Ocho días y 356 kilómetros más tarde, la marcha ciclista contra el tren de alta velocidad ha llegado a su fin en Donostia tras haber recorrido numerosos puntos de Hego Euskal Herria.
Según han explicado, durante esta marcha han constatado la «eficacia y el poder» de la desobediencia para luchar contra el TAV. Por ejemplo, se han colado en las obras sin permiso, han accedido a los trenes sin pagar o utilizando las grúas para airear las reivindicaciones.
De esta manera, han conocido más de primera mano los efectos del TAV tanto en los terrenos afectados como en las personas que luchan por recuperar la tierra expropiada.
Por lo tanto, han insistido en la necesidad de poner fin a este macroproyecto, para lo cual han reafirmado que la desobediencia es el mejor camino.