Fernando ALONSO ABAD
2000

Soltar amarras o seguir atracado

En el desarrollo de toda historia siempre hay un acontecimiento desencadenante que enciende la secuencia de hechos que conducen al desenlace final. En 2000 podría haber tenido lugar ese detonante histórico que habría puesto Euskal Herria en la senda definitiva para la recuperación de la soberanía nacional. No fue así.

L a progresión de episodios registrados durante el año 2000 y la falta del coraje necesario en el entorno jeltzale para afrontar las contradicciones generadas abocó a un envalentonamiento del Estado español y a que la situación regresara a parámetros de cruel enfrentamiento. Y es que en todos los procesos se llega a un punto de inflexión en el que hay que cortar la amarra, en el que hay que poner todas las fichas sobre la mesa y jugárselo en la apuesta.

De esta forma finalizaba el siglo XX; entre afrontar las circunstancias y avanzar con todo como pueblo desde los principios del Acuerdo de Lizarra-Garazi o empantanarse en las trampas del Estado.

El fin del alto el fuego en noviembre de 1999 generó tensiones entre algunos de los firmantes del Acuerdo de Lizarra-Garazi, que colocaban como factor insoslayable que ETA abandonara definitivamente las armas.

Por su parte, la organización armada transmitió a los partidos y a la sociedad su punto de vista sobre el momento político que se vivía y su inequívoca apuesta por un proceso democrático en el que participaran los ciudadanos de toda Euskal Herria y en el que la ciudadanía vasca tendría el poder de decisión.

Al tiempo de reiterar su apuesta política, ETA reinició su campaña armada con un atentado en enero en la capital de España que acabó con la vida de un jefe del Ejército. Al mes siguiente morirían Fernando Buesa y su escolta Jorge Díez en Gasteiz y luego vendría un ataque a un convoy de la Guardia Civil en Intxaurrondo, paquete bomba a Carlos Herrera…

En mayo caería en Andoain José Luis López de la Calle, uno de los fundadores del Foro de Ermua. En julio murió el ex gobernador civil de Gipuzkoa Juan María Jauregi, pocos días después de que un coche-bomba, previamente anunciado, causara importantes daños en Neguri. En noviembre fue abatido a tiros Ernest Lluch.

Así, durante todo el año 2000, además de otros ataques armados, en diferentes lugares de la península se registraron 18 atentados en los que hubo 23 fallecidos, en su mayoría militares, guardias civiles y concejales del PP.

Desde el primer atentado mortal de enero, el lehendakari Juan José Ibarretxe dejó en suspenso el acuerdo de Gobierno con Euskal Herritarrok. Luego, PNV y EA se irían desvinculando de Lizarra-Garazi. Rompieron alianzas con Euskal Herritarrok en los ayuntamientos, bloquearon Udalbiltza, desactivaron Batera…

Una actitud, tal vez, provocada por el miedo a ser objetivo de la represión, después de que se hiciera cada vez mas evidente que la ofensiva del Estado ya no estaba unicamente centrada en la izquierda abertzale, sino que su foco se había abierto hacia todo lo que cuestionara España como única realidad nacional indivisible.

Con el nuevo año comenzaron las detenciones en Bizkaia y, poco después, continuaron en Ipar Euskal Herria. En febrero hubo varias operaciones contra ETA y contra la kale borroka, operativos que se repitieron durante los meses siguientes.

Por su parte, el juez Baltasar Garzón se fue llevando por delante a más de una veintena de cargos institucionales de EH y militantes de HB. En agosto puso la mirada en la Asociación Europea Xaki, e imputó a 16 personas y amplió la investigación a otros nueve diciendo que eran «el Ministerio de Exteriores de ETA».

En octubre actuaría contra la Fundación Zumalabe y ABK, ordenando nueve detenciones. Fue ampliando tanto su frente de actuación que alcanzó a AEK, entidad a la que acusó de «integración y colaboración con ETA».

Ese no fue el único ataque contra el euskara y las ikastolas, a las que la Academia de la Historia española acusó de tergiversar la historia «para favorecer el nacionalismo». En marzo, el Tribunal Supremo resolvió que los municipios no podían fomentar el euskara.

