El sábado, mientras miles de orangistas desfilaban por las calles de Edimburgo, independentistas colapsaron la calle Buchanan de Glasgow, rompiendo con lo establecido hasta la fecha y presentando una descarga de adrenalina que la campaña demandaba. Y no solo en Glasgow, según cifras de la campaña Yes Scotland, 35.000 activistas recorrieron las calles de toda Escocia durante ese día, tratando convencer a los todavía indecisos.
La capital escocesa se vio invadida el sábado por hordas orangistas. Muchos llegados desde Irlanda o Inglaterra se presentaron en Edimburgo «en defensa de la unión». Autobuses de otros rincones de Escocia descargaban manadas que vestían camisetas del Rangers o trajes completos de la Union Jack, que recordaban al Tío Sam. Recorrieron gran parte de la ciudad en un desfile mientras que los seguidores jaleaban desde las aceras. El cálculo oficial cifró en 12.000 personas la asistencia al desfile orangista.
La ultraderecha británica hizo su acto de presencia en la campaña. Si el viernes fue el excéntrico líder de UKIP, Nigel Farage, quien visitó Glasgow, el sábado el mensaje fue claro. La propaganda que repartían quienes acompañaban a los tambores dejaba clara la unión que defienden: «Bretaña primero», «Deportad a los predicadores de odio» o «Cerrad fronteras a la inmigración masiva».
Desmarque del unionismo
A sabiendas de la poca empatía que transmiten estos grupos en Escocia, la campaña «Better Together» se quiso desmarcar desde el primer instante de estas movilizaciones. Sin embargo, durante el recorrido se pudieron observar multitud de banderas, chapas y estampas de la campaña unionista oficial. De hecho, distintas voces de la campaña independentista aseguraron que la marcha orangista fue «un nuevo impulso hacia la independencia».
El rechazo hacia la ultraderecha es notable en Escocia y cuando el resultado final parece estar en manos de laboristas todavía indecisos, puede que una demostración de unionismo por parte de grupos extremistas sea contraproducente y dé aire al soberanismo. Lo mismo que la visita que el premier británico, David Cameron, realizará hoy a tierras escocesas. Mientras los defensores de la unión se concentraban en Edimburgo, los soberanistas mostraron músculo el sábado en Glasgow y ayer en la capital. La campaña independentista colapsó la céntrica calle Buchanan de Glasgow, en lo que para muchos activistas supuso una «reactivación de adrenalina». Así lo explica Liam Farrell, miembro de Radical Independence Canpaign en Glasgow: «Llevamos meses de trabajo, semanas sin dormir, necesitaba esta demostración de fuerzas para recargar pilas de cara a los cuatro intensos días que nos quedan por delante».
El mensaje de ambos bando, al igual que a lo largo de los dos últimos años, fue otra vez contrapuesto. Mientras el unionismo volvía a ofrecer una cara negativa, quienes apuestan por el «Yes» ofrecieron una dosis de ilusión. «Más allá de los motivos por los que vaya a votar por el Sí, ver las caras de unos y otros, refleja quienes apuestan con pasión por un futuro mejor y quienes no».
La campaña unionista se sigue agarrando a la última oferta de devolución. Mientras critican que la independencia es un salto a lo desconocido, debido a que muchos de los debates como la moneda o la pertenencia a la Unión Europea no han sido cerrados, su oferta concreta de devolución de poderes no se ha concretado en nada a falta de tres días de la votación.
El resultado es incierto, pero la movilización popular lograda por Yes Scotland ha demostrado a ambas partes que el cambio de políticas es necesario y urgente para Escocia. En tres días se enfrentan la ilusión de quienes desean ver un cambio en Escocia y quienes temen perder los privilegios de la unión. Y todavía queda mucho por hacer.
Alex Salmond no piensa convocar otro referéndum
El ministro principal escocés, Alex Salmond, aseguró ayer que el referéndum sobre la independencia «es una ocasión única para una generación, quizá única en la vida». Estas declaraciones han sido interpretadas como una negativa del premier escocés a convocar otro referéndum en caso de que el «No» se imponga este jueves.
Finalmente, Salmond anunció que ya se está trabajando en la formación de un equipo de técnicos que se encargarán de la gestión con las autoridades de Londres para llevar a cabo la independencia tras una victoria del «Yes».
Por otra parte, afirmó haber iniciado una ronda de contactos con otros miembros del club europeo como el Gobierno español, el francés o el belga, para asegurar su membresía: «Estamos dentro, pero obviamente, tenemos que negociar nuestra posición con el resto de miembros». A.A.