Raimundo FITERO
DE REOJO

Las prioridades

Quisiera escribir sobre las prioridades como concepto y no soy capaz de escaparme de las escaletas de los noticiarios televisivos o de las portadas de los medios de comunicación o del orden de la publicidad radiofónica. Hasta dónde llego, entiendo que las prioridades pueden ser colectivas o individuales. Depende de su objetivo. Mis prioridades pueden ser coincidentes o divergentes con mi propia agenda profesional o de citas médicas. Las prioridades de los agentes de circulación pueden chocar frontalmente con la algarabía de un triunfo deportivo o el dolor de una muerte no anunciada. Por lo tanto, entramos en un estado mental y social donde cunde la ridiculez de tener que elegir. ¿Con qué criterios o prioridades?

Parece que la lógica nos coloca ante la obviedad de que lo primero va antes, pero ¿antes de qué? Se cruzan los datos, las biografías y nadie escapa a la fatalidad, lo inesperado porque de repente fallece el exlehendakari José Antonio Ardanza, se alzan las lógicas condolencias hasta cuajar una idea de un hombre que fue y estaba archivado en una estantería de la historia casi a trasmano y los actos recordatorios, el obituario se extiende socialmente y crece una duda razonable, ¿anulamos la gabarra? Cuidado, que el luto y la celebración pertenecen al mismo esqueje ritual de las sociedades ancestrales. Las campañas electorales se rigen por criterios más pragmáticos porque juegan con otras emociones más tasables.

No es de extrañar que las prioridades se coloquen por orden alfabético o por aparición en escena, respondiendo a protocolos y necesidades excluyentes.