Ibai AZPARREN
INVESTIDURA EN CATALUNYA

Puigdemont: insólito regreso y desaparición

Ni detención ni entrada en el Parlament. Carles Puigdemont irrumpió ayer en su acto de bienvenida a Barcelona tras siete años de exilio, dio un breve discurso y se esfumó. Los mossos bloquearon todo el área metropolitana para encontrar al diputado electo, pero fue en vano. Al cierre de está edición, todavía se encontraba en paradero desconocido.

Carles Puigdemont llega al Paseig Lluís Companys para intervenir en su acto de bienvenida.
Carles Puigdemont llega al Paseig Lluís Companys para intervenir en su acto de bienvenida. (David ZORRAKINO | EUROPA PRESS)

Había anunciado el día, la hora y el lugar de su retorno tras siete años en el exilio y a pesar de la orden de detención que pesa sobre sus espaldas, Carles Puigdemont, tal y como prometió, irrumpió ayer en su acto de bienvenida celebrado en el paseo Lluís Companys de Barcelona, arropado por miles de personas y evitando su arresto. «Aún estamos aquí, porque no tenemos derecho a renunciar», remarcó el president de Catalunya. Tras un breve mitin, se pidió a los manifestantes que le acompañasen al Parlament, donde se iba a desarrollar el pleno de investidura de Salvador Illa, pero enseguida se le perdió de vista. Al cierre de esta edición y tras horas de búsqueda y controles por parte de los Mossos d'Esquadra, Puigdemont seguía desaparecido.

El acto que propició la anunciada vuelta de Puigdemont y su imprevista fuga comenzó dos horas antes del pleno, a las 8.00. Miles de catalanes aguardaron la llegada del «Molt Honorable President», convocados por Junts y entidades independentistas como Òmnium, ANC y Consell de la República, y respaldados también por miembros de ERC y la CUP. Algunos de los manifestantes portaban esteladas y carteles con el rostro de Puigdemont, así como pancartas que rezaban «Never Surrender», y se iban situando frente a un escenario donde esperaban la llegada del president.

Mientras coreaban al unísono «Independencia», Puigdemont se dejó ver andando por la calle Trafalgar, acompañado por el presidente del Parlament, Josep Rull, y otros líderes de su partido como Jordi Turull, Laura Borràs o Artur Mas. Después, abriéndose paso entre sus seguidores, llegó hasta el escenario ubicado frente el Arc de Triomf.

Los Mossos d'Esquadra habían desplegado desde las 6.00 horas un amplio dispositivo para blindar el acceso al hemiciclo, síntoma de que la jornada de investidura, planteada por Salvador Illa como el fin del procés y la apertura de una nueva fase en Catalunya, iba a ser finalmente un evento de alto voltaje político.

Pocos minutos antes de las 9.00, rodeado de seguidores que le aclamaban desde el Paseo de Lluís Companys, Puigdemont irrumpió entre vítores y se dio un baño de masas. El president, visiblemente emocionado, recordó los siete años de exilio y represión desde que impulsó el referéndum del 1-O, cargó contra la politización de la Justicia y reivindicó el derecho de autodeterminación de los pueblos. «Pero a pesar de sus esfuerzos, a pesar de que nos han querido hacer mucho daño, pese a que les hemos visto su cara de represores, hoy he venido aquí para recordarles que aún estamos aquí, porque no tenemos derecho a renunciar», afirmó, parafraseando el «ja sóc aquí» de Josep Tarradellas en su retorno del exilio en 1977.

MARCHA

Tras su discurso, por megafonía pidieron que una comitiva acompañase a Puigdemont al Parlament. Fue entonces cuando se abrió un pasillo entre la multitud, por donde pasaron el president Quim Torra y el propio Rull, pero ni rastro de Puigdemont. «No está» fueron las palabras más repetidas entre los periodistas que intentaron hacerse un hueco entre la muchedumbre. En efecto, Puigdemont no estaba, se había marchado y desatado una crisis de reputación de los Mossos, que esperaban detenerlo a la entrada del Parlament. Se les escapó pese a las docenas de cámaras que grabaron en directo el retorno, los cientos de periodistas que lo documentaron y el gran dispositivo policial establecido. «Buscan a Puigdemont como la Policía Nacional y la Guardia Civil buscaban las urnas y las papeleta», señaló el portavoz de Junts, Albert Batet.

Fue entonces cuando proliferaron todo tipo de especulaciones sobre su fuga y paradero, al tiempo que las redes sociales eran escenario de todo tipo de memes, con alusiones al mago Houdini y al capitán Jack Sparrow y su célebre frase: «Siempre recordaran este día como el día en el que casi capturáis a...».

Con todo, las hipótesis sobre lo sucedido fueron muchas y las certezas, pocas. Se especuló con que podría estar en el mismo Parlament, pero Puigdemont se había marchado en un coche que los mossos trataron de interceptar en una operación especial.

Operació Gàbia

Mientras los manifestantes irrumpían por unos breves instantes en el Parc de la Ciutadella, donde está el Parlament, al grito de «¡fuera las fuerzas de ocupación!» y los mossos los dispersaban con gas pimienta, los altos mandos de la Policía catalana activaron la Operació Gàbia (la clásica operación jaula) en el área metropolitana de Barcelona con controles en carreteras para localizar al huido.

La citada operación fue activada al mediodía, para desactivarla por la tarde, y volverla a activar para finalmente suspenderla sin rastro alguno del president pero con cientos de vehículos retenidos y maleteros registrados.

Todo ello para impedir en la sesión de investidura de Salvador Illa -los detalles del pleno, en las siguientes páginas- la participación de Puigdemont, diputado electo y amparado por la ley de amnistía, pero sobre el que pesa una orden de detención debido a que el juez Pablo Llarena del Tribunal Supremo se niega a aplicarla en su enésimo intento de detenerlo y procesarlo.

No hubo recompensa para Llarena, ni para mossos, y tampoco para la derecha y extrema derecha españolas, que de la mano de Vox había organizado un acto al que no acudieron ni 50 personas para pedir el arresto de Puigdemont.

No obstante, dos mossos fueron detenidos -uno de ellos, el supuesto titular del coche en el que se marchó Puigdemont- por su supuesta participación en el dispositivo para ayudar a huir al president, acusados de encubrimiento. Sus defensas solicitaron un habeas corpus por detención ilegal, ya que entienden que el arresto no se fundamentaría en ningún delito, argumento que apoyó la Fiscalía.

En el marco de la investigación, también se supo que los Mossos d'Esquadra han llamado a declarar a Jordi Turull, secretario general de Junts, razón por la cual Batet solicitó suspender el pleno sin éxito.

La investigación continúa abierta para resolver una fuga que, aunque políticamente puede que no sea tan relevante, pasará a la historia reciente de Catalunya. Consciente de ello, las últimas palabras de Puigdemont fueron las siguientes: «No sé cuando nos volveremos a ver, amigos y amigas, pero pase lo que pase, cuando nos volvamos a ver, podremos volver a gritar fuerte ‘Visca Catalunya lliure!’».