Manex Altuna
Jon Ander Garrido en el acto de despedida como futbolista.
Jon Ander Garrido con un camiseta de Lorca en el acto de despedida como futbolista.
@Cadiz_CF

Jon Ander Garrido, la conexión en el campo con los valores antifascistas en la grada del Cádiz

El centrocampista de Algorta tuvo que colgar las botas al final de la temporada pasada, con 33 años, debido a las lesiones. Una despedida amarga para un capitán identificado con la afición de un conjunto amarillo al que llegó en Segunda B y ha dejado en Primera.

Jon Ander Garrido (Getxo, 9 de octubre de 1989) admite en declaraciones a NAIZ que el último año como jugador «ha sido horrible». No podía disfrutar, «sufría». «Te vas con dolores a la cama, lo intentaba y no podía. Quieres jugar, no puedes y te da rabia», revela. Se ha mudado a Galicia con su pareja y dice que no echa de menos el fútbol. Se va a tomar un año sabático y su intención en un futuro es preparar las oposiciones a bombero. Tampoco descarta trabajar como delineante, tiene un grado superior en desarrollo de productos mecánicos y es un oficio que ya conoce.

Una lesión incurable en la rodilla le ha alejado de la práctica profesional a los 33 años. Fue nada más arrancar la pretemporada de 2022 y se pasó todo el curso sin poder jugar. Sus últimos partidos los jugó la campaña anterior cedido en el Mirandés en Segunda. No ha sido el final que le hubiera gustado, defendiendo la camiseta de su amado Cádiz. Sin embargo, nadie le va a quitar el cariño que se lleva por parte de todos los estamentos del club. Empezando por la directiva, siguiendo por la plantilla y sin olvidar a los aficionados con los que mantuvo un especial vínculo.

El presidente de la entidad amarilla, Manuel Vizcaíno, destacaba en su acto de despedida que «Garrido es un jugador que refleja, como uno de los nuestros que es, el espíritu y lo que nos ha traído aquí, incluyendo, en su caso, la evolución como futbolista y como persona, tanto dentro como fuera del Cádiz». El mandatario cadista incidía en que «es de las personas con las que hablabas y sabías que iba a misa, porque tiene unos valores que a veces no casan con como otros miran este deporte».

José Mari, su compañero de fatigas en el medio campo amarillo, recalcaba que ‘Garrincha’, mote que le pusieron en el vestuario, «es un tío especial, distinto y con valores. Es un compañero y un amigo, todo lo que le ha dado al Cádiz y a nosotros no tiene precio». «Quiero darle las gracias por todo lo que nos ha dado en el campo y, sobre todo, por lo que nos ha dado fuera», añadía.

Las Brigadas Amarillas, grupo de aficionados del conjunto gaditano que se ubica en el fondo sur, también quisieron entregarle un trofeo para agradecerle su paso por el club y «su entrega a nuestros colores». «Deseamos que te vaya genial en esta nueva etapa», resaltaban en un mensaje en redes sociales que finalizaba con unas palabras en euskera: «Jon Ander, mila esker urte hauetan gutariko bat izateagaitik».

Lorca y puño en alto

Los equipos y aficionados vascos, en general, siempre han mantenido una buena relación con el Cádiz y así suele quedar plasmado en cada visita mutua. Garrido confirma el aprecio con el que le han acogido desde que llegó en 2014. Se va con un «cariño de la ostia» y, como decía en su adiós, «ha sido una pasada» y «un viaje precioso». «Me voy enamorado de esta tierra y empapado de cultura», subrayaba.

El ya exjugador de Algorta acudió a su última comparecencia ante los medios con una camiseta de Federico García Lorca. Según él mismo cuenta, era un homenaje al poeta fusilado por los franquistas y a Andalucía. «Ya que me marchaba quería dejar un detalle con la afición del Cádiz que es afín a los ideales que yo tengo», explica.

Garrido se declara abiertamente antifascista y mostró su apoyo a los trabajadores de la Bahía en distintas protestas. Asimismo, celebró un gol con el puño en alto en recuerdo de Baguetina, un reconocido aficionado cadista que falleció por un cáncer y llevaba la voz cantante en las Brigadas Amarillas. La música punk y su gusto por grupos como Kaos Urbano es otro de los rasgos que le caracterizan.

