PP y PSOE recibieron ayer un duro golpe. Hace cinco años, las formaciones que lideran Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba obtuvieron 24 y 23 escaños, respectivamente, y más del 80% del respaldo electoral. Ayer, Génova y Ferraz se repartieron 16 y 14 europarlamentarios y su apoyo no llegó al 50%. Se trata de los peores resultados de los dos pilares del bipartidismo español y suponen un reflejo de la crisis política que arrastra el Estado, donde los recortes de los últimos años y los casos de corrupción han incrementado el descrédito de ambos partidos.

Quien dio la gran sorpresa fue Pablo Iglesias, cabeza de lista de Podemos, que con cinco escaños (1.243.424 votos, el 7,96% del total) irrumpe en el Parlamento Europeo apenas cuatro meses después de poner la formación en marcha. IU, con seis asientos (1.560.047 votos, el 9,99%), triplica su representación aunque probablemente por debajo de las expectativas que se habían creado a su alrededor. Una sensación similar tendrá UPyD, que sumó 600.000 avales nuevos hasta superar el millón (cuatro diputados) pero que queda como quinta fuerza del Estado. También, con uno, logró entrar Primavera Europea (coalición de Equo y Compromís).

«Ha ganado el partido del Gobierno. Somos el único país, junto a Alemania, donde el partido que apoya al Ejecutivo gana unas elecciones». En una noche donde las justificaciones ante malos resultados suelen imponerse frente a la reflexión, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, comparecía en Génova para representar una celebración que ni admitió preguntas de la prensa ni estuvo respaldada por militantes en la calle, pese a haber colocado el tradicional balcón en Génova. No era un buen día. Pese a ser los más votados, por el camino se han dejado más de dos millones de votos. Las explicaciones de ayer se redujeron a diez minutos frente a la prensa, rostros serios y un paréntesis a la espera del Comité Ejecutivo a celebrar hoy y que presidirá Rajoy.

El PSOE admite el golpe

«No estamos satisfechos, es un resultado duro y difícil para el PSOE». Elena Valenciano, candidata de la formación que lidera Rubalcaba, lo tenía también difícil. Su partido, que aspiraba al empate técnico con el PP, se quedó a dos escaños y perdió más de dos millones y medio de votos. Sí que eludió dar una respuesta más profunda, aunque vaticinó un «análisis sobre la desafección que existe entre los ciudadanos y las instituciones que les representan». Quien no salió a dar explicaciones fue Rubalcaba, que había logrado calmar la guerra interna pero que ahora se enfrenta a una complicada situación, debilitado por los resultados y con un proceso de primarias a la vista.

Con gritos de «sí se puede», en el local que Podemos habilitó en el barrio de Lavapiés, en Madrid, para seguir el escrutinio se desbordó la emoción pasadas las 23.00. Son la gran revelación. Las encuestas más optimistas hablaban de dos representantes pero la formación liderada por Iglesias logró unos resultados históricos colocando a cinco eurodiputados. «Los partidos de la casta han sufrido el más severo correctivo, pero no hemos cumplido el objetivo de superarles», señaló el profesor universitario, que puso su vista en las próximas elecciones al Congreso español. IU, por su parte, celebró la «derrota» del bipartidismo, exigió la dimisión del Gobierno y apeló a la confluencia de las formaciones de izquierdas. «Se abre un nuevo tiempo», aseguró el candidato, Willy Meyer, que, no obstante, no ha logrado capitalizar el descontento en el Estado y ve como un partido recién creado como Podemos le pisa los talones.

Tras las primeras valoraciones, hoy será el día de analizar unos resultados que suponen un punto de inflexión.