El presidente egipcio, Mohamed Morsi, anunció para ayer mismo un alto el fuego, que finalmente no llegó a materializarse y se espera se produzca hoy. La noticia fue confirmada con mayor o menor concrección tanto por Hamas como por el Gobierno israelí que, a pesar de ello, (o por ello) continúan mostrando músculo con ataques físicos y verbales.

Israel siguió castigando desde el aire a Gaza, causando una veintenda de muertos. Hamas replicó y mató a dos israelíes, mientras otros cohetes impactaban en Tel Aviv y Jerusalén.

De madrugada, el Gobierno israelí ha asegurado no estar interesado en un alto el fuego en Gaza, porque esa situación, a su juicio, beneficiaría a Hamas.

«No tengo ninguna duda de que Hamás estaría encantado con un respiro temporal para poder descansar y rearmarse, entonces tendríamos más misiles sobre Israel en una semana o un mes. Nosotros no estamos interesados en eso», ha dicho el portavoz del Ejecutivo hebreo, Mark Regev.

Por su parte, el dirigente de Hamas Ezzar al Rishq ha pedido «calma», ya que todavía no hay nada cerrado. «Debemos esperar hasta mañana», ha apuntado en declaraciones a la agencia de noticias Reuters

Regev, por su parte, ya había desmentido previamente que existiese un acuerdo en firme. «La pelota sigue en juego», ha asegurado a la cadena estadounidense CNN, en unas declaraciones ratificadas también por una fuente egipcia que ha afirmado a Reuters que «las conversaciones todavía continúan».

Desde el comienzo de la operación ‘Pilar de Defensa’, han muerto más de 120 palestinos en Gaza, la mitad de ellos civiles, y el número de heridos ronda ya el millar. El balance de víctimas israelíes se ha elevado a cinco tras el fallecimiento de un militar y un civil por el impacto de un cohete en Eshkol.