de “Txingurri” Valverde para regresar a casa con la Copa. La Cartuja rugía para impulsar a los leones desde antes de empezar y no paró de animar hasta cuando sonó el himno español, también rechazado con pitos. El gol del Mallorca rebajó la euforia en la primera mitad, pero el equipo se levantó con la ayuda y peleó hasta el final. Si los últimos días ya vaticinaban un desembarco masivo, lo de este sábado fue una pasada. Fueron 70.000, como decían las previsiones, o quizá hasta superaron la barrera de los 100.000. Imposible de contar.

Una invasión que desbordó Sevilla por todos los costados. El presidente Jon Uriarte recalcaba en la apertura de puertas de Athletic Hiria que fue «alucinante». «Se veían hordas de personas con camisetas del Athletic», decía para añadir que «es una pasada lo que moviliza nuestro equipo».

La puerta de entrada de Triana bañada por una marea rojiblanca, la Giralda... todos los puntos emblemáticos de la ciudad repletos de seguidores del Athletic que coreaban cánticos continuamente. Pasaba un barco por el Guadalquivir y entonaban el himno. Emotivo, emocionante. Euforia desatada cantando a Marijaia en los balcones o a perros a los que bautizaban como leones.

Un sentimiento de hermandad como cantaba el bertsolari Jon Maia en la inauguración de Athletic Hiria. Un turista australiano nos indicaba que el ambiente era «salvaje». Le gustaba el fútbol y sabía que se jugaba la final de Copa. Se mostraba alucinado ante el despliegue y el ánimo de los vascos. «¿Llevan mucho tiempo sin ganar?», preguntaba. Y es que se notaban las ganas.

Exjugadores de los ochenta como Salinas y Sola, la última generación que alzó el título se dejaron ver por la ciudad. También de épocas más recientes que se quedaron en el último peldaño como Toquero, Beñat y un San José que se subió al escenario de la fan zone. Entre los seguidores de Athletic y Mallorca también se encontraban aficionados de la Real que en su momento reservaron habitación y no podían recuperar el dinero. Así se plantaron en Sevilla un grupo de chicas de Oiartzun. Algo parecido le sucedió a otra familia guipuzcoana que quería hacer turismo entre una marea rojiblanca. También se vio pasear a una mujer con camiseta de la Real acompañada por dos hombres con la elástica de San José y Beti Zurekin.

Estampas curiosas como la del seguidor del Betis que imprimía fotografías en el puente. Como dice el refrán, quizá los aficionados txuri-urdin vendieron la piel del oso antes de cazarlo.

DE TAPADOS

Los hinchas del Mallorca preferían ir de tapados y advertían que a los del Athletic les podía suceder lo mismo. En clave de humor comentaban que la afición del Athletic parecía que está celebrando antes de jugar la final. Ellos tenían claro que lo importante era el partido, aunque estaban contentos con el buen ambiente que habían percibido en la calle y la buena sintonía entre los equipos, pese a unos incidentes aislados que se produjeron.

Llegaron en avión, desde nietos al abuelo, socio del Mallorca desde hace años. Vivió grandes noches en los noventa con el equipo que dirigía Héctor Cúper y también estuvo en la victoria de Copa en 2003. Después, vino la crisis económica y el hundimiento hasta que han vuelto a salir a flote de la mano de los nuevos dueños estadounidenses. Por eso, resaltaba la aportación de jugadores como Raíllo y Abdón, que estuvieron en Segunda B y e iban a disputar la final de Copa. Destacaba que el delantero siente los colores, un factor clave para cualquier equipo.

Se mezclaban estampas con muchas historias curiosas. Una pareja que se casaba en La Catedral de Sevilla alentada por seguidores del equipo bilbaino, o el amor por unos colores de un aficionado del Athletic de El Ejido. Según nos explicaba, seguidor rojiblanco desde crío. Consiguió la entrada a través de la Federación española gracias a un amigo de su padre y acudía con un amigo que es aficionado del Atlético. Y es que no pudo acudir a su despedida de soltero y decidieron venir juntos a Sevilla al disputar las semifinales de Copa bilbainos contra colchoneros.

Después de recargar fuerzas, el calor persistía en la capital andaluza y el ambiente fue subiendo de temperatura en la fan zone rojiblanca. El reggaeton del dominicano Henry Méndez puso a bailar a ritmo de tiburón y guiños al equipo rojiblanco. Después salía Oxabi que arrancó una versión de Txoria txori. Para acabar con Doctor Deseo y MCD.

La kalejira liderada por Iñigo Cabacas Herri Harmaila llevó a la hinchada hasta La Cartuja. Otro de los puntos álgidos de la jornada junto con la pitada al himno español. A pesar del llamamiento al respeto del club bilbaino, los seguidores hicieron caso omiso y replicaron animando sin parar a su equipo, y también sufriendo hasta el final.