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EL INFIERNO EN GAZA INCENDIA ORIENTE MEDIO

La incertidumbre sobre la respuesta israelí a Irán no detiene la masacre

Israel no da muestras de ceder ante la llamada a la contención de sus aliados ni tras la adopción de sanciones contra Irán por parte de EEUU y Gran Bretaña, y se mantiene la incertidumbre sobre una eventual respuesta israelí al ataque iraní contra su territorio mientras, entre amenazas cruzadas, continúa la masacre en Gaza, donde ya ha matado a cerca de 34.000 personas.

Varias personas inspeccionan los daños en un edificio en la ciudad de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza.
Varias personas inspeccionan los daños en un edificio en la ciudad de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza. (AFP)

Más allá de la insistencia de las autoridades de Israel en su determinación de responder militarmente a Teherán, tras el ataque lanzado la noche del sábado al domingo desde Irán con más de trescientos drones y misiles en respuesta al bombardeo del edificio consular de su Embajada en Damasco que mató a 16 personas, se desconocen las opciones que baraja el régimen sionista.

En la línea de lo manifestado el miércoles por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que tras reunirse en su oficina de Jerusalén con el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Cameron, y su homóloga alemana, Annalena Baerbock, quiso dejar claro que nadie le va a dictar cómo responder al ataque, la portavoz de su Gobierno volvió a insistir ayer en que Israel tomará sus propias decisiones, independientemente de las presiones externas. «Ahora depende del primer ministro y del Gabinete de Guerra la decisión de cuándo y cómo responder», se limitó a decir.

ISRAEL, DECIDIDA A IRRUMPIR EN RAFAH

La portavoz del Gobierno israelí evitó responder con claridad cuando fue preguntada sobre informaciones difundidas por el portal Axios y confirmadas por una fuente militar estadounidense que apuntaban a que Israel habría aceptado renunciar a un ataque militar contra Irán a cambio de obtener luz verde para lanzar una ofensiva contra Rafah, en el sur de Gaza y hogar de 1,4 millones de palestinos, en su mayoría desplazados del resto de la Franja, que viven hacinados.

Pero sí que insistió en que el Ejército irrumpirá en Rafah para, según aseguró, «acabar con los cuatro batallones de Hamas que quedan».

EEUU y el resto de aliados occidentales de Israel han expresado su preocupación ante esa eventual incursión terrestre en Rafah. Pero algunas informaciones señalaban ayer que ahora Washington habría cambiado de posición y estaría dispuesta a negociar la operación con Netanyahu y, para ello, altos oficiales israelíes y estadounidenses tenían previsto mantener una reunión virtual ayer. Ese cambio de opinión de la Casa Blanca radicaría en su interés en evitar que la respuesta militar israelí a Irán encienda la región y desencadene un conflicto incontrolable.

Organizaciones humanitarias internacionales han advertido de una aún mayor catástrofe en caso de que el Ejército israelí ataque esta región meridional de Gaza.

MÁS SANCIONES

Sin dejar de expresar su respaldo a Israel y a su «derecho a defenderse», los aliados occidentales de Tel Aviv, que no cuestionan la devastación de Gaza ni los ataques israelíes a Siria, Líbano o a intereses iraníes en terceros países, piden «moderación» para evitar la escalada.

En un claro apoyo sin fisuras a Israel, el presidente de EEUU, Joe Biden, anunció ayer nuevas sanciones a Irán, dirigidas contra su Guardia Revolucionaria, el Ministerio de Defensa, la industria siderúrgica y de automóviles, y su programa de misiles y drones.

También el Ejecutivo británico anunció sanciones contra trece personas y entidades del país persa, entre ellos el ministro de Defensa, Mohammad Reza Ashtiani; el general Gholamali Rashid de las Fuerzas Armadas; y otras cinco personas vinculadas al sector de la Defensa del país y departamentos militares como la rama naval del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria y el cuartel de Khatam al-Anbiya que comanda Rashid.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, insistió por su parte, en pedir contención a las partes, «incluido Israel», tras el ataque de Irán, para que no se produzca una nueva escalada, y recalcó la necesidad de un alto el fuego en Gaza, de proteger a los civiles, liberar a los rehenes y permitir el acceso efectivo de ayuda humanitaria.

Desde Bruselas, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, advirtió de que «estamos al borde de una guerra en Oriente Medio que sacudirá al resto del mundo».

