Arkaitz Bellon debía estar en libertad condicional desde hace ya tres años
A la espera de que se aclare el motivo del fallecimiento de Arkaitz Bellon, lo seguro es que nunca debió producirse en prisión, ni a mil kilómetros de casa, ni solo en su celda. A la desproporcionada condena de trece años y tres meses de cárcel se le suma que debió haber sido excarcelado ya en 2011, cuando alcanzó las tres cuartas partes de la pena. En su caso confluyen tres vulneraciones: estaba en prisión ilegalmente, lejos de casa y solo en la celda.
Arkaitz Bellon Blanco llevaba tres años de prórroga ilegal en las cárceles españolas, donde ha fallecido finalmente. Había cumplido las tres cuartas partes de la condena, tope legal preceptivo para acceder a la libertad condicional, ya en el año 2011. Sin embargo, no fue excarcelado, como es norma generalizada con los presos políticos vascos. Según datos de hace ahora un año ofrecidos por Etxerat, cerca de 140 prisioneros padecían esta vulneración concreta. Cabe recordar, por cierto, que precisamente 2011 fue el año en que ETA dio por finalizada su acción armada.
El malogrado joven de Elorrio fue condenado en octubre de 2003, junto a Andoni Zengotitabengoa y Txomin Lesende, por cciones de kale borroka en Aste Nagusia de Donostia en 2000. A Arkaitz Bellon lo detuvieron el mismo día y fue devuelto a prisión, donde ya había estado antes en condición de preso preventivo. Desde entonces estuvo en la cárcel de modo ininterrumpido, y siempre a más de 700 kilómetros de Elorrio (Herrera de la Mancha, Puerto III, Sevilla y Puerto I).
En mayo iba a cumplir la totalidad de la condena. Pero debía estar libre hace exactamente 35 meses, que es cuando superó las tres cuartas partes de la pena que establece el Código Penal español para la puesta en libertad condicional.
En primer grado
Esta es solo una de las tres vulneraciones de derechos que concurren en este caso, con un fatal desenlace. Tampoco había razón objetiva alguna, aunque sea la práctica habitual con los presos vascos, para mantener a Arkaitz Bellon en primer grado, en un régimen asemejable al de aislamiento según confirmó ayer Etxerat.
Como es sabido, Arkaitz Bellon fue hallado muerto en su celda, donde se encontraba solo, a la hora del recuento posterior a la comida. Obviamente, por el momento resulta imposible saber si hubiera podido salvar la vida en caso de estar acompañado por algún compañero.
Según datos recientes, solo unos 180 del total de más de 500 presos vascos están en la cárcel en régimen común; es decir, segundo o tercer grado.
La dispersión
El tercer factor ilegal que confluye en la muerte del joven elorriarra es el del alejamiento. Puerto de Santa María (Cádiz) constituye uno de los puntos más lejanos a Euskal Herria que puedan hallarse en el mapa de la Península. La distancia exacta por carretera respecto a Elorrio asciende a 980 kilómetros.
No hace falta recordar que el suyo no suponía un caso peculiar, tampoco en este aspecto. El último informe mensual de la asociación Etxerat apunta que son nada menos que 214 los presos vascos que se hallan a más de 800 kilómetros de casa.
La política de dispersión se mantiene contra viento y marea pese al nuevo tiempo abierto en Euskal Herria. El pasado domingo el dirigente vasco del PP Borja Sémper defendía en una entrevista al Grupo Noticias que «la dispersión tiene sentido hasta que ETA se disuelva», aunque añadía a continuación que «es un tema que me hace reflexionar mucho. Hay opiniones, algunas muy fundamentadas, que dicen que no tiene sentido».
Un día antes, el Colectivo de Presos y Presas Políticos Vascos (EPPK) había ratificado en su último comunicado la prioridad total que otorga al fin de la dispersión. La posición fijada el pasado 28 de diciembre avanzaba su intención de explorar vías legales para conseguir acercamientos primero y excarcelaciones después. Una posición que se irá concretando en próximas semanas.
Protestas en las cárceles
En Puerto-I se encuentran catorce presos vascos más. Se trata, según el último listado de Etxerat, de Rufino Arriaga, Alfonso Castro, Fernando Elejalde, Sebas Gurtubai, Karmelo Lauzirika, Iñigo Gutiérrez, Joseba Lerín, Ibon Muñoa, Zigor Orbe, Josu Ordoñez, Arkaitz Saez, Xabier Zabalo, Jokin Zerain y Jon Zubiaurre.
Durante la tarde de ayer llegaron ya noticias de algunas protestas en cárceles. Es el caso de Fleury, donde han iniciado un «txapeo», o de Lannemezan, donde se anuncia un ayuno hoy. En Osny lo harán el domingo.
Etxerat añadió un incidente que se produjo en la cárcel de Muret-Seysses. La compañera del preso Rubén Rivero fue privada de la visita, dado que los funcionarios franceses le impidieron acceder al centro con una banderola por la repatriación y una foto de Arkaitz Bellon. Explicó que luego estuvo retenida por los gendarmes, durante cerca de dos horas.
Los ocho presos del módulo pudieron ver el cuerpo y despedirle
Según ha podido comunicar Jokin Zerain a sus familiares y estos a NAIZ, los ocho presos vascos del módulo pudieron ver el cuerpo de Arkaitz Bellon y despedirle, después de que falleciera en la tarde del miércoles. Lógicamente se encuentran «hechos polvo» y también muy sorprendidos.
Zerain ha podido telefonear dos veces a casa en estos dos días y según transmiten sus allegados ha detallado que «por la mañana estaba bien, normal. Antes de entrar al `txabolo', después de comer, Jokin le preguntó qué iba a hacer después: `A la tarde, ¿deporte?'. Arkaitz le respondió que no, que prefería pasear».
El hallazgo del cuerpo sin vida se produjo en torno a las 17.00, que es cuando se abren las celdas. Al parecer, antes no se oyó nada raro. Los allegados de Zerain explican que «Jokin está en el `txabolo' de al lado y ha dicho que no notó nada extraño, que no entró nadie en la celda, porque en caso contrario lo hubiera notado».
Tras confirmarse la muerte de su compañero, los presos vascos en este módulo se reunieron con el subdirector y recibieron permiso para entrar a la celda y ver por última vez a Bellon, uno por uno, a modo de despedida. Ayer recogieron sus pertenencias. GARA