Asier VERA
CIUDAD DE GUATEMALA
Elkarrizketa
JOSÉ RUBEN ZAMORA
Periodista de investigación preso en Guatemala

«Es probable que acabe teniendo de vecino de celda al presidente Arévalo»

José Rubén Zamora, fundador de “El Periódico” de Guatemala, fue detenido el 29 de julio de 2022, cinco días después de lanzar fuertes críticas por corrupción en contra del presidente de aquel momento Alejandro Giammattei (2020-2024) y del exfuncionario de ese Gobierno Miguel Martínez, sancionado por Estados Unidos con la Ley Magnitsky en 2023.

(Fernando CHUY | EUROPA PRESS)

La pesada puerta de hierro que separa la celda del exterior hace un sonido estridente al abrirse. En una silla de plástico pasa sus horas leyendo libros José Rubén Zamora, presidente de “El Periódico”, medio que fundó en 1996 y en el que denunciaba la corrupción en Guatemala. Ha dedicado los últimos 30 años a escribir artículos de investigación.

Vestido con una camiseta blanca, chándal negro y sandalias, Zamora muestra a GARA la diminuta bartolina de tres metros por tres metros y medio donde pasa encerrado muchas horas al día desde que fue detenido hace dos años en el marco de una operación liderada por la Fiscalía de Consuelo Porras.

El periodista está a la espera de que se repita el juicio por el que fue condenado el 14 de junio de 2023 a seis años de prisión inconmutables por el delito de lavado de dinero y otros activos. Al mismo tiempo, enfrenta otros dos procesos en los que está acusado de conspiración para la obstrucción de la justicia y uso de documentos falsificados.

En la cama de arriba de la litera en la que duerme, acumula cientos de documentos judiciales que, según asegura, demuestran su inocencia y que ha sido víctima de una criminalización por parte del Ministerio Público en connivencia con la Fundación Contra el Terrorismo, una organización de ultraderecha que ha dedicado los últimos años a perseguir a jueces, fiscales y periodistas, algunos de los cuales se han visto obligados a exiliarse.

Pese al apoyo recibido de la ONU y de organizaciones internacionales a favor de la libertad de expresión, el sistema judicial de Guatemala no se ha doblegado y lo mantiene preso. Además de haber leído 600 libros, mata el tiempo caminando cada día diez kilómetros por un estrecho pasillo de 12 metros cubierto por una reja y rodeado de un jardín, que denomina con sorna «los tropicales campos elíseos de una república bananera».

¿Cómo lleva estar dos años sin hacer periodismo?

Pude racionalizar que nada está a mi alcance en estas cuatro paredes. Solo deseo lo que está en mis manos y mi deseo está en llamar a mi esposa e hijos. Me limito a ver cómo disfruto las 24 horas con lo que tengo aquí. Sin duda, la lectura me ha salvado en este lugar, donde el 19 de agosto pasaré mi tercer cumpleaños cuando cumpla 69 años.

¿Qué es lo que le mantiene privado de libertad?

Pienso que es un castigo arbitrario y lo hacen porque pueden hacerlo los poderes establecidos. Me tuvieron que tolerar 30 años y finalmente me lograron encerrar y esperaban que muriera acá. Lo que esperaba la fiscal general, Consuelo Porras, es una condena de 20 años por seis columnas fuertes y serias que escribí contra ella explicando por qué es una persona nefasta. Hay gente que ha asesinado y ha robado y son impunes y por escribir son 20 años de cárcel.

¿Qué es lo peor de estar en prisión?
Sentir que perdí el control de mi vida al estar sin ningún control sobre lo que me va a pasar. Me han quitado el agua durante 15 días y me da risa porque se ha ido el agua y lo bueno es que peor no puedo estar y en ese momento se va la luz, por lo que nada depende de mí. Sentir que a nadie le importan tus necesidades. He querido hablar por teléfono y lo suplicaba y me decían que no hay señal.
¿Cómo se siente tras permanecer dos años preso?

Sigo sin poder medir los daños incalculables que me ha causado esta prisión arbitraria y política. Mi esposa está 'viuda' y mis tres hijos han tenido que dedicar parte importante de su tiempo a mantener vivo mi caso y han dado más importancia a mi vida que a sus carreras. Además, se acabaron abruptamente 30 años de periodismo, ya que eran 200 personas las que trabajaban en “El Periódico” y, actualmente, están congelados mis fondos y los del medio de comunicación. Hay una perspectiva positiva: aprendí a vivir sin desear nada que no esté a mi alcance en mi bartolina y eso me da paz. Ahora creo que me puedo quedar acá hasta que llegue el momento de morirme y lo voy a esperar con coraje y fe si debo morir acá.

¿Qué mensaje considera que da al mundo su encarcelamiento?

El hecho de estar preso le recuerda a los países que se preocupan por Guatemala que vivimos en un sistema que prioriza la corrupción, la impunidad y el narcotráfico y yo soy como una señal pequeñita de que las cosas están mal y que el sistema de Guatemala es una madriguera de corrupción incesante y descomunal.

