Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
Josu Expósito
Cantante de Eskorbuto

«Los demenciales chicos acelerados»: Eskorbuto

Dentro del ejercicio de memoria que supone Etorkizuneko Artefaktua, aparecen joyas como esta entrevista de Pablo Cabeza a Josu Expósito (Santurtzi, 1960-1992). Ayer tuvo tantas visitas que la recuperamos para que los y las lectoras la disfruten en papel. Realizada en 1987, refleja la época, la admiración crítica del periodista y la insolencia punk del artista.

(WIKIMEDIA COMMONS)

Creo que Eskorbuto son de este tipo de bandas únicas sobre la que cada uno vierte una opinión diferente. Es, asimismo, y por esa misma razón, una encrucijada de múltiples visiones, imagen por imagen, y tal como es el punto que hasta lo escrito sobre ellos es interpretado de forma desigual. Se refiere, en concreto, esta última pincelada, a lo que escribimos sobre ellos en una ocasión anterior. Hay quien vio en aquel comentario una crítica negativa hacia el trío, y no. Nada más lejos. No nos gusta positivar en negativo, ¿de qué sirve? Mejor buscar el lado constructivo o en su defecto la exposición de la realidad con los argumentos de su razón. Continuaremos sobre el terreno subjetivo, sí, pero con cierto conocimiento de causa no existe el peligro de entrar como un cosaco. Aún en el caso de Eskorbuto, utilizado ese «cierto conocimiento», sé por mesura, porque si bien me he relacionado con ellos lo suficiente como para conocer su perfil, siempre quedan cartas que no se muestran.

Eskorbuto crean odios y amores. Y por encima de todo: opiniones sobre ellos demasiado ligeras. La razón pudiera estar en sus múltiples situaciones embarazosas que han protagonizado, la fuerte personalidad que han demostrado, intransigencia en algunos casos, y declaraciones extremas, en ocasiones contradictorias. Así, equivocados o no, ellos han decidido el qué, cómo, cuándo y quién. Han tomado decisiones egoístas, pero no sin falta de razón -egoísmo y razón pueden ir de la mano- en la mayoría de los casos. Han aprendido a hacerse valer, toman decisiones, a veces drásticas, y las toman porque cuentan con un cuadro de valores, tan sencillo como la esencia de la vida. La calle les ha curtido, su ambiente les ha extendido sobre los dientes de la vida -comer o ser comido- las mil formas de subsistencia, ataque, defensa y contrataque. Llevan el miedo por dentro. Nunca lo exhiben.

El trío ha demostrado en el último año una actividad desbordante, un talento inusual, una capacidad para la construcción impropia de estos tiempos. Su madurez les lleva a la creatividad, su necesidad de buscarse la vida por medio de lo mejor que saben hacer les orienta hacia la materialización rentable y su intelecto. Están en su derecho. Y lo ejecutan. Pero lástima que hasta el momento parte de sus realizaciones no hayan podido completarse como debieran. Son chicos acelerados, en una vida acelerada y con un desarrollo acelerado: el sosiego aún no lo conocen, la tranquilidad no va con ellos. La buscan, saben que sería deseable y quizá en un próximo trabajo puedan barajar sus artes con la densidad que ya se han ganado y merecen. Este es su primer principal reto cara al futuro.

El hoy de Eskorbuto está en este “Los demenciales chicos acelerados”. Un doble grabado en Tsunami, con excesiva aceleración, falta de sosiego y templanza. Pero Eskorbuto son especialistas en lo inesperado, y ahí está el “Anti Todo”, también grabado en dos días con un resultado asombroso. “Anti Todo” continúa siendo el trabajo a superar. Y no porque el presentar doble álbum desmerezca, sino que A.T. se disparó hacia la grandeza, sin más.

“Los demenciales chicos acelerados” viene a demostrarnos la capacidad del trío de Santurtzi para ser originales, creativos y rupturistas. El doble reincide en los valores más palpables de Eskorbuto: su capacidad para la composición directa, amena y armónica. Puedan ser acelerados, pero se les entenderá, su mensaje melódico será modelado; pueden ser pausados, pero la fuerza les acompañará. Este trabajo destapa, una vez más, las virtudes apuntadas. Asimismo levanta el posible error de etapas anteriores: la carencia de calma, paz y tiempo. Con todo, el 75% de lo transcrito a estría goza de cintos de habilidades y ocurrencias. Desliza un trabajo que rompe con el pasado y presente. La obra se puede tomar desde una visión en el aire, hasta la unicelular. No recuerdo quién les indicó que utilizaran el concepto de «Zarzuela roll», a ellos les gustó. Da igual, el contenido está ahí y tiene forma. Sus canciones se pegan al oído, se aceleran y desaceleran, armonizan y rompen bruscamente. Imaginemos a un director de orquesta con las batutas arriba y abajo.

Un álbum valiente, casi osado. Un trabajo sin disciplina, pero sugerente, alternativo, denso. Admirable. Y, claro, con un montón de metas, reflexiones sobre la vida, geniales. En la mente de Josu Expósito a la hora de apuntar observaciones sobre la calle, latido de cada día, presente o pasado.

¿Eskorbuto se ha completado musicalmente?

Sí y no. Sí porque somos lo bastante buenos como para hacer canciones completas. Y no, porque seguimos aprendiendo. Pienso que somos muy buenos instrumentistas, pero aún podemos ser mucho mejores.

Supongo que os ha faltado tiempo y tranquilidad para la grabación, como suele ser habitual en vuestras grabaciones...

