El ultraliberal Javier Milei ha cumplido sus primeros seis meses al frente del Gobierno de Argentina, un semestre marcado por la recesión económica, el aumento de la pobreza, que ha pasado del 44% al 55,5% de la población, y la desesperación social, y sus discursos mesiánicos.

Milei ha aplicado en este tiempo un fuerte ajuste fiscal, hasta el punto de que obtuvo equilibrio fiscal hasta mayo, y después de un salto de la inflación del 25,5% mensual en diciembre último, el IPC se desaceleró al 8,8% mensual en abril, si bien fue a costa de una fuerte contracción de la actividad económica.

En sus convulsos seis meses, Milei, que deja de lado los asuntos diarios de gobierno para construir una imagen de líder mundial y atacar a quienes bloquean su programa en el Congreso, ha sufrido decenas de deserciones en las filas ultraderechistas.

Su partido, Libertad Avanza, no ha logrado que el Congreso apruebe ninguna de sus propuestas y acaba de sacar adelante un proyecto que mejora las pensiones. Ayer le instó a aprobar la «Ley Bases», su proyecto estrella, que le ortoga poderes excepcionales para desmantelar el Estado, para «acelerar» el «proceso de recuperación económica».

La desaprobación del presidente se sitúa ahora en el 55,5% de la población y el 54,4% tiene una visión negativa de su Gobierno, según un sondeo publicado por el diario “Página 12”. Su imagen sigue siendo positiva para un 43%.