Cristina Uriarte (*)
KOLABORAZIOA

Enseñar a aprender y aprender a enseñar

Nuestra persistencia pone de manifiesto que las negativas no nos arredran. Nuestra voluntad es y será totalmente firme si así es necesario, y no cesaremos hasta que sea respetada. Es una cuestión de democracia y de dignidad

Son los propios jóvenes los que nos hacen ver la importancia de impulsar la educación por competencias, la necesidad de otra forma de enseñanza, de otra metodología que no sea el aprender de memoria para superar un examen, tal y como hemos podido comprobar recientemente en la celebración del 25 aniversario del Consejo Escolar de Euskadi. Hasta hace bien poco ese concepto, el de las competencias educativas, era un aspecto sobre el que se teorizaba, pero poco más. Bueno pues ya ha llegado el momento de pasar de la teoría a la práctica. Nuestros jóvenes deben recibir una formación que les ayude realmente a afrontar su futuro con garantías. En ello estamos.

Hablamos de superar una tradición de enseñanza ligada a una instrucción orientada fundamentalmente a la superación de exámenes, para dar paso a otro tipo de enseñanza, una nueva manera de enfocar la enseñanza. Centrar el progreso en el conocimiento implica la constante adaptación de la educación a los nuevos retos personales, sociales, tecnológicos y científicos. Para que las personas puedan enfrentarse a estos retos y construirse como tales, la política educativa debe garantizar el desarrollo de sus capacidades personales mediante una educación básica de calidad. Una apuesta clara y nítida por el exquisito respeto a los distintos ritmos y diferentes características del alumnado.

Nos encontramos con la necesidad de «aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser». Nuestros jóvenes deben profundizar en comunicación lingüística, competencia digital y en espíritu emprendedor. Son materias y contenidos que deben tener presencia en todo momento, mientras se trabajan las matemáticas o las ciencias. ¿Pero, y todo esto para qué? Para ayudarles a formarse como personas, para que puedan alcanzar los objetivos marcados en el perfil de salida del alumnado; definamos qué es lo que queremos para nuestros jóvenes, y pongamos las herramientas para que alcancen ese nivel, ese perfil con el que afrontar su vida pre-adulta y adulta. Para ello es necesario definir las competencias básicas que ha de lograr el alumnado al finalizar la Educación Básica Obligatoria para alcanzar las finalidades educativas y saber desenvolverse en los distintos ámbitos y situaciones de la vida.

Desde este enfoque, teniendo en cuenta los aspectos antes mencionados y dando continuidad al camino trazado a lo largo de los últimos años por el Departamento que dirijo, pusimos en marcha al comienzo del curso 2013-2014 un proyecto de largo alcance, el Plan Heziberri 2020. «Heziberri 2020» incluye el desarrollo de los siguientes proyectos complementarios: En primer lugar: Elaborar y consensuar el «Marco del modelo educativo pedagógico». Un trabajo ya realizado. En segundo lugar: Elaborar y consensuar los decretos por los que se establecen los currículos de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Nos encontramos en ello. Y en tercer lugar: dar pasos hacia una Ley Vasca de Educación.

Partimos de la base de numerosas experiencias educativas que cuentan con un largo y fructífero recorrido que han contribuido a la construcción de una cultura pedagógica compartida por la comunidad educativa. Uno de los hitos importantes en este recorrido ha sido el proyecto del Curriculum Vasco, que se caracteriza por ser una iniciativa conjunta de los agentes educativos sociales y políticos. Como dijimos desde el principio, es compromiso de este Gobierno hacer valer y desarrollar sus competencias en su apuesta por la permanente mejora del sistema educativo vasco a salvo del vaivén político, estable y basado en el acuerdo entre los agentes educativos. «Heziberri 2020» viene a desbrozar ese camino asegurando su viabilidad y seguridad jurídica.

No podemos negar que la LOMCE ha interferido en esta nueva fase del proyecto, pero como tantas veces hemos manifestado, la colaboración de los diferentes sectores de la comunidad educativa es uno de nuestros principales valores. Y se está volviendo a demostrar. Desde el Gobierno Vasco, hemos querido afrontar un proceso de participación jamás realizado. Tomamos la decisión de abrir el debate, y no nos confundimos. Estoy convencida de que la participación y el diálogo constructivo promueven el consenso. Por primera vez, agentes educativos, sociales y políticos han tenido la posibilidad de participar en la elaboración de un decreto curricular. Son muchas las personas que están colaborando y participando en definir sus contenidos. La práctica totalidad de la comunidad educativa está participando directamente con el Gobierno en la elaboración de los nuevos curriculums. Quiero, públicamente, trasladarles mi agradecimiento por los centenares de propuestas y aportaciones que han realizado, por su dedicación y esfuerzo a favor de un mismo objetivo, que no es otro que el de la mejora continua de nuestro sistema educativo.

Próximamente remitiremos a los agentes educativos un segundo borrador de los curriculums de infantil, y educación básica y poco después presentaremos el documento definitivo. Será, por tanto, un documento participado y eso tiene su valor. Significará además, el previo necesario para dar los primeros pasos hacia una nueva ley Vasca de Educación con el consenso, la colaboración y el trabajo en común como inequívocas referencias. Nos encontramos ante un reto colectivo, será un trabajo duro, pero necesario y apasionante, en beneficio de nuestra sociedad.

(*)Consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura