Teresa LACOSTA y Alex DURÓ
Miembros de la PEPA y arqueólogos en la Comunidad Foral de Navarra
KOLABORAZIOA

De rayas y arañazos

Desde las redes sociales han pedido a la Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología (PEPA) que opinásemos sobre las circunstancias que están sucediendo en relación a la noticia arqueológica que ha saltado a los medios estos días en Navarra: la denegación de la autorización de los sondeos arqueológicos en el yacimiento romano de Santa Criz de Eslava. Tras hacer una valoración de las publicaciones en RRSS y prensa local, así como de la resolución emitida por el Gobierno de Navarra, es pertinente explicar, desde un punto de vista estrictamente arqueológico, al público general que pueda estar interesado o afectado por esta noticia, por qué se ha realizado una mala praxis y por qué esta actuación es más que unos simples «arañazos de una pala excavadora» (Cadena Ser) o «alguna raya en los sillares» (“Diario de Navarra”). Antes que nada, destacamos que ha habido un peritaje externo que confirma la mala praxis y que el equipo científico de Santa Criz admite su error -«error inevitable», según sus palabras- en las declaraciones públicas que ha realizado, por lo que parece que no presentará recurso de alzada para que este equipo pueda defenderse, tal y como le permite el proceso administrativo, o por lo menos, no lo ha anunciado ni en los medios de comunicación ni en las redes sociales.

En primer lugar, y esto es lo más importante, esos arañazos son la huella de una actuación sin autorización según la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana, es decir, que ese trabajo llevado a cabo en 2023 no tenía el permiso preceptivo para retirar todo el morcuero de sillares y piedras, lo que ya hace que contravenga una resolución foral, la cual el resto de profesionales de la arqueología en Navarra deben cumplir y cumplen.

En segundo lugar, esas rayas en los sillares son la marca negativa de una metodología arqueológica inadecuada. El error inevitable se podía haber evitado simplemente cambiando la pala de la excavadora por una cincha que abrazara las piedras para retirarlas con cuidado, como tantas veces hemos tenido que realizar los profesionales de la arqueología. Las rayas en los sillares son la evidencia de un desconocimiento del trabajo con medios mecánicos o de no querer hacerlo de manera adecuada para ir más rápido (no teniendo sentido en una excavación académica en la que se dispone de tiempo), ambas razones en contra del método arqueológico.

En tercer lugar, rayas y arañazos en las piedras son una herida al patrimonio arqueológico, un patrimonio que es de todos. Todo lo descubierto en remociones de tierra, en excavaciones u obras de cualquier tipo autorizadas o no, son bienes de domino púbico (art. 44. 1 LPHE 1985; art. 56 Ley Foral 14/2005), por lo que arqueólogos y arqueólogas debemos tener muy presente que los yacimientos en los que trabajamos son de todos y que somos los descubridores, los mediadores entre la historia enterrada y la sociedad en la que vivimos.

Para terminar, por todo lo expresado anteriormente, desde la visión de la Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología entendemos y compartimos las razones dadas desde la Dirección General de Cultura del Gobierno de Navarra que ha motivado la negación de la autorización al equipo de Santa Criz para los trabajos arqueológicos de este año. Eso sí, si está demostrado que se ha dañado un yacimiento declarado bien de interés cultural (BON, 6 de septiembre de 2016), creemos que desde la administración deberían valorar la infracción y aplicar el régimen sancionador contemplado en el Título VII, Capítulo II de la Ley Foral 14/2005.