Urnas, colas y emoción, crónica de una mañana desobediente en Catalunya
Con la tranquilidad de quien está convencido de lo que hace, miles de catalanes han ignorado hoy la suspensión del Tribunal Constitucional y las amenazas de la Fiscalía y se han lanzado a votar sobre la independencia de su país. Lo han hecho desbordando la mayoría de las 6.695 locales abiertos sin mayores incidentes.
«Tanto 9N, tanto 9N y al final me he emocionado, joder». Un hombre que confiesa no votar habitualmente, intenta reprimir las lágrimas tras depositar su voto en una de las 6.695 urnas abiertas hoy en toda Catalunya. Ha marcado las dos casillas de la papeleta. Sí a la primera pregunta –¿Quiere que Catalunya sea un Estado?– y Sí a la segunda –¿Quiere que este Estado sea independiente?–. A su lado, otro vecino que todavía no ha podido votar, le pregunta: «¿Qué se siente?».
Conversaciones parecidas se han podido escuchar en todos los locales de Barcelona, en muchos de los cuales las colas de votantes seguían ocupando varias decenas de metros –en algunos casos bastante más– al mediodía, cuatro horas después de la apertura de los colegios, que se ha producido sin mayores incidentes, más allá de alguna cerradura siliconada.
El goteo de votantes no ha cesado en toda la mañana según ha podido comprobar NAIZ en numerosos locales de participación de toda Barcelona, desde el centro de la ciudad, hasta polos opuestos de la ciudad como Nou Barris y Pedralbes. La comparación entre estos dos distritos, el más rico y el más pobre de Barcelona, sirve, sin embargo, para comprobar el carácter eminentemente popular de la jornada de hoy.
En Nou Barris, Xavier Messeguer, responsable de un centro de votación, aseguraba que están «superando todas las expectativas». «La gente besa la papeleta, se saca fotos con ella, se ve que se ha creado ilusión en un barrio trabajador como el nuestro», añade. Mientras tanto, en la escuela Joan Boscà, en Pedralbes, a apenas un centenar de metros del cuartel militar del Bruc, la escena era más tranquila. Marina recordaba que «no es un lugar muy poblado» y aseguraba que se contentaba con que siguiese viniendo gente a lo largo de todo el día y que de «del cuartel de al lado no salga nadie». Eso sí, en Nou Barris todos han ido a pie al colegio. En Pedralbes, muchos llegaban en grandes 4x4.
En el centro y el Eixample de la ciudad prácticamente todos los colegios presentaban largas colas en las puertas. Es el caso de la Escola de la Concepció, en la calle Bruc, donde las voluntarias Núria Domingo y Àngels Graells no daban abasto para atender a todos los votantes que llegaban. A las 12.30, la cola salía a la calle y se alargaba durante unos cien metros. Pero Domingo no pierde la alegría: «La gente viene emocionada por poder votar para conseguir la independencia». La prueba, un emocionado Lluís confiesa que que «es la votación más importante de su vida», pero que no se le escapa la lágrima por eso, sino porque «es la primera vez que mi hija de 17 años puede votar».
Estampas que no hay más que navegar un rato por las redes sociales –el HT #OmplimLesUrnes ha sido Trending Topic mundial durante toda la mañana– para ver que se repiten en pueblos y ciudades catalanas. Y que se seguirán repitiendo durante la tarde. A las 13.00, 1.142.200 catalanes habían votado ya en la consulta alternativa