De qué manera juzgará la historia, las generaciones venideras, lo que lleva sucediendo desde demasiado tiempo en Palestina? ¿Cuál será el relato de los hechos que llegue al «futuro»? Me pregunto si, quizá, no llegué relato alguno y lo sucedido se quede en el mero troceamiento de la realidad mediante la captura de imágenes impactantes, de cadáveres o personas agonizantes grabadas con un móvil. ¿Quién y de qué modo nos contará la historia? ¿La inteligencia artificial? Cada vez quedan más cerca las historias predictivas de escritores como Philip K.Dick o Isaac Asimov. ¿Será la inteligencia artificial la que haga una lectura y recopilación histórica acorde con lo acontecido? No hay día en el que no nos encontremos en nuestro ámbito laboral propuestas para el mejor rendimiento basadas en aplicaciones de IA (inteligencia artificial). El problema, como siempre, no es tanto la inteligencia artificial, sino la pérdida de inteligencia que vamos a sufrir los seres humanos si dejamos de pensar, reflexionar, buscar, investigar o crear con nuestros cerebros. La ilusión del conocimiento llega cuando pensamos que lo que existe en la red, en nuestros móviles, en una aplicación de IA, sea parte de nuestra inteligencia. Una cosa es que el conocimiento, los datos, estén ahí, y otra muy distinta es que estén en nuestras mentes. Por supuesto, puede que nos importe un carajo.