El ministro de Exteriores de Irán, Hossein Amirabdolahian, sin embargo, reiteró que su país ha trasladado a EEUU que no busca «una extensión de las tensiones» en Oriente Próximo. Pero, en Teherán, un alto funcionario de la Guardia Revolucionaria, el general Ahmad Haghtalab, advirtió a Israel contra la posibilidad de un ataque a sus instalaciones nucleares, afirmando que su país estaba dispuesto a lanzar «poderosos misiles» en represalia contra las «instalaciones nucleares del enemigo».

«SUEÑOS DESTROZADOS»

Pero mientras la atención sigue centrada en la posible respuesta israelí, el régimen sionista continúa su ofensiva contra la Franja de Gaza, donde ya ha matado, según el último balance del Ministerio gazatí de Sanidad, a al menos 33.970 personas, en su mayoría mujeres y niños y sin contabilizar a los más de 8.000 desaparecidos bajo los escombros.

De los cadáveres recibidos por los hospitales de la Franja, 14.685 son de menores y 9.670 de mujeres, según el Gobierno gazatí, que detalló que entre los fallecidos hay también 485 trabajadores sanitarios, 66 funcionarios del servicio de defensa civil y 140 periodistas.

En las últimas 24 horas, las bombas israelíes mataron a al menos 71 personas, entre ellas diez -incluidos cinco niños y tres mujeres- de una misma familia al sur de Rafah y siete de otra familia en Jan Yunis.

Los bombardeos continuaron en las zonas del sur, suroeste y este de la norteña ciudad de Gaza, sobre todo en los barrios de Sheikh Ajlin, Tal al-Hawa y Al-Zaytun.

Las bombas también alcanzaron el campamento de Al-Mawasi, cerca de Rafah, con miles de tiendas de campaña que albergan a los desplazados. «Nuestra tierra ha sido arrasada, nuestra casa destruida (...) Nuestras esperanzas y sueños han quedado destrozados», afirmó Shams Majid, de 22 años.

Las autoridades gazatíes informaron también ayer de que una treintena de cuerpos fueron extraídos de dos fosas comunes halladas dentro del complejo médico Al-Shifa, concretamente frente al Servicio de Emergencias y al de Nefrología, asaltado y completamente arrasado por las tropas israelíes. Los cuerpos fueron enterrados profundamente y después se «arrojó desechos sobre ellos». Doce han sido ya identificados.

Entre los cadáveres había mujeres y ancianos además de heridos, y un número indeterminado de cuerpos estaban esposados y despojados de sus ropas, lo que «indica que habían sido ejecutados a sangre fría», aseguró el Ministerio de Sanidad, que pidió la instalación de hospitales quirúrgicos de campaña con 200 camas para suplir la falta de acceso médico que sufren más de 600.000 gazatíes en el norte de Gaza, donde las tropas israelíes «destrozaron deliberadamente» el sistema sanitario.



Al borde del «precipicio»

Oriente Medio se encuentra al borde del «precipicio» de un «conflicto regional generalizado» tras la última escalada, aseguró ayer el secretario general de la ONU, António Guterres, ante el Consejo de Seguridad, que a última hora de la noche debía votar una resolución para aprobar la admisión de Palestina como Estado miembro de pleno derecho en la organización y que EEUU ya dijo horas antes que votaría en contra. Guterres pidió el reconocimiento de Palestina apelando a «la responsabilidad y la obligación moral» de la comunidad internacional.

El embajador palestino ante la ONU, Ziad Abu Amr, defendió que la adhesión plena en el organismo podría allanar el camino para «una paz real basada en la justicia» y otorgar esperanza al pueblo palestino para que pueda tener «una vida digna dentro de un Estado independiente» y subrayó solo pide lo mismo que tuvo Israel: una resolución que garantice su adhesión.

Por contra, el representante de Israel, Gilad Erdan, dijo que ese reconocimiento, que sostuvo que solo responde al interés polítio de la Autoridad Palestina (ANP), que no controla Gaza y apenas tiene autoridad en Cisjordania, sería «el mayor premio al terrorismo». Insistió en que «tendrá cero impacto en las partes» y «causará destrucción durante años y perjudicará cualquier posibilidad de diálogo futuro». No tuvo ningún reparo, siendo embajador de Israel, en decir que los palestinos no cumplen los requerimientos de un Estado para entrar en la ONU: una población permanente, un territorio definido, capacidad de tener relaciones exteriores con otros Estados y, «lo más importante, que sea un Estado amante de la paz».GARA