Etxerat pretende que 2014 sea el año en que se acabe la política de dispersión, como el anterior fue en el que quedaron en libertad familiares que llevaban muchos años encarcelados en virtud de la sentencia de Estraburgo contra la doctrina 197/2006. Estima que debe ser el Ejecutivo español quien dé pasos para acabar con la vulneración de derechos humanos, estrategia –ha apuntado Nagore López de Luzuriaga– con la que el Gobierno de Mariano Rajoy pretende obtener réditos políticos y que parece no querer cambiar a pesar de las decisiones transcendente de EPPK.
La asociación de familiares y amigos de los represaliados confiesa tener un «sabor agridulce» a la hora de hacer un balance del año concluido, pues aunque 119 prisioneros han retornado, 520 continúan dispersados en 79 prisiones; solo seis se encuentran en cuatro cárceles vascas. Además, han resaltado que a la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) le ha seguido una campaña de criminalización «muy dura», que ha tenido como blanco a las decenas de presos liberados, sus compañeros encarcelados y sus familiares. El hostigamiento extremo, han añadido, se produjo en las salidas de prisión de José Antonio López e Iñaki Fernández Larrinoa.
En las cárceles, ha subrayado López de Luzuriaga, «las y los presos han notado un tensionamiento notable en las condiciones del día a día, sufriendo cotidianamente la vulneración de los derechos más básicos». Para realizar su aportación, familiares y amigos no acudirán este fin de semana a las visitas y acudirán a la movilización del sábado en Bilbo, que se aventura histórica, en favor de los derechos de los prisioneros.
En el balance no han olvidado citar las muertes de Angel Figeroa, en prisión atenuada, y Xabier López Peña, rodeada de «oscurantismo» que ha llevado a que hoy en día sus allegados no hayan recibido ningún informe ni documento, «por lo que la aclaración de lo sucedido sigue pendiente. Tampoco ha faltado el recuerdo para la exiliada iruindarra Ana Gastesi, que después de 27 años fuera de casa falleció a los 83 años en Nafarroa Beherea.