Extraña resaca electoral en Catalunya, donde el vencedor de la jornada, ERC, prefirió quitarse méritos y los dos grandes perdedores, PSC y PP, miraron para otro lado, si bien esto último resulta más habitual. Vayamos por partes. El centro de atención se situó en la sede de los republicanos, que por primera vez desde la República ganaron unas elecciones. Pese a ello, prefirieron no sacar pecho, conscientes de la herida abierta en el principal compañero de viaje en el proceso soberanista, CiU. De hecho, el líder de ERC, Oriol Junqueras, aseguró a primera hora de la mañana que el Govern no se había debilitado con los resultados, sino que era «más fuerte que nunca».
Pese a la alegría de la parroquia republicana, el mensaje oficial está claro: el vencedor de las elecciones de ayer fue el proceso soberanista, no Esquerra. Un mensaje, que además de no hurgar en la herida convergente, sirve también para liberarse de hipotéticas responsabilidades en un día en el que, inevitablemente, la posibilidad de entrada de ERC en el Govern volvió a estar encima de la mesa. Junqueras se limitó a señalar que si el proceso lo requiere, lo harán, por lo que se trata de una posibilidad a tener en cuenta sobre todo de cara al otoño. Una entrada en el Govern que pondría en las manos de los republicanos varias patatas calientes que hasta ahora han podido esquivar, como la de los Mossos d'Esquadra, que ayer mismo volvieron a hacer de las suyas en el desalojo del Centro Social Autogestionado Can Vies, todo un referente con 17 años de vida en Barcelona.
Desde CiU también quitaron hierro a la victoria de ERC, y para ratificar las palabras de Mas el domingo por la noche -en las que señaló que el proceso seguía adelante- fue ni más ni menos el líder de Unió y azote de los republicanos, Josep Antoni Duran i Lleida, el que compareció ayer para exigir una reacción al Gobierno español y reivindicar que «el pueblo de Catalunya tiene que poder decidir lo que quiere».
En el otro extremo, PSC y PP, perdedores de la jornada por goleada -los primeros se dejaron 21 puntos porcentuales y los segundos nueve- prefirieron seguir el guión que tenían escrito antes del domingo, evitar la viga que les cayó encima y concentrarse en la paja de CiU, cuya derrota no fue, en realidad, tan dolorosa, ya que consiguió 100.000 votos más que en 2009.