AMAIA EREÑAGA
BILBO

Bieito y Euskadiko Orkestra levantan un paraíso «freudiano» en el Arriaga

En su primera colaboración en una producción, el Teatro Arriaga y Euskadiko Orkestra han puesto en pie una auténtica rareza, “Die ersten Menschen (Los primeros humanos)”, la única ópera de Rudi Stephan, un compositor alemán fallecido a los 28 años en el campo de batalla de la Primera Guerra Mundial. Con un planteamiento visual impactante, Robert Treviño, director titular de la orquesta, avisa: «Va a mover al público».

El equipo posa con Annette Dasch en el centro. Falta la iluminación y la instalación visual, que recrean el paraíso. Bajo estas líneas, Chawa o Eva muerde la manzana en el vídeo de Sarah Derendinger.
El equipo posa con Annette Dasch en el centro. Falta la iluminación y la instalación visual, que recrean el paraíso. Bajo estas líneas, Chawa o Eva muerde la manzana en el vídeo de Sarah Derendinger. (Endika PORTILLO | FOKU - Sarah DERENDINGER)

Sobre el escenario, «comiéndose» parte del patio de butacas, está el paraíso; en realidad, la casa donde vive la primera familia bíblica, formada por Adahm (Adán, concentrado en crear el mundo), Chawa (Eva, con problemas de pareja) y sus dos hijos, Chabel (Abel, místico y creador de una región monoteista) y Kajin (Caín, atraído sexualmente por su madre). Un microcosmos donde se concentra todo lo bueno y lo malo del ser humano: la belleza y la destrucción. Como resultado, el primer homicidio de la Biblia.

Detrás de los cuatro solistas, al fondo y semioculto tras una pantalla, está el cosmos, cuyas estrellas son, en realidad, los 82 músicos de Euskadiko Orkestra y su director, Robert Treviño. Estamos en la ópera “Die ersten Menschen (los primeros humanos)”, del compositor alemán Rudi Stephan, la nueva apuesta de Calixto Bieito, director artístico del Teatro Arriaga, quien también se ha encargado de la dirección escénica de este montaje, del que habrá una función el día 18 y otra, el 20 de este mes.

EN EL MAPA DE LOS GRANDES

«El Teatro Arriaga es, en este momento, el epicentro de la vanguardia lírica del Estado español», destacó ayer Bieito, en la presentación del estreno de esta auténtica rareza, que se representa por primera vez en el Estado español. Con esta producción se ha plasmado, además, su primera colaboración con Euskadiko Orkestra, porque ambos han asumido la producción ejecutiva de este espectáculo, cuya producción original corrió a cargo de la Dutch National Ópera, de Amsterdam, en 2021, con la dirección de Bieito.

Lo cierto es que parece clara la apuesta de poner al Arriaga en el mapa de los grandes escenarios de la ópera desde que Bieito está al frente del teatro bilbaino: a este estreno se le une el camino realizado por “Orgía”, la ópera basada en el universo de Pasolini que acaba de pasar con excelentes críticas por el Liceu de Barcelona, y para junio el teatro bilbaino prepara “Saturraran”, con música de Juan Carlos Pérez y texto de Kirmen Uribe.

Como apuntó el barítono inglés Simon Neal (Adahm), hay que situar la época en la que Stephan escribió “Die ersten Menschen”, en plena eclosión artística y social, a principios del siglo XX. «En esta obra hay ecos de Freud y de la filosofía de Nietzsche, hay también incestos, y cuestiones que chocaban en la época y, posiblemente, también en el siglo XXI», apuntó.

Única ópera escrita por este compositor alemán fallecido a los 28 años en el campo de batalla durante la Primera Guerra Mundial -no se sabe si por el disparo de un francotirador o si se suicidó-, “Die ersten Menschen” no vería la luz de forma póstuma hasta 1920. Con libreto de Otto Borngräber, la naturaleza erótica e incestuosa de la historia causó controversia cuando vio la luz.

Ni Bieito ni la cantante Annette Dasch (Chawa en esta ópera) conocían esta obra, como reconocieron ayer, pero no dudaron en calificarla de «pieza mayor» y un desafío musical de gran envergadura. De hecho, Dasch es la única del conocido elenco internacional -que completan Daniel Schmutzhard, John Daszak y Neal- que participó en la producción original: «Sabía que era una mujer con su tristeza, porque su marido ya no le hacía caso, tampoco le gustaban sus hijos, aunque se acordaba de cómo les quería de bebés, pero convertidos en adultos ya no tenía manera de contactar con ellos... y entonces pensé: ‘Bueno, pues otra mujer como tantas que he representado hasta ahora: siempre víctimas, con un hombre que es un depredador’. Y con Calixto se hizo la magia, porque el personaje se convirtió en una depredadora, monstruosa, llena de deseo y llena de fragilidad a la vez», explicó.