Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna
Echeverría, Budimir e Irigibel «rematan» sobre el césped de El Sadar.
Echeverría, Budimir e Irigibel «rematan» sobre el césped de El Sadar.
Iñigo URIZ (FOKU)

Echeverría, Irigibel y... Budimir, cuatro décadas separan el mismo talento goleador

Ante Budimir ha superado este domingo la cifra de 36 dianas defendiendo la elástica rojilla en Primera y adelanta así a dos míticos artilleros como José Manuel Echeverría y Patxi Irigibel. Cuatro décadas nada menos separan sus cuentas goleadoras y GARA los ha reunido dos días antes.

Reunir a Patxi Irigibel, José Manuel Echeverría y Ante Budimir para hablar del fútbol de los años ochenta del pasado siglo y del actual es un auténtico lujazo. El encuentro se produce en los exteriores de El Sadar, donde dos viejos amigos vuelven a saludarse de manera efusiva y el croata conoce en primera persona a sendos delanteros que marcaron una época en el club navarro.

El acontecimiento merece inmortalizarse y, tras las pertinentes fotos de rigor a pie de césped del estadio iruindarra, NAIZ mantiene una charla amigable con tres artilleros que ya forman parte de la historia de la entidad rojilla. Les separan cuatro décadas, en las que solo Jan Urban había podido rebasar los números goleadores de Echeverría e Irigibel. Budimir lo ha conseguido este domingo y tiene a tiro la marca del polaco, del que ahora solo le separan ocho tantos.

 

Cuarenta años que pueden parecer una distancia muy larga en el tiempo teniendo en cuenta que durante ese periodo por Osasuna han pasado atacantes consagrados, pero que no han alcanzado semejantes guarismos. «Me alegro de estar aquí con dos personas que son historia del club y compartir los mismos goles que ellos, aunque lógicamente quiero marcar más y jugar más partidos», comenta agradecido el ariete balcánico.

«Me alegra que venga gente detrás y mejore nuestras cifras porque redunda en beneficio del club», remarca el goizuetarra

 

Admite que a medida que se ha aproximado a sus estadísticas ha prendido el interés por conocer más de Irigibel y Echeverría, a quienes no parece importunarles que sus cifras anotadoras se vean franqueadas. «No es algo que me rompa la cabeza, al contrario, me alegra que venga gente por detrás y mejore nuestras cifras porque eso redunda en beneficio del club», expone el goizuetarra.

Curiosidades futbolísticas, estos tres tenores del gol coinciden en que se estrenaron con Osasuna en la máxima categoría a una edad ya madura, Echeverría con 28 años, mientras que Irigibel y Budimir lo hicieron con 29.

Irigibel: «Llegamos un poco tarde, pero esa veteranía nos permitió manejarnos con más poso sobre el campo»

 

El que fuese pichichi en dos ocasiones en la categoría de plata reconoce que «llegamos un poco tarde, hubiera sido mejor dos o tres años antes, pero esa veteranía nos permitió manejarnos con más poso sobre el campo». Apostilla quien lució el brazalete de capitán durante unas cuantas temporadas que esa madurez «te permite ver en los partidos muchas más circunstancias del juego, que pones al servicio del equipo».

Mayor permisividad defensiva

Toca entrar a analizar si era más complicado meter goles hace cuatro décadas o en la actualidad. Difícil cuestión. «Marcar en Osasuna siempre ha sido complicado, porque lo primero que tocaba era defender», avanza sobre la cuestión Echeverría, mientras que Irigibel tiene claro que la permisividad defensiva que permitían los árbitros de la época no solo obstaculizaba el trabajo de los delanteros, sino que en ocasiones acaba con sus huesos quebrados camino de un centro hospitalario.

El delantero iruindarra recuerda el episodio en el que un afamado central ya fallecido le propinó un codazo que le rompió el arco ciliar –zona ósea que rodea a los ojos–, un suceso que, horas más tarde, derivó en trifulca cuando el que años después sería presidente de Osasuna, Javier Miranda, fue al hotel de concentración del equipo rival para afearle la acción al defensa.

Tras varios meses en el dique seco, cuando ambos jugadores volvieron a verse las caras en otro encuentro, «antes del lanzamiento de un corner, me dijo: “Te voy a mandar al hospital como la última vez”». Así se las gastaban, «ante la dejadez de algunos árbitros», rememora.

Irigibel, Budimir y Echeverría charlan amigablemente en el exterior de El Sadar. (Iñigo URIZ | FOKU)

Capítulos de agresiones aparte, lo que no dudan en ratificar los dos veteranos exfutbolistas es que los delanteros actuales están dotados de una calidad técnica muy superior. «En nuestra época teníamos un balón para 22 y todo lo demás era correr y correr. Lo tocábamos el jueves y el resto de los días el utillero lo guardaba como oro en paño. A mí me encanta cuando Budimir se planta ahora delante del portero y se la pica, nosotros no podíamos arriesgarnos a fallar con una ejecución así, buscábamos los lados del guardameta», explica Irigibel.

