El debate académico en la UPV/EHU
El 24 de mayo celebramos en Bilbo la cuarta edición del congreso “La(s) soberanía(s) a examen, Subiranotasuna(k) aztergai”. En las jornadas de este año analizamos la relación entre la soberanía y el modelo público-comunitario, con dos mesas redondas principales y otras presentaciones más breves. Tuvimos la oportunidad de debatir sobre la gobernanza democrática, las tensiones entre movimientos populares e instituciones, o la gestión público-comunitaria de los cuidados, entre otros temas. Como en todos los congresos académicos, fue un campo de intercambio de puntos de vista diferentes y de información sobre nuevos trabajos de investigación.
En los congresos académicos suele haber dos tipos de presentaciones: las ponencias, por un lado, y las comunicaciones, por otro. En las primeras la organización del congreso invita a las ponentes, mientras que en las comunicaciones se hace un llamamiento abierto a la comunidad científica de un área de conocimiento -a través de los llamados call for papers- para que presenten sus trabajos. En este segundo caso, la organización del congreso, en función de criterios académicos, analiza las propuestas de comunicación y las acepta o no. Mientras que en las ponencias o mesas redondas, los ponentes suelen tener un espacio largo de tiempo para la presentación, el investigador que presenta una comunicación suele tener poco tiempo -unos minutos- para presentar su trabajo, y después se da mucha importancia a que haya espacio para el debate.
Lo expuesto hasta ahora es de conocimiento común en la universidad. La presentación de los resultados de los trabajos de investigación en publicaciones y congresos es una tarea fundamental del trabajo de las y los académicos. En este contexto hay que entender, cómo no, nuestro congreso sobre la soberanía. Fue otro acto académico más que tuvo como base el debate.
La doctora Ainhoa Ozaeta presentó una propuesta de comunicación, al igual que hicieron otras investigadoras. En este caso, Ozaeta propuso una comunicación sobre la tesis doctoral que defendió en la UPV/EHU en octubre de 2023 y el comité encargado de ello, al igual que hizo con todas las propuestas, analizó y, en su caso, aprobó la propuesta siguiendo criterios académicos. Recordemos: hablamos de aceptar que se presente un estudio durante 10 minutos y que después se someta a debate entre quienes participan en el congreso.
Así las cosas, a pesar de las fake news y del revuelo generado por intereses ajenos a la academia, no entendemos cómo el rectorado de la UPV/EHU realizó presiones para eliminar del programa una comunicación que aprobó la comisión del congreso. ¿De verdad se puede defender una tesis doctoral en la UPV/EHU, pero después ese mismo trabajo de investigación no se puede presentar en un congreso académico de la propia UPV/EHU? ¿Decidirá el rectorado, a partir de ahora, quién es la persona idónea para presentar una comunicación sin atender al contenido de la misma? ¿O será una parte de la prensa la que tome esa decisión? ¿Nos damos cuenta del peligroso precedente que supone esto y, si lo hubiésemos aceptado, cómo se obstaculizaría el debate entre ideas que debe caracterizar a la institución universitaria? ¿Quién debe decidir, si no es el Comité Científico, qué propuesta puede presentarse en un congreso?
Creemos que el rectorado de la UPV/EHU debería cuidar y defender con rigor la posibilidad del debate académico, característica básica de la universidad, y apoyar al profesorado y personal investigador de la institución. No deberíamos considerar normal que, por el mero hecho de participar en un congreso, se señale a las investigadoras e investigadores. Tampoco deberíamos considerar normal que profesoras, investigadores y estudiantes presentes en un congreso académico sufran una presión directa por parte de agitadores de extrema derecha, tal como ocurrió el día de la jornada. Hemos visto con consternación cómo el rectorado de la UPV/EHU no ha mostrado ninguna cercanía, ni ha realizado ninguna denuncia, ante estos hechos.
Las presiones que han venido de fuera de la universidad no pueden impedir el intercambio de ideas, la crítica y el debate sereno que es la esencia de la institución universitaria.