Nosotros habíamos preparado todo perfectamente con Discos Suicidas y Tsunami. 150 horas aproximadamente. Pero ellos, que van de profesionales, entre unos y otros lo jodieron totalmente. Ejemplo, vamos de Santurce a San Sebastián y volvimos sin grabar nada. Al final el doble está grabado en bastante menos horas de las estipuladas. Y, por cierto, Tsunami tiene una deuda con nosotros. Morosos.

Tenéis la experiencia de “Eskizofrenia”, mucho tiempo de grabación, y “Anti Todo”, en dos días, ¿qué es preferible?

Bueno con “Eskizofrenia” surgieron muchos problemas a la hora de grabar, además estuvo lo de la batería Simons, toda una experiencia. Y “Anti Todo” en dos porque eso era lo que queríamos.

Tu mente, Josu, ¿descansa en algún momento?

No. Nunca.

Parece que te preocupa especialmente el tema de la pobreza.

No es fácil ser pobre y con familia combatiendo diariamente por sobrevivir.

¿Por qué este doble álbum?

Nosotros somos un grupo que tocamos poco en directo y nuestros discos sustituyen al directo. Esa es la forma por la que estamos presentes. Y este disco, en especial, es para romper, en cierta medida, el estancamiento del rock. “Los demenciales chicos acelerados” es una alternativa, una nueva forma. Nosotros en el 80 hicimos lo que hacen ahora los grupos y ahora en el 87 Eskorbuto está al día.

¿Cuál es la idea que se quiere transmitir?

Que hay alguna posibilidad de romper con tanto control. Nosotros ofrecemos nuestras vidas, estamos dispuestos. El rock no ha muerto, Eskorbuto vive.

Conviene escucharlo como un álbum concepto, al completo, o vale canción a canción.

El elepé sirve por sí solo y configura un concepto histórico si lo conseguimos demostrar. Pero lo que hay que hacer es escucharlo con ganas. Canción a canción o de golpe, pero con ganas.

Este álbum es un reto de Eskorbuto con Eskorbuto o de Eskorbuto con sus seguidores...

Principalmente es lo segundo. No queremos que a Eskorbuto lo vea cualquier gualtrapa con cerebro de mosquito. Hay gente que no nos gusta y esa gente sobra totalmente.

El álbum es la demostración de que las barreras se deben romper.

Por supuesto que se deben romper, aunque suene utópico, aunque también muy real. Nosotros no hacemos nada para conseguir seguidores, más bien todo lo contrario, pero como ya dije: hasta el demonio tiene su séquito.

Ha cambiado la escala de preocupaciones, de pensamiento...

Por supuesto. El paso del tiempo nos hace cambiar. Como ejemplo: lo romanos hicieron los caminos y tuvieron el mundo a su merced. Luego fue el mar y los barcos. Más tarde el aire, los aviones. Y ahora el espacio, ordenadores y demás. Y en siete años se aprenden muchas coas.

¿Eres contradictorio?

Supongo que sí. Como todos.

¿Y Eskorbuto?

Por supuesto que no. Siempre hay algún motivo que justifica lo que haga. Siempre tendrá razón.

¿Vosotros veis claro el movimiento punk actual?

Aquí en Bizkaia muchos conocieron el punk gracias a Eskorbuto y luego conocieron a los Sex Pistols y demás bandas inglesas. Te digo, que alguien dijo que los hijos bastardos de Jonny Rotten visten violentamente, pero no son nada violentos.

¿En Eskorbuto cabe la autocrítica?

Por supuesto. Y en cierta forma es lo que frena nuestra radicalidad.

¿Tiene algo que corregirse Eskorbuto?

Posiblemente. Pero es algo que no nos preocupa. Además, es la gente la que debiera corregirse primero.

¿Te dedicarías a la política?

Nunca he hecho algo en lo que no he creído y no creo en la democracia como sistema y no creo en la política como vida.

¿Sois constantes en los ensayos?

Ensayamos bastante poco porque creemos que es lo mejor. Las canciones las tocamos en directo y nos las sabemos a la perfección y si nos confundimos alguna vez, solo demuestra que somos humanos. Nuestro directo es muy notable, cometemos pocas equivocaciones.

¿Cuál es el fuerte de Eskorbuto?

Melodías, coros, ritmos... un poco de todo. Pero sobre todo el no haber cedido ni un ápice a nuestras pretensiones.

Odiados y admirados.

Sí.

Prudentes e imprudentes.

No somos nada diplomáticos.

Honestos y deshonestos.

Somos la banda más honesta que pisa este planeta y no somos nada honestos.

Ricos y pobres.

No.

Violentos y pacíficos.

Sí.

Buenos y malos.

Sí y no. No respectivamente.

Amigables e insociables.

Sí.

Todo y Antitodo.

El todo por el todo.

Acaban de llegar de una actuación en el barrio madrileño de Leganés. Junto a ellos actuaron Olor a Sobaco y Tarzán y su Puta madre buscando piso en Alcobendas. Eskorbuto han sido el grupo fuerte, quienes han levantado a la gente. No hay directo en el que sus canciones no sean coreadas. Y da igual el punto de la península.

Josu trabaja en un libro, dándole vueltas con Roge Blasco se encuentra. También esboza un proyecto de álbum en solitario. Una idea de “Rock y violencia” para el siguiente apartado discográfico de Eskorbuto.

Hay unos cuantos «únicos» en Euskadi. Eskorbuto es uno de ellos.