En un escrito, que ha sido entregado al obispo, los firmantes señalan que la situación de la Diócesis de Donostia es «cada vez más penosa» y acusan a Munilla de conducirla en «una dirección arriesgada y sin salida».
Los promotores han afirmado que entre los firmantes del documento, titulado «Carta al obispo José Ignacio Munilla» y fechado el pasado día 14, aunque difundido este martes, se encuentran cinco arciprestes y 42 párrocos junto a un grupo de sacerdotes coadjutores y jubilados.
En la carta, afirman que Munilla «ha traído la división a nuestra Diócesis» y denuncian «la situación cada vez más penosa de nuestra Iglesia».
Los sacerdotes recuerdan a Munilla que el papa Francisco «ha dejado bien claro cuáles han de ser las actitudes y comportamientos de un responsable de la Iglesia: ha de saber escuchar y tomar en cuenta las opiniones de los creyentes, acoger y hacer suyas sus preocupaciones, estando próximo a ellos».
Sin embargo, afirman, la actuación del obispo Munilla «es muy otra y está haciendo mucho daño a nuestra Diócesis», y, «al parecer, considera que la Diócesis es un ‘feudo’ suyo y puede hacer lo que quiere y como quiere en ella».
En el documento, censuran que Munilla «no ha tenido para nada en cuenta las líneas pastorales y la actuación que llevaba la Diócesis desde 1980». Como ejemplo, ponen el trasladado del Seminario de Gasteiz a Iruñea, «en contra del posicionamiento del Consejo Presbiteral, algunos escritos, actividades y homilías en torno a la pacificación de nuestro pueblo, la marginación o eliminación de un buen número de responsables, trabajadores y profesores que no eran de su gusto, y la aceptación sin más de sacerdotes procedentes de otras Diócesis, especialmente de Toledo».
Euskara
Por otro lado, señalan que, «cuando la sociedad guipuzcoana es cada vez más euskaldun, en la Diócesis el castellano se hace cada vez más presente».
A su entender, como resultado de estas actuaciones, la Diócesis «está desfigurándose y deshaciéndose» y «muchos cristianos se sienten fuera de lugar en el estilo de Iglesia que el obispo Munilla está implantando».
Tras reconocer que el obispo es «el responsable primero de la Diócesis», advierten de que no es «el único» porque «en la comunidad cristiana todos somos corresponsables», por lo que «un obispo que no tiene en cuenta todo esto, no puede guiar, animar y aunar nuestra Diócesis».
Según recuerdan, pronto se cumplirán cinco años de la toma de posesión episcopal de José Ignacio Munilla en la Diócesis y, a lo largo de este tiempo, «la división y desconfianza han ido creciendo en ella». «¿Hasta cuándo va a durar esta situación?», se preguntan.