El president de Catalunya, Artur Mas, ha comparecido esta mañana de forma extraordinaria en el Palau de la Generalitat para dar cuenta de las decisiones tomadas en los últimos días de mutuo acuerdo con el expresident Jordi Pujol, después de que el último confesase su fraude fiscal durante 34 años. Así, Mas ha confirmado, como se esperaba, que Pujol deja de forma automática sus cargos honoríficos como presidente fundador de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y de CiU. Mas y Pujol también han acordado la renuncia del expresident a su oficina institucional y a sus retribuciones.
Mas ha informado de que las reuniones con Pujol se celebraron tanto el mismo viernes en el que se conoció la confesión como ayer y ha asegurado que el expresident «ha dejado las cosas fáciles» porque quiere «seguir ayudando al país».
El president ha rechazado en un inicio valorar los sentimientos que le producen la confesión del que él mismo ha calificado hoy como su «padre político», aunque a medida que han ido realizándose las preguntas, ha asegurado que «el dolor personal es muy grande, inmenso» y ha explicado que lo que siente no es rabia, sino «compasión».
En cualquier caso, Mas ha querido reivindicar los «60 años de Pujol al servicio del país» y ha considerado que cuando todo esto pase, «en el juicio de la Historia, Pujol tendrá sus manchas, pero también sus grandes aportaciones». «23 años de presidencia no se olvidan de un día para otro», ha añadido.
«El país sigue adelante»
Mas no ha querido entrar a valorar cómo puede afectar la revelación de Pujol a la reunión que mañana mantendrá con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, pero ha pedido que «no se caiga en decir que esto interferirá en lo que pasará en los próximos meses». «El país sigue adelante y la hoja de ruta está definida, aquí no se para nada».