En igual sentido se expresó el presidente de Nafarroa, Miguel Sanz, cuando afirmó que «el euskara es un instrumento de ventaja y discriminación». Los máximos responsables de la Dirección de Política Lingüística del Gobierno de Nafarroa dimitieron en junio, asegurando que era «imposible seguir trabajando en las condiciones actuales».

Y mientras todo esto ocurría, el PNV y EA expulsaban a EH del órgano directivo de Udalbiltza y comenzaban a utilizar la denominación Udalbiltza-Udalbide. Más tarde lo dejarían tan solo en Udalbide, quedando inmaculados cuando, una vez más, el juez Garzón actuó contra Udalbiltza poco antes de las elecciones municipales de 2003.

ELECCIONES AL PARLAMENTO ESPAÑOL

El 12 de marzo se celebraron los comicios y José María Aznar obtuvo mayoría absoluta. La izquierda abertzale no presentó candidaturas y propuso la «insumisión electoral». Tres semanas después dejó la Cámara de Gasteiz.

Con 183 parlamentarios, Aznar tenía vía libre para gestionar la legislatura a placer, y durante los años siguientes pasó como una apisonadora sobre una oposición impotente, que solo era tenida en cuenta para iniciativas contra la izquierda abertzale.

Tres meses después del batacazo electoral, en junio, José Luis Rodríguez Zapatero presentó su candidatura a la Secretaría General del PSOE. El 22 de julio ganó por tan solo nueve votos a José Bono. Rosa Díez, que se anunciaba con gran ínfula destacando su figura en Euskal Herria, quedó en último lugar y obtuvo menos votos que miembros tenía su comité de apoyo.

Jarrai y Gazteria se fundieron en Haika, que se presentó en el Gazte Topagunea de abril. Nacer y ser señalada por el juez Garzón fue todo uno, pues al año siguiente decretó su ilegalización al considerarle la «cantera de militantes de ETA».

Poco después de la formación de Haika, en mayo dio comienzo el Proceso Batasuna, que tras meses de debates de varias ponencias presentadas concluyó con la formación del partido Batasuna. Los favorables a una de las ponencias rechazadas abandonaron la nueva organización para constituir Aralar.

En el contexto de los sumarios sobre guerra sucia, Luis Roldán aseguró que el abogado Jorge Argote y Rafael Vera le habían encargado «eliminar» al cabo Felipe Bayo, uno de los hombres de Enrique Rodríguez Galindo que estaba aportando informaciones relativas al terrorismo de Estado.

En el juicio por las muertes de Lasa y Zabala, el comisario que reactivó el caso murió de un infarto mientras declaraba en la vista oral. Un testigo protegido fue violado brutalmente y arrojado malherido a una playa de Cádiz. Al propio Bayo le llevaron a juicio desde la prisión militar de Alcalá drogado y semidesnudo; dijeron que estaba medicado por un ataque de ciática.

Las condenas para Galindo y los suyos sumaron 365 años de cárcel, aunque el paso por prisión fue fugaz.

El año 2000 fue de victoria electoral para Hugo Chávez, que en julio se convirtió por segunda vez en presidente de Venezuela.

En Rusia el año comenzó sin Boris Yelsin y con Vladimir Putin al mando, que se estrenó atacando Grozni y poniendo Chechenia bajo su control.

Después de 71 años, el PRI fue apeado de la Presidencia de México y Vicente Fox, de la Alianza por el Cambio, se convirtió en presidente. En Estados Unidos también hubo elecciones. El demócrata Al Gore tuvo más votos que George W. Bush, pero el peculiar sistema electoral llevó al republicano a la Casa Blanca. El escrutinio fue polémico porque en miles de papeletas de Florida no estaba claro para quién era el voto.

A comienzos de agosto, los militantes de ETA Patxi Rementeria, Ekain Ruiz, Zigor Aranbarri y Urko Gerrikagoitia viajaban por Bolueta en un vehículo cuando explosionó el material que transportaban. Murieron los cuatro. En sus localidades de Markina, Hernani y Durango recibieron homenajes multitudinarios. «Nork ez du maite askatasuna nahiz eta esku artean lehertu?», se podía leer en las pancartas.En 1980 la ikurriña subió allá donde empieza el cielo y recorrió la tierra vasca con un lema sencillo y claro: «Zuk ere esan bai euskarari».