Tras el 0-0 de la ida, el Athletic está prácticamente obligado a ganar y el Málaga a no perder para no quedarse en el camino o tener que decidir quien estará en semifinales en la siempre agónica e impredecible tanda de penaltis.
El premio del pase empieza a ser ya muy valioso: quedarse a un peldaño, en el que el vencedor se mediría al ganador del Espanyol-Sevilla, de una final de Copa que posiblemente lleve acarreada una plaza europea.
El Athletic, no obstante, llega a la cita no solo preocupado por alcanzar su enésima final copera, sino también necesitado de una mejoría en sus prestaciones que le haga reanimarse en un momento muy delicado de juego y resultados en Liga que se traduce en solo dos puntos sumados de los últimos 21 puestos en juego.
La marca de 31 goles marcados en los 33 partidos oficiales que lleva jugados en esta temporada, menos de un gol por partido, habla con claridad de los problemas que tiene ante la meta rival. Una sensación de incapacidad ofensiva que aumenta al conocer, además, que la mayoría de esos goles han sido a balón parado.
Aritz Aduriz, sostén goleador el año pasado de los de Ernesto Valverde, no mantiene en 2015 su extraordinario acierto de 2014, y apenas Mikel San José se ha sumado a una faceta en la que se espera una mayor aportación de jugadores como Markel Susaeta, Iker Muniain, Ibai Gómez, Borja Viguera o Beñat Etxebarria.
Algunos de ellos estarán en un once en el que su técnico realizó el domingo en Liga hasta seis cambios. Aún así menos que Javi Gracia en el Málaga, que hizo ocho.
Todavía no ha dado Valverde pistas sobre sus intenciones, pero mañana saldrán seguro de inicio Iago Herrerín, el portero de la Copa, y Muniain, sancionado en las dos últimas jornadas ligueras. Es de esperar que junto a ellos esté también el bloque básico del equipo rojiblanco, los Laporte, Rico, Susaeta, Aduriz y compañía.
Las dudas en el Athletic se centran, a priori, en si será titular Iraola, lo que enviaría a De Marcos a la media punta; si San José dejará de nuevo a Iturraspe en el banquillo o jugarán los dos, el navarro de central; y si será de la partida el canterano Williams, que ha ofrecido hasta ahora mejores sensaciones que rendimiento.
El Málaga, por su parte, acomete el partido con la intención de alcanzar por primera vez en su historia una semifinal de la Copa y la confianza que le da saber que repetir el 1-1 liguero del domingo en San Mamés le permitiría superar la eliminatoria.
Aunque el conjunto de Gracia no ha iniciado demasiado bien 2015, en el que suma dos puntos en la Liga, con dos empates -ante el Villarreal y el Athletic-, de doce disputados. En cambio, en la Copa superó en los octavos al Levante con un 2-0 como local y un 3-2 adverso como visitante.
La ilusión y el sueño de estar en la semifinal está latente tanto en la afición como en el club malagueño y en la plantilla malaguista, que quiere hacer historia, pero saben que va a sufrir en el nuevo San Mamés pese a que los bilbainos no desarrollan hasta el momento una buena temporada.
Gracia contará nuevamente con el centrocampista Ignacio Camacho, que reapareció el pasado domingo tras un mes lesionado, y con el central Weligton Robson Pena de Oliveira, que volvió a jugar en la Copa ante el Athletic después de un mes y medio de baja por un problema físico. También podría reaparecer el defensa Sergio Sánchez tras algo más de dos meses de baja por una lesión muscular.
Los dieciocho jugadores que convocados para viajar a Bilbo son los guardametas Ochoa y Kameni; los defensas Rosales, Torres, Angeleri, Weligton, Sergio Sánchez y Antunes; los centrocampistas Samu García, Duda, Recio, Camacho, Tissone, Horta y Castillejo; y los delanteros Javi Guerra, Juanmi y Amrabat.
Son novedades respecto a la ida copera del miércoles pasado Sergio Sánchez, Antunes, Javi Guerra y Camacho, que entran por el defensa Arthur Boka y tres centrocampistas, Juanpi Añor, Luis Alberto y Sergi Darder.