Julián Zapiain Alonso
Ciudadano. Consejero General de Kutxa
KOLABORAZIOAK

Kutxabank SA. Cartera de participadas

Unos por acción, el clan Neguri, y otros por omisión al ser incapaces de visibilizar alternativa alguna, están contribuyendo al mayor expolio que se ha cometido con recursos generados por el ahorro popular, el economicidio del sistema de cajas vascas

Desde el mismo momento de su aparición, durante la segunda mitad del siglo XIX, las cajas de ahorro se orientaron al fomento y protección del ahorro y a posibilitar el acceso al crédito de las clases sociales más desfavorecidas. Con ello asumieron de manera propia preocupaciones de carácter social posibilitando la inclusión financiera de amplias capas populares.

Esta vocación social condujo a una preferencia natural por la actividad financiera más básica, de menor riesgo y sofisticación y más próxima al interés del ciudadano. Asimismo, la actuación histórica de las Cajas se desarrolló desde una perspectiva marcadamente local, con un profundo arraigo a la provincia o municipios donde se constituyeron y una gran sensibilidad a las necesidades y peculiaridades propias del territorio en el que actuaban.

En estos factores primigenios de carácter social, simplicidad de negocio, y apego territorial es donde radicó históricamente gran parte de su general aceptación y su éxito como instituciones bancarias singulares.

¿Queda algo del modelo?

Cuando en 2011 se decidió la estructura bancaria a generar a partir de las cajas vascas, se optó por un modelo de cesión del negocio financiero de las mismas al banco BBK Bank SAU creado por la Caja vizcaina el año anterior. No se optó por otro tipo de estructura como la de La Caixa, que configuró con la mayor parte de sus participaciones industriales la estructura Criteria Holding, cediendo el negocio bancario y las restantes participaciones al banco Caixabank (CB) del cual ostenta la mayoría accionarial.

Esta opción tenía una ventaja, disminuir la necesidad de capital regulatorio al no asignar a CB los activos de previsible mayor riesgo futuro, y una consecuencia, la Obra Social Propia de La Caixa iba a tener dos fuentes de ingresos. La primera, los dividendos de su participación accionarial en Caixabank, y la segunda, los rendimientos y beneficios del holding industrial Criteria. Por aquí en una nueva muestra de dimensión por dimensión, todo al banco, y así nos va y puede ir.

Las tres entidades, junto a CajaSur, sumaron sus participaciones en distintas empresas y sociedades, siendo el valor total de las mismas a 2 de enero de 2012 de 4.600 millones de euros.

Para resaltar el «caos societario» se menciona desde la dirección de la entidad el número de 266 empresas existentes en ese momento, con ello se quiere justificar la «racionalización» necesaria mediante la desinversión (venta), pero... no es toda la verdad, ni siquiera parte de ella. Había otra alternativa organizativa, la catalana, y no se optó por ella porque se necesita vender no para simplificar, sino para lograr mejorar la solvencia, cuando no la liquidez inmediata, del banco Kutxabank, SA (KB). Y a ello se pusieron desde el primer momento, y siguen en la actualidad.

Significar que la inmensa mayoría de las «participadas» son meras sociedades instrumentales de las que se dotaban las extintas cajas para articular sus distintos segmentos de negocio (inmobiliaria, líneas de crédito específico, actividad aseguradora...), con lo que las empresas de cuyo capital social formaba parte alguna de las cajas eran muy pocas. Por ejemplo, solo eran diez las cotizadas en las que la participación superaba el umbral del 3%.

Dentro de las sociedades dependientes consolidables del Grupo Kutxabank, o de las denominadas entidades asociadas, existían algunas coincidentes en las que se sumaban las participaciones de cada caja superando el umbral del 50%. Ello repercutía en la cuenta de resultados de KB al ser obligatoria la consolidación en la misma de los resultados de las sociedades con participaciones superiores al 50%.

Y en esta tesitura se encontraron a 1 de enero de 2012 Ibermática y Euskaltel. Había que vender, en el primer caso porque BBK poseía el 50% de la empresa Informática de Euskadi SL y había que darle valor asignándole trabajo, en detrimento de Ibermática, para su venta a Accenture-IBM, y en el segundo, porque la multa de más de 223 millones de euros que debía abonar a Orange-FT era una losa difícilmente asumible, y además la adquisición al Gobierno López, mediante una ampliación de capital de 68 millones de euros, de la red pública de fibra óptica «revalorizaba el producto».