Jon Ander Garrido celebrando un gol con el puño en alto. (Europa Press)
Jon Ander Garrido celebrando un gol con el puño en alto. (Europa Press)

Ese tipo de gestos y su forma de jugar, al ser un futbolista que ponía voluntad y lo daba todo en el campo, han sido claves para que los aficionados se sintieran identificados con él y surgiera esa «conexión». En este sentido, cree que en el «fútbol moderno» cada vez es más complicado ver esa complicidad. «No es posible que alguien del Cádiz, o el que pague su entrada, se pueda sentir representado por un jugador con un coche de 300.000 euros, un reloj de 100.000 euros y sin ningún ideal. La gente ve menos fútbol y se está alejando de su equipo. Es un problema que he vivido y está fallando», explica.

El de Algorta no oculta que ha terminado bastante decepcionado en este aspecto. Recuerda que como muchos críos de su generación iba a San Mamés de pequeño e idolatraba a los jugadores. Luego, «vas creciendo, lo empiezas a ver como un trabajo y te vas desenamorando».

Debut con victoria en San Mamés

Ese desencanto con el mundo del fútbol no le ha impedido hacer buenas amistades y cita a José Mari y Ager Aketxe. Con el de Romo, que ahora juega en el Eibar, coincidió en Cádiz en varias etapas y mantiene una gran relación. También nombra a Negredo y Güiza, dos delanteros que tras haber ganado de todo durante su carrera, le han sorprendido por su forma de ser y humildad en el día a día.

Garrido no oculta que es hincha del Athletic y acude cuando puede a San Mamés con su cuadrilla. Con 221 partidos con la camiseta del Cádiz a sus espaldas, hizo su debut en Primera en el estadio bilbaino. Fue el 1 de octubre de 2020. En plena pandemia, vivió uno de esos momentos que dan sentido a toda una trayectoria. Sin pasar por Lezama, Garrido se formó en el Getxo y jugó sus primeros años en categoría regional con el equipo de su localidad hasta que fichó por el Barakaldo. Después de varios años en Segunda B con el conjunto fabril, recibió la llamada del Cádiz. Fue un acercamiento hacia el profesionalismo al tratarse de un conjunto histórico y con una gran afición que siempre está con el equipo y les aprieta las tuercas cuando las cosas no van bien.

Jon Ander Garrido debutó en Primera en 2020 en San Mamés. (@Cadiz_CF)
Jon Ander Garrido debutó en Primera en 2020 en San Mamés. (@Cadiz_CF)

El Bilbao Athletic de Ziganda le dejó a las puertas del ascenso a Segunda en 2015 con un triunfo en su primera visita a San Mamés como jugador. De la mano de Álvaro Cervera, el técnico que más influencia ha tenido en su trayectoria, se fue asentando en Segunda después de una cesión al Racing de Ferrol y cerraba el círculo con sus primeros minutos en Primera en casa. Después de superar una grave lesión, llegó a disputar 26 encuentros esa campaña. Garrido entró al campo en los últimos minutos del duelo y ayudó a defender el gol de ventaja que disponían tras el tanto en propia puerta anotado por Unai Núñez. Una noche inolvidable y épica, al acabar el Cádiz con nueve jugadores, con el Athletic volcado en busca del empate. La única pega fue que debido al coronavirus las gradas estaban vacías.

A Garitano le cayeron palos por todos los costados. Sin embargo, al año siguiente el Cádiz también se llevó el triunfo con Marcelino en el banquillo y un resultado idéntico (0-1). El Athletic ha goleado al Cádiz en sus últimos enfrentamientos, pero están advertidos del potencial de un equipo que mantiene el bloque de los últimos años con Sergio como entrenador. Llegan al duelo con los mismos siete puntos que los rojiblancos y tan solo han perdido en su visita al Barcelona. Ernesto Valverde no podrá contar con los lesionados Nico Williams y Nolaskoain, aunque recupera a Yeray y De Marcos.

Jon Ander Garrido festejando con la afición gaditana. (@Cadiz_CF)
Jon Ander Garrido festejando con la afición gaditana. (@Cadiz_CF)