«No solo exigíamos respeto a los DDHH y paz, también respuestas conjuntas a estos atropellos»
Tras haber sido consejero de Justicia del último Gobierno de Ibarretxe, volvió a la empresa privada y dejó también la militancia partidista. La jubilación le ha llevado a una nueva activación de su actividad política y social en distintos foros, entre ellos los centrados en la defensa de los derechos humanos de los presos. Azkarraga ha vuelto a las páginas de los periódicos al conocerse que fue la persona que formalizó la convocatoria de manifestación del sábado en Bilbo.
¿Por qué decidió ser la persona que realizara la nueva convocatoria?
El viernes, al anunciarse la prohibición de esta manifestación, se pusieron en comunicación conmigo y me plantearon si estaba dispuesto a respaldar, con mi firma, la convocatoria de una nueva manifestación. Hay ocasiones en las que no puede dudarse. Considero que cualquier otra persona que no está dispuesta a que los derechos de la ciudadanía sean vulnerados hubiera hecho lo mismo que hice yo. No es nada extraordinario. Es un deber ciudadano.
Ha recibido algún ataque, pero también muchos mensajes de apoyo, ¿no es cierto?
Los ataques provienen de una sola dirección y continúan. He de decir que me hubiera preocupado si desde medios de comunicación españoles, de la derecha y la supuesta izquierda, hubieran aprobado mi decisión; por lo tanto, nada nuevo. Sí que algunos han comenzado una especie de cruzada, intentando descalificarme y recurriendo al insulto, pero insisto, mi conciencia está muy tranquila. También es cierto que las expresiones de cariño de muchísima gente compensan tanto insulto y descalificación.
¿Cómo se gestó esta nueva convocatoria ? ¿Le influyó que hubiera un acuerdo entre PNV y Sortu?
Con la decisión que se adoptó presentando con mi firma la convocatoria de una nueva manifestación, lo que se consiguió es garantizar que miles de ciudadanos pudieran manifestarse. Una vez alcanzado el acuerdo entre PNV y Sortu, la manifestación adquirió un carácter, si cabe, más institucional y creo que posibilitó la marea humana que se manifestó en Bilbao la tarde de este sábado. Yo me alegré mucho, como creo que lo hizo la inmensa mayoría de la sociedad vasca, de que las dos fuerzas políticas más importantes de nuestro país lograran ponerse de acuerdo y responder democráticamente ante tanto atropello que se esta cometiendo contra nuestro pueblo. Lo que yo pude aportar con mi firma no es nada comparado con el esfuerzo de quienes. como los componentes de Tantaz Tanta, son los verdaderos artífices de este éxito, junto con el compromiso de Sortu y PNV.
¿Qué análisis hace de la respuesta que dieron los partidos y sindicatos convocantes?
Por supuesto, muy positivo. Pero para mí, y creo que para muchos ciudadanos, lo importante no es tanto el análisis de lo ocurrido, sino el ¿y ahora qué?. Seria imperdonable que después de lo ocurrido en Bilbao perdiéramos la oportunidad de aprovechar el impulso de esta marea a favor de un proceso de paz acordado y pactado. Es, por tanto, la hora de todos. De la ciudadanía y de las organizaciones políticas y sociales. El ``denok batera'', hoy más que nunca debemos hacerlo realidad. No puede haber pasos atrás y, en todo caso, si los hubiera deben de ser para coger impulso. Ha dicho el ministro del Interior que ni una ni dos manifestaciones harán cambiar la política penitenciaria de su Gobierno. No sé si nos está invitando a hacer tres manifestaciones. Creo que este pueblo está muy cansado de tantas provocaciones y está dispuesto a responder democráticamente.
¿Y de la multitudinaria asistencia a la manifestación?