Echeverría matiza, sin embargo, que hay algunas cuestiones en la expresión del fútbol actual que no le acaban de convencer, por ser excesivamente encorsetado. «Que no se entienda como una crítica a los entrenadores, pero echo en falta que los equipos se desmelenen, que se salgan un poco del guion establecido. Todo está muy controlado y estudiado, no hay capacidad de sorpresa. Antes, aunque hicieses un partido malo, siempre tenías un tramo de 15-20 minutos en el que achuchabas al contrario y la gente te empujaba desde la grada. Ahora hace falta ir por detrás en el marcador para que esto ocurra», subraya.

Así era el juego de los «indios», como catalogaban el estilo del Osasuna de los ochenta, que salía a comerse al adversario y que le permitió dar más de un disgusto a los equipos grandes en El Sadar, algo que cada vez se produce con menor asiduidad, al haberse agrandado la brecha con los clubes poderosos. «El Barcelona se nos daba bien», evoca un Irigibel que hizo hasta dos dobletes al cuadro blaugrana. Otros no tanto, como el Atlético o la Real, que entonces se encontraba en todo su esplendor. «Nunca le conseguí marcar un gol», apunta. «Ya somos dos, tampoco lo he hecho en partido oficial», coincide Budimir. «Tú aún tienes tiempo de hacerlo, yo no», responde con sorna Irigibel.

Hogar deportivo

Antes de llegar a Osasuna, Budimir pasó por un sinfín de equipos. Baste con decir que, además de en el campeonato de su país, también ha jugado en la liga austriaca, alemana e italiana. Sin embargo, en ninguno de ellos duró mucho tiempo, pese a que dejó su impronta de goleador. Por contra, en Iruñea parece que ha encontrado su hogar deportivo, siendo esta su cuarta temporada en el club rojillo, con quien renovó hasta 2027 el pasado octubre.

Budimir: «En otros equipos no me he quedado muchos años pero aquí estoy muy a gusto, y también mi familia, y eso se nota»

 

«Es cierto que no me he quedado muchos años en equipos anteriores y que he cambiado bastante de lugar, pero aquí estoy muy a gusto, no solo yo, también mi familia, y creo que eso se nota cuando salgo al campo», ratifica el de Zenica. Esa estabilidad le ha permitido recuperar su mejor nivel y apunta a que estará en la Eurocopa con una Croacia en la que últimamente ha anotado importantes tantos para su selección. «No tengo nada garantizado, pero si mantengo mi actual forma y estado físico puede que ello me acerque a jugar ese torneo, que sería una cosa máxima para mí», confiesa.

Y también contribuir a que en lo que resta de temporada, una vez vividos los episodios de Conference, Supercopa y Copa, «sumar el mayor número de puntos posibles para alejarnos de la zona de peligro e intentar volver a tener un mayo ilusionante». No será tarea sencilla. «Repetir lo del año pasado es muy difícil –añade Echeverría–, te embarcas en muchas competiciones y eso te dispersa. Ahora el equipo podrá centrarse». Coincide Irigibel en que «el objetivo claro es permanecer en Primera y, a partir de ahí, subir otros escalones serán bienvenidos».

Los tres grandes goleadores rojillos posan junto al escudo del club navarro. (Iñigo URIZ | FOKU)

Aparte de los jugadores, el principal artífice de esos éxitos ha sido el cuerpo técnico, encabezado por Jagoba Arrasate. «Es el idóneo y el adecuado, lo está haciendo francamente bien. Entonces, ¿por qué no ha de seguir», defiende Irigibel. Echeverría va más allá: «A mí me gustaría que fuera nuestro Guy Roux (entrenador alsaciano que dirigió al Auxerre entre 1961 y 2005)».

Sus mejores goles

La conversación está llegando a la hora de duración y toca finalizar. La pregunta es obligada. ¿Cuáles consideráis que son vuestras mejores dianas? Irigibel tira de socarronería. «El tercer gol con el que le ganamos al Barcelona en abril del 82 en el minuto 88». Y se ríe. «Es el que más me recuerdan por la calle», amplía. Habla del famoso tanto que inició Clemente Iriarte botando una falta lateral con el exterior, peinó de cabeza el ariete y acabó introduciendo el balón en la redes «mi amigo Lumbreras». Los aficionados todavía le adjudican un gol que no marcó, aunque su contribución a aquella histórica victoria fue esencial, pues fue el autor de las dos anteriores dianas rojillas.

Echeverría elige el que anotó justo un año después al mismo rival azulgrana. «Era la última jornada y, si no ganábamos, podíamos descender. Aquel equipo tenía en sus filas a Urrutikoetxea, Alesanko, Migueli, Periko Alonso, Maradona y Carrasco. Casi al final, me hicieron una falta y estuve un buen rato en el suelo, perdiendo algo de tiempo. Recuerdo que el Lobo me dijo: “Venga, levántate, viejo. Que estás muy viejo”. Al final, ganamos, que era lo realmente importante».

Budimir recuerda sus primeros goles con Osasuna. «Metí dos al Granada para ganarle aquí (3-1), también al Eibar casi en el último minuto (2-1) y uno fuera al Levante (0-1). Y también los dos goles al Girona (2-1)». Una pena, no hay tiempo para más, pero ha sido un auténtico placer.