El acento euskaldun y el carácter reivindicativo de Brasil
Hasta cuatro jugadoras del equipo de balonmano de Brasil han jugado en Euskal Herria: Renata Arruda, Giulia Guarieiro, Adriana Cardoso y Mariane Fernandes han sido protagonistas en muchos de los títulos del Bera Bera. Con su última victoria sobre Angola avanzan a cuartos de final, con mucho orgullo y muy reivindicativas.
Zer moduz?». Es el saludo de la brasileña Adriana Cardoso después de enfrentarse a Francia en el tercer partido de los Juegos Olímpicos de París. Continúa con un «ondo, ondo», con signos de aparente cansancio. La de Fortaleza no es la única jugadora de la actual selección de Brasil que ha tenido contacto con Euskal Herria. Renata Arruda, Giulia Guarieiro y Mariane Fernandes también defendieron la casaca del Bera Bera.
Haciendo suya la canción «eu sou brasileiro, com muito orgulho, com muito amor» tan vitoreada en el pabellón París Sud Arena 6 durante el enfrentamiento ante la selección anfitriona, la defensora del título olímpico no puede ocultar su emoción al atender a GARA. Fue un partido entre David y Goliath, otro de los muchos que nos dejan los Juegos Olímpicos, si nos atenemos a las características y los recursos de los dos territorios.
«Yo creo mucho en este equipo, somos como una familia y creemos mucho una en la otra. Esa es nuestra fuerza. A veces incluso me emociono un poco al hablar de mis compañeras, morimos unas por las otras», cuenta Cardoso, que vive en París su segunda experiencia olímpica. «En el primer partido me emocioné bastante, estuve en Tokio pero no fue lo mismo por las restricciones del coronavirus. El de París está siendo más especial, pudo venir mi pareja que estuvo en los dos primeros partidos... Eso me da mucha fuerza».
«CADA DÍA MATAMOS UN LEÓN»
Cardoso (Fortaleza, 1990), formada en el UCS Caxias do Sul, dio el salto a Europa con tan solo 21 años, fichando por el Randers HK. Desde entonces, con dos experiencias con el Bera Bera, ha disputado en las mejores ligas del viejo continente. Está cumpliendo su sueño «después de muchos años y muchas batallas, de estar lejos de la familia, de salir de nuestra gente para lograr el sueño de estar aquí». «Nunca es sencillo. Cada día matamos un león», se ríe a la vez que se emociona justo en el instante que se acerca su compañera Mariane Fernandes. «¿Todo bien?», se preocupa.
La actual jugadora del Zaglebie Lublin polaco, a la que le ha costado darse cuenta dónde está, que está en unos Juegos Olímpicos, está «disfrutando muchísimo». «Todos los deportistas sueñan en llegar a unos Juegos, yo estoy aquí, estoy pasándolo muy bien, estoy viviendo un sueño tremendo», asegura. Tan espontánea y tan sincera, Fernandes (Niteroi, 1996) ha querido aprovechar el eco mundial de una cita olímpica para lanzar un mensaje reivindicativo sobre sus orígenes: las favelas. «Sí, soy una niña de favela y estar aquí es como demostrar que la gente de favela puede con todo. Yo he logrado llegar hasta aquí saliendo desde una favela, estar en unos p.... Juegos Olímpicos, es increible, podemos con todo. Podemos hacer realidad nuestros mejores sueños», afirma, con la misma contundencia que mira a la portería a la hora lanzar el balón.
Nacida en las favelas Niteroi (Rio de Janeiro), espera que sus logros sirvan de inspiración a más gente, «para que crean en ellos mismos», pero insiste también que es indispensable cambiar la percepción de la gente hacia la población de las favelas. «Te voy a deccir una cosa, nosotras tenemos que creer pero la gente también tiene que creer en nosotros, no solo hay que mirar mal a las favelas... Nosotros podemos, la gente de la favela puede, pero con ayuda, impulsando, y que nos miren con buenos ojos. Es lo que pido, hay mucho talento, hay mucha gente buena, hay mucho niño que puede llegar hasta aquí».