¿Cuando ejercía el periodismo temía ser encarcelado?

Cuando salía sentía que era posible que no regresara a mi casa porque me asesinarían o me meterían en la cárcel. Lo de la prisión siempre fue parte del menú que creí que podía pasar. Vi el encierro, el entierro o el destierro en mi camino.

¿Cómo ve su futuro?

Una posibilidad es morirme en la celda en 10 o 12 años. El otro escenario es que puedo enfrentar mi juicio en mi casa por la presión internacional y puede que caiga en manos de un juez decente y que se desestime. Podría estar ocho años más en la cárcel si apela el Ministerio Público o los fascistas de Fundaterror (Fundación Contra el Terrorismo). Es divertido porque si me pusieran en firme la sentencia de seis años, ya cumplí el 70% de la misma, por lo que voy a cumplir anticipadamente la pena. Si me declaran culpable, voy a pelear hasta la última instancia y, tras la Corte de Constitucionalidad, viene la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

¿Por qué no se ha logrado su liberación pese a la presión internacional?

Creo que la impunidad y la corrupción es hereditaria y esta actitud de ignorar la presión internacional no es nueva. En Guatemala hubo una guerra interna con excesos y el país quedó aislado y fueron sordos siempre, por lo que hay tradición y herencia de que a los poderes de Guatemala no les importa el aislamiento y no son sensibles a presiones internacionales. La única forma de que todo pudiera cambiar es que no solo EEUU sino Europa cancelara sus cuentas de depósitos, activos y residencias al denominado Pacto de Corruptos, que es una coalición de intereses políticos, económicos y criminales que buscan hacer prevalecer un sistema con corrupción y narcotráfico. Coinciden sus intereses y se sienten más cómodos con un país impune para que los dueños del país puedan hacer lo que les dé la gana mientras a la disidencia se la castiga de manera severa.

¿Es la vez que más libre se ha sentido en su vida?

Siempre me sentí libre. Durante 30 años, cuando abría la puerta del garaje sentía 15 gravedades que me aplastaban. A estas alturas, siento una sola gravedad. Siempre he luchado contra poderes y fuerzas más grandes que yo, pero estando acá carezco de control para poder hacer algo por mí. Da igual si te defiende el mejor abogado del mundo o un mono.

¿Piensa retomar el periodismo cuando salga de prisión?

Pueden ser seis u ocho años y va a ser muy difícil que me veas salir de aquí. Me vas a poder visitar por muchos años. El Organismo Judicial ha sido un poder subordinado históricamente en Guatemala y en la guerra estuvo subordinado al Ejército y los jueces decentes fueron asesinados. Hoy, los jueces ecuánimes son minoría y lo han de sufrir. Hay jueces que son más agresivos que el propio Ministerio Público y atropellan tus derechos de defensa y son como hienas insaciables y hambrientas y, si no son hienas, son peleles que con buena mordida te van a cocinar.

¿Cree que han servido de algo todas sus investigaciones sobre corrupción?

Estoy convencido de que sí, por lo menos un trabajo de investigación de funcionarios o contratistas corruptos es un juicio moral y por eso conspiraron para meterme acá y tenerme preso, porque tuvo impacto, y lo volvería a hacer.

¿Por qué cree que le tienen preso ?

Por miedo a mis publicaciones. Las últimas se refirieron al soborno que unos empresarios rusos pagaron al entonces presidente de Guatemala Alejandro Giammattei a cambio de una concesión de un puerto en el Caribe. Asimismo, escribimos sobre la compra de vacunas rusas Sputnik V, que contenía un contrato confidencial ridículo, que establecía que cualquier arbitraje se resolvería en Singapur. De plano eso les molestó.

¿Espera que Giammattei vaya a la cárcel?

Si eso fuera posible, ya hubiera sucedido.

¿Qué opinión le merece el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo?

Desde que entró Bernardo Arévalo, tuvieron el poder solo 72 horas, cuando tuvieron la Directiva del Congreso. Cuando la perdieron estaban en minoría en la Asamblea Legislativa y las Cortes. El Movimiento Semilla no tiene capital humano que pueda responder a los desafíos grandes de Guatemala. Los ministros y altos cargos son gente para estar en cargos en Noruega o Dinamarca, pero no en Guatemala. Pienso que la fiscal general y los grupos de poder están esperando que él se desgaste más y cada día tiene menos apoyo político, por lo que lo van a juzgar por cualquier caso y va a terminar acá, mientras que vemos a la fiscal general como la presidenta. Ello trastornaría de felicidad al sector privado.

¿Cree que acabará teniendo a Arévalo de vecino en prisión?

Es un escenario muy posible. Es más probable tener a Arévalo de vecino a que salga Consuelo Porras del MP. Lo bueno es que es una persona con conversación y tiene cultura.

¿Cómo sigue manteniendo el buen humor en prisión?

Uno tiene su identidad y todos seguimos siendo lo que somos con independencia de las circunstancias. Acá he reído mucho pero también he llorado.