Durante los últimos meses, una ola de noticias en torno a inversores que están viendo peligrar su dinero tras haber adquirido participaciones preferentes está asaltando las oficinas de consumidores. Una situación que hace recordar al «corralito» en Argentina y que, según informa Lucía Fernández, coordinadora de la Asociación de Usuarios de Cajas, Bancos y Seguros de Euskadi (Adicae), ha dejado alrededor de 5.000 afectados solo en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, mientras en Nafarroa están comenzando a salir a la luz cientos de casos más.
El perfil predominante entre los afectados es en un 90% el de personas mayores, generalmente jubilados y pensionistas que encajan con la imagen de pequeño ahorrador. «La mayoría adquirieron participaciones preferentes tras atender la llamada de su entidad bancaria, que ofrecía el producto como un depósito a plazo fijo, seguro, con un interés muy bajo y con la seguridad de que se podía recuperar al dinero en cualquier momento. Vamos, un producto en el que se podía confiar», explica Fernández.
Una definición que poco tiene que ver con la que ofrece la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que indica en una ficha de atención al consumidor que se trata de productos de carácter perpetuo y de rentabilidad generalmente variable. Concreta que se trata de «un instrumento complejo y de riesgo elevado».
Ahora, cuando los consumidores se dirigen a los bancos y cajas con la intención de recuperar ese dinero, la respuesta de las entidades es que no va a ser posible. El procedimiento para recuperar el dinero pasa por poner en venta esas participaciones. Desde Adicae explican que los bancos afirman que es imposible ponerlos en venta «amparándose en la interpretación interesada de unas instrucciones dadas por la CNMV y el Banco de España». De este modo, los ahorros de miles de consumidores quedan bloqueados.
La coordinadora de Adicae-Euskadi explica que la entidad financiera intenta entonces encajar otro tipo de producto a los consumidores en forma de canje por las participaciones preferentes. La mayoría de las veces se suele ofrecer a los consumidores convertirse en accionista, opción que los consumidores suelen rechazar, y por lo tanto, no recuperan su dinero.
Lucía Fernández apunta que hay casos más graves como el de la Caixa, ya que mientras es la entidad que más participaciones preferentes ha colocado a sus clientes, es la que peores alternativas presenta. Así su oferta consiste en un producto en el que menos del 30% son acciones y el 70% son obligaciones subordinadas.
La principal razón para que se hayan multiplicado los casos de ahorradores afectados por el caso de las participaciones preferentes es, según Adicae, la falta de información a la hora de presentar el producto. Algo en lo que coinciden los expertos, que denuncian que estos productos se ofrecían como si fuera renta fija y resaltando su atractivo interés pese a que, detrás de esta cortina de humo, se ocultaba una nula preferencia y un riesgo alto de pérdidas.