Martxelo DÍAZ
IRUÑEA
Elkarrizketa
eugenio chicas
Miembro del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica

«Las elecciones en Venezuela fueron seguras, transparentes y verificadas»

El salvadoreño Eugenio Chicas tiene una amplia experiencia en observar procesos electorales y destaca que el de Venezuela fue «seguro, transparente y verificado». Subraya que si hay desaveniencias deben ser resueltas por las instituciones venezolanas y no por imposición de agentes internacionales.

(ASAMBLEA LEGISLATIVA DE EL SALVADOR)

Eugenio Chicas ha estado observando el reciente proceso electoral en Venezuela. Es miembro del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela), que en los últimos veinte años ha monitorizado unas 140 elecciones. Ha sido magistrado del Tribunal Supremo Electoral de El Salvador, organismo que presidió durante diez años. Lleva observando elecciones en país caribeño desde hace veinte años.

Pese a lo que se presenta desde el exterior, el sistema electoral de Venezuela es uno de los que tiene más garantías del mundo.

La evolución técnica, organizativa y legal de los procesos electorales en Venezuela ha hecho que sea uno de los mejores sistemas electorales y con mayores garantías en el mundo. Es un excelente sistema electoral, más allá de las compejidades políticas o ideológicas. Más allá de esas desavenencias, tienen un excelente sistema electoral que se fundamenta en el hecho de que cada elector dispone de un documento de identificación que tiene todo un respaldo biométrico, fotografías y huella dactilar. Cuando el elector se presenta en la mesa de votación, lo primero que hace es presentar su documento. El número se ingresa en la máquina, se verifica la huella y se confronta la fotografía del documento con el rostro del portador. A partir de ahí se establece la identidad. La máquina responde inmediatamente. Hasta ese momento, hay tres controles: el número, la fotografía y la huella. Posteriormente, pasa a la máquina de votación, que le despliega las preferencias. La persona las selecciona. La máquina le pregunta si es esa la preferencia que ha escogido y la persona lo confirma, votando. La máquina extiende un recibo, un material escrito que le permite al elector verificar si la opción por la que votó es la que aparece registrada. Es un comprobante de que la máquina solo hizo lo que el elector deseaba. Ese tiquete se deposita en una urna. Cuando el elector se retira, firma el padrón de asistencia a la votación y pone la huella. De esa manera, uno puede dar la garantía de que el sistema es totalmente transparente. Cuando transcurre el día, con el cierre de la votación a las cinco de la tarde, viene una auditoría al 54% de las máquinas de votación. Esa auditoría lo que busca, en un muestreo aleatorio en el que la propia oposición también participa, es confrontar el resultado con los tiquetes. Tiene que coincidir la máquina con los papelitos que depositaron los electores. Es una verificación infalible que permite constatar la voluntad del elector, en una muestra realmente exagerada. Es por eso que se puede afirmar que este es un sistema electoral con muchas garantías. Además, el documento de identificación cumple con todos los estándares internacionales. Efectivamente, es uno de los sistemas que tiene más garantías en el mundo. En América Latina, solo Venezuela y Brasil cuentan con este tipo de tecnología.

En el último proceso electoral venezolano, los representantes de los partidos de la oposición han validado la mayoría de las auditorías previas que se han relizado.

Para estas elecciones se han realizado 17 auditorías, de las cuales quince se hicieron previamente a la votación y dos posteriormente. Sobre las primeras quince, el proceso comenzó en abril y desde el Ceela lo hemos seguido con técnicos de campo y técnicos en línea. Por ejemplo, se auditó el registro de identidad de los venezolanos. Venezuela tiene 33 millones de pobladores. De esos, el padrón electoral supera los 21 millones. En el caso de Venezuela, votar es una obligación no sancionada. Si alguien no va a votar no pasa nada, es voluntario. Se verifica el grado de pureza del registro. Se llevó a cabo con excelentes resultados, sin mayores desavenencias. Debo decir que en esa auditoría participan todos los partidos que tienen candidaturas inscritas. También se audita el hardware de las máquinas de votación. La oposición, me consta, dedicó técnicos de muy buen nivel y con experiencia a este proceso. También se audita el software para que la máquina haga solo lo que tiene establecido que haga. Hay auditorías al registro electoral, sobre la organización de la logística, sobre las pruebas que se hacen con las máquinas en el simulacro nacional previo a la cita electoral, los mecanismos de transmisión de los resultados... Son exhaustivas y con presencia de observadores internacionales y de delegados de los partidos políticos.

