EDITORIALA

La condena a Suiza hunde su raíz en la lucha de Itoitz

La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que condenó a Suiza por no haber adoptado medidas para combatir el cambio climático marca un hito en la lucha en defensa del medio ambiente en Europa. En primer lugar, es la primera vez que se condena a un Estado por inacción climática, en concreto por no haber tomado las medidas necesarias y eficaces para combatir las emisiones de gases. El tribunal consideró que esa inactividad ante el cambio climático socava derechos humanos fundamentales, concretamente el derecho a la vida privada y familiar en el que se incluye la integridad física y moral de la ciudadanía.

En segundo lugar, la sentencia reconoce que la asociación suiza de mujeres mayores que planteó la demanda sí está legitimada para acudir a la corte en su condición de víctima. Este aspecto es muy importante, ya que suele ser la principal línea de defensa de los Estados que, si logran dejar fuera al demandante, evitan que los tribunales se pronuncien sobre el fondo del asunto. Una estrategia que ya intentó el Estado español en el caso del pantano de Itoitz. Entonces no lo consiguió, aunque finalmente la sentencia no fue favorable a los intereses de los defensores del valle de Irati. De hecho, el tribunal se ha basado precisamente en aquel fallo para argumentar que, como entonces, las mujeres afiliadas a la asociación suiza sí están legitimadas para acudir al tribunal en su condición de víctimas. Por ello, los jueces también han condenado a Suiza por no garantizar el derecho de los ciudadanos europeos al acceso a los tribunales.

De este modo, la sentencia abre un camino para la acción civil en defensa del medio ambiente en el que fueron pioneros los defensores de Itoitz, cuya semilla ha recogido veinte años más tarde otra lucha contra el cambio climático. El fallo amplía el conjunto de herramientas con el que cuenta el movimiento ecologista en su lucha por preservar la vida en el mundo. Con todo, conviene no olvidar la importancia que tiene la movilización social en el fortalecimiento de la conciencia ecológica. Ese cambio en la mentalidad social suele tener su reflejo final en este tipo de sentencias.