Hacía muchos años que no éramos testigos de una manifestación tan multitudinaria. Pero. lo que es más importante, hacía mucho tiempo, demasiado, que no habíamos coincidido en las calles las dos almas del abertzalismo o nacionalismo vasco unidos. Considero que quienes nos manifestamos en Bilbao no solo estábamos exigiendo respeto a los derechos humanos de las personas presas y una paz definitiva. Estábamos exigiendo también respuestas unitarias ante los atropellos a la libertad y a nuestros derechos. Creo que esos objetivos se cumplieron. Pero no podemos quedarnos en eso y esperar al próximo año para repetirlo. Ahora hay que trabajar día a día para lograr estos objetivos.
Usted está impulsando últimamente iniciativas sociales en favor de los derechos de los presos... ¿por qué?
Pues por eso, porque son derechos que están siendo pisoteados. No estamos solo ante un planteamiento político-ideológico. Estamos ante un problema de vulneración de derechos humanos. Y esto debe comprometernos a todos. Los derechos de los presos son también nuestros derechos. Ignorar esto y mirar hacia otro lado sin comprometernos en su solución sería algo imperdonable.
¿Cuáles cree que han de ser los pasos en este camino?
En primer lugar, creo que ETA debe de seguir dando pasos. Su disolución y entrega de las armas es un paso imprescindible para cargarnos de razón en nuestras revindicaciones. Pero, dicho esto, no se puede estar pidiendo constantemente pasos a una de las partes, mientras el Gobierno. si algún paso da, es hacia atrás. En cualquier país del mundo donde se ha ejercido la violencia política, los estándares de un proceso de paz para su desaparición han exigido de una negociación y de unos acuerdos entre las partes en conflicto. No comparto que se diga que hay dos partes: ETA y el resto. No es así. Hay dos partes que, con intermediación o sin ella, deben de sentarse y acordar un procedimiento ordenado y pautado para la disolución de ETA y la entrega de armas. Y esto es lo que el Gobierno no quiere. Hay que obligarle a iniciar este procedimiento.
A partir de ahí, es imprescindible una nueva política penitenciaria. Hay que humanizar la vida en las prisiones. Hay que dar pasos. Fin de la dispersión; libertad de presos enfermos y libertad de personas que han cumplido tres cuartas partes de su condena. No se está exigiendo nada que no sea el cumplimiento de la ley penitenciaria. Y sin duda se deberá dar un siguiente paso, como es un acuerdo de excarcelación del resto de las personas presas. Habrá que calendarizarlo, pero habrá que hacerlo. No es defendible que con una ETA disuelta -cuando ello se produzca- continúen los presos en las cárceles.
Desde que dejó el último Gobierno de Ibarretxe ha permanecido fuera de la primera plana política, ¿cuál es ahora su situación personal y cómo ve el escenario político actual?
Abandoné la actividad política, aunque no mi preocupación por la política, una vez terminada mi participación en el Gobierno del lehendakari Ibarretxe. Regresé a mi puesto de trabajo y desde hace unos meses estoy jubilado. Es cierto eso que dicen de que una vez jubilado tienes menos tiempo que antes. Me está pasando. Desde entonces estoy colaborando con el lehendakari Ibarretxe en Lehendakari Agirre Center Fundazioa, Unesco Etxea, Bizitza Berria con José Angel Cuerda y en el Foro Ciudadano de Araba por la defensa de los DDHH de las personas presas. Como se ve, no me aburro y encima me queda tiempo para ir al monte con mi perro.
En relación a la política, la veo desde la no adscripción partidista, lo que te posibilita, posiblemente, una mejor percepción. Me preocupa la falta de acuerdos, a excepción de lo ocurrido el sábado, entre PNV y EH Bildu. La percepción que tengo es que no se está sabiendo aprovechar el 70% de representación en el Parlamento Vasco. Y la pregunta que en ocasiones me hago es para qué sirve esta mayoría, si después en Gipuzkoa se quiere acordar con el PSE y en el Parlamento Vasco, también. No creo que estemos todavía en el momento de la disputa del liderazgo en el ámbito del nacionalismo. Creo que deberíamos seguir construyendo cosas juntos, antes de esta disputa. Ya llegará el momento de optar por planteamientos más de izquierda, centro o derecha. Hoy todavía estamos en el tiempo de construir país y, para ello, el acuerdo de base entre abertzales es imprescindible.