Por tanto, ¿diría que las elecciones fueron limpias?

Totalmente limpias. Y no es solo mi opinión, sino que distintos observadores internacionales establecieron que incluso la elección fue muy tranquila. Vengo de procesos electorales en los que he participado, como el de México, en el que hubo 31 candidatos asesinados durante la campaña. O en EEUU, el propio Trump padeció un atentado. Pero en el caso de Venezuela, todo fue sin mayores incidentes que pudieran poner en riesgo o ni tan siquiera constituyeran noticias relevantes para la comunidad internacional. Por ello, me parecen elecciones limpias sujetas a la observación nacional e internacional.

¿La petición de las actas está justificada? ¿Podrían otros países del mundo responder a esta demanda?

Cada país tiene las reglas de su proceso electoral. Son muy diversas las leyes y las técnicas electorales. El sistema de cada país corresponde a su historia, a sus tradiciones, a su marco constitucional, a su coyuntura. Lo que puede ser normal en un país puede no serlo en otro. Esa diversidad de sistemas y de procesos es un tema de soberanía, cada sociedad tiene el marco constitucional que corresponde a su realidad. Venezuela tiene el suyo. En Venezuela no hay, como en otros países, un recuento de votos como el que se le ha demandado. Como en Panamá o Bolivia. Tienen un principio de preclusión. En Panamá, por ejemplo, a las cinco de la tarde, se cuentan los votos, se elabora el acta, se firma y en ese momento se queman los votos y no quedan más evidencias. Igual es en el caso de Bolivia. En el caso de Venezuela, los votos quedan depositados en una máquina. Ahí lo que se puede escrutar son las actas, que son documentos que reúnen muchas medidas de seguridad. Tienen un código que las ancla a la máquina y otras cautelas. Son muchas las medidas de seguridad que permiten verificarlas. Pero como todo los sistemas electorales, en algún momento pueden tener una falla. En esta ocasión, hubo un ataque informático que procedió de Macedonia, como informó el Consejo Nacional Electoral. Eso tiene que ver con la publicación de los resultados y generó algún atraso. Pero de ninguna manera ha afectado la base de datos de las actas. Cada máquina tiene la generación de un acta, que cuenta con todas las medidas de seguridad y que puede ser verificada. El Consejo Nacional Electoral es el responsable de las verificaciones. En caso de controversia, se puede acudir a la Sala de lo Electoral de la Corte Suprema de Justicia. No corresponde a agentes extranjeros. Es su propia institucionalidad la que debe resolver. Es un tema de legalidad, de soberanía y de constitucionalidad. Ningún país somete su sistema electoral a la decisión de agentes extranjeros. Es su propia institucionalidad la que puede y debe resolver las desavenencias.

Las elecciones venezolanas se celebraron después de que el Gobierno y la oposición alcanzaran un consenso sobre su desarrollo en los Acuerdos de Barbados.

Como antecedente, hay que señalar que la oposición, desde el momento en que decide participar en ese proceso electoral, lo hizo sobre la base de los Acuerdos de Barbados que fueron suscritos entre el Gobierno y la oposición bajo los auspicios del Reino de Noruega y el acompañamiento de los Gobiernos de México y Colombia y del propio Gobierno de EEUU, que ha participado en el seguimiento de este proceso. Los Acuerdos de Barbados establecieron el marco. Se establece con claridad que es la Constitución de Venezuela y el marco legal de Venezuela al que se someten los contendientes en esta elección. Es cierto que los Acuerdos de Barbados han tenido demanda de incumplimiento por todas las partes. Pero también es cierto que los Acuerdos de Barbados tienen los mecanismos de diálogo, de entendimiento y de seguimiento para asegurar que el proceso concluya en feliz término. Entonces, el proceso electoral venezolano, con el 80% de actas que publicó el Consejo Nacional Electoral, es irreversible. Cuando anunció que el señor Nicolás Maduro obtuvo 5.150.092 votos, equivalentes al 51,20% y que el señor Edmundo González, de uno de los partidos de la oposición, obtuvo 4.445.978 votos, equivalentes al 44,02%, hacían totalmente irreversible la elección. Insisto en que me parece que es una elección segura, transparente, que ha ofertado los datos que fielmente establecieron sus propios electores y que cualquier controversia debe ser resuelta solo por las propias instituciones de Venezuela en el marco de la Constitución y los Acuerdos de Barbados.