Raimundo FITERO
DE REOJO

Bolas de fuego

Un objeto iluminado atravesó el espacio por encima de las cabezas de los habitantes de la península ibérica a ciento sesenta y un mil kilómetros por hora. Hay fotos, vídeos, y se asegura que ese objeto puede ser el meteorito, por lo que parece que nos hemos librado en esta ocasión. Los titulares de prensa, los cronistas, los fotógrafos profesionales y los aficionados han coincidido en denominarla bola de fuego, que parece ayuda al consenso para distinguir entre un bólido, un meteoro y un meteorito. Atención al escenario.

Ese paso nos descubre la esperanza nunca confesada de nuestra extinción debido a lo anunciado por varios profetas, la foto de Milei con unos señores encorbatados en la Embajada de Argentina es una metáfora de lo que se puede entender como una bola de detritus o, en lenguaje cheli, de mierda. Los apellidos allí concurrentes, la representación del poderío económico y financiero allí expuestos de manera tan machista y con la testosterona bailando un chotis tanguero, son otro anuncio del fin del mundo democrático, de la conjura de los más corruptos para acabar con la estabilidad del mundo. El meteoro de la extrema derecha globalizada que augura tiempos difíciles.

Lo sucedido en la Romareda, campo de fútbol de Zaragoza, donde se enfrentaban la Real Sociedad y el Barça en la final de la Copa de la Reina de fútbol femenino forma parte de la historia más indecente. Ganaron las jugadoras barcelonistas, y la desfachatez, la bola de desprecio fue que ellas mismas tuvieron que colgarse la medalla. Ninguna autoridad se dignó a seguir el ritual. Poca vergüenza real y federativa.