Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
MI CAMINO INTERIOR

Un viaje físico e iniciático sustentado en Dujardin

La película se basa libremente en el libro autobiográfico de Sylvain Tesson, un autor apasionado por las experiencias extremas y los viajes en solitario y que es encarnado por Jean Dujardin, el cual cumple con solvencia en su rol de famoso explorador-escritor en busca de aventuras que ve cómo su vida cambia por completo tras sufrir un accidente. Cuando despierta de su coma, se promete a sí mismo que partirá de nuevo, esta vez para cruzar el Estado francés a pie, tomando senderos olvidados. Además del gran viaje físico, esta travesía se transforma en un viaje interior con el que el protagonista quiere dominar y recuperar el control de un cuerpo que se ha desmoronado.

La película aspira a demostrar cómo el contacto directo, absoluto y exclusivo con la naturaleza puede sanar y calmar heridas profundas y “cerrar capítulos negativos” en nuestras vidas. Y tiene éxito en esto, a pesar de no ofrecer nada nuevo o especialmente innovador, cinematográficamente hablando, e incluso logra evitar el estereotipo de postal de un Estado francés acogedor y turístico.

El protagonista no es particularmente simpático, su comportamiento tosco y huraño provoca entre la gente con la que se cruza miradas incómodas y acrecentadas por el rostro surcado por cicatrices de este extraño viajero, lo que le otorga más humanidad a este hombre que ahora sufre de convulsiones epilépticas. Mientras cruza paisaje abruptos, inhóspitos pero hermosos, el personaje encarnado por Dujardin es acompañado en varios puntos por amigos, almas errantes compañeras y su hermana. De todo ello da cuenta el protagonista en su libreta, mientras escribe frases no muy afortunadas y que, en ocasiones, delatan su conservadurismo.