En este momento Ibermática y Euskaltel se han unido a la larga lista de empresas que se alejan de Euskadi, porque no solo es vender, sino también a quién. Fondos de inversión o de capital-riesgo son los que adquieren una empresa ya existente no creando actividad nueva alguna. Estos capitales no son inversores productivos o industriales, no aportan tecnología, ni nuevo producto o técnicas de fabricación ni canales de comercialización en redes internacionales, sino que al ser fondos financieros parasitarios solo buscan rentabilidad a corto plazo.

¿Cuál es la situación accionarial actual de Euskaltel SA? KB mantiene el 49,9 % de su capital, Iberdrola el 2% y la gestión está encabezada por International Cable, sociedad radicada en Holanda por cuestiones tributarias, y formada por los fondos Trilantic e Investindustral, que poseen el 48,1%. La totalidad de la fibra óptica desplegada en la CAV, salvo la de la red de urgencias, es en este momento propiedad de un fondo de capital-riesgo. Todo un éxito de la gestión pública.

Por su parte, Ibermática tiene una estructura de participaciones encabezada por ProA Capital Inversiones con un 55%, mientras que Kutxabank ha pasado de casi el 53% a 2 de enero de 2012 al 15% actual. Naturalmente, y desde un primer momento, ProA muestra su real intención de rentabilizar su «inversión».

Estos fondos de capital-riesgo se convierten en fondos buitre cuando demandan rentabilidad inmediata, dado su interés especulativo ajeno a la actividad productiva. Esta última debe basarse en vocación de permanencia, inversión y empleo digno, nada que ver con los objetivos de inmediatez y rentabilidad a corto.

Decía que en el momento de creación, 2 de enero de 2012, KB poseía diez sociedades cotizadas; ya no es así. No solo su número ha disminuido, sino que la participación en las que aún permanecen también lo ha hecho. En todos los casos las gestoras de fondos de pensiones o de fondos de inversión son las adquirientes. En septiembre de 2013, KB vendió la totalidad del paquete accionarial que poseía de NH-Hoteles, obteniendo unos 59,3 millones de euros; este año ha vendido sus participaciones en las empresas de la alimentación Natra SA y Natraceutical, SA, ventas que pueden implicar unos importes cercanos a los 15 millones de euros.

También KB ha disminuido su participación en Iberdrola SA: donde llegó a tener un 7,747 % de su capital mantiene en la actualidad un 4,926%. En este momento es el fondo soberano Quatar Investment Autority su mayor accionista con un 6,162% del capital. En el ámbito de la energía, mantiene posiciones en Enágas (5%), Petronor (14,02%) y la Compañía logística de Hidrocarburos CLH SA (5%), en la farmacopea oncológica Zeltia SA (3%) y en la industria el 19,056% del fabricante de equipos ferroviarios CAF SA y el 24,4% de Ingeteam SA, empresa de equipamientos y soluciones eléctricas y automáticas.

Y es en la participación en CAF SA donde en mayor medida puede mostrarse cómo el ámbito financiero domina y condiciona el funcionamiento de la economía productiva. En diciembre de 2011, y para adecuarse a los parámetros de segregación del contrato de cesión a BBK Bank SAU, Kutxa vendió el 1% de su participación en CAF, por entonces del 20,06%, por un importe de 13,12 millones de euros. En dicho ejercicio Kutxa había ingresado más de 7,22 millones de euros en concepto de dividendos procedentes de CAF. La rentabilidad de la empresa vagonera se ha mantenido en los ejercicios 2012 y 2013 retribuyendo 10,50 euros anuales por acción ¿Será ello suficiente para que unos usufructuadores de una entidad nacida de los depósitos generados por el ahorro popular entienda su labor de cara a la economía productiva del país? ¿O solo son cifras y letras sin personas ni proyectos detrás?

Las Cajas vascas entraron en el capital de CAF el año 1991, cuando la empresa, viviendo una profunda crisis, estuvo a punto de ser adquirida por Siemens; el peso accionarial de ellas junto con el de la instrumental Cartera Social SA ha garantizado radicación y estabilidad. Eran otros tiempos, al parecer.

Unos por acción, el clan Neguri, y otros por omisión al ser incapaces de visibilizar alternativa alguna, están contribuyendo al mayor expolio que se ha cometido con recursos generados por el ahorro popular, el economicidio del sistema de cajas vascas.

En este como en otros campos, es hora de que como ciudadanos activemos dinámicas participativas, porque hay alternativa y está en